"Superman: Speeding Bullets" (1993): cuando el Hombre de Acero fue Batman
Desde su creación los Elseworlds han permitido a guionistas y dibujantes echar a andar su imaginación y explorar más allá de los cánones que todos conocemos, abordar ideas desde otro punto de vista al hacer pequeños cambios en los hechos que muchos damos por sentado.
Dentro de este tipo de historias, conceptualmente Superman debe ser de los personajes más “fáciles” para realizar un Elseworld debido a su conocido origen y las posibilidades que este ofrece. Uno de los ejemplos más conocidos es Red Son que nos muestra que hubiera pasado si en vez de caer en Kansas, USA, el cohete que lo trajo se hubiera estrellado en Ucrania, URSS.
Pero 10 años antes del Superman comunista hubo una historia guionizada por J.M. DeMatteis y dibujada por Eduardo Barreto que exploró otra posibilidad con respecto al hombre de acero y que enlazó su historia con el que debe ser el otro personaje más reconocido de DC Comics, Batman, haciendo una amalgama de sus mitologías para intentar responder una interesante pregunta:
¿Qué hubiera pasado si los Wayne hubieran sido los que encontraron la nave que trajo a Kal-El a este planeta?
La historia comienza como toda historia de los orígenes de Superman, con la explosión de Krypton y el cohete que lo lleva atravesando la galaxia como una bala para estrellarse en la Tierra donde es encontrado por los Thomas y Martha Wayne en compañía de su fiel mayordomo Alfred, quienes al descubrirlo en su interior deciden quedárselo y educarlo como si fuera su hijo llamándolo Bruce. Al descubrir el extraordinario potencial que tiene este “niño de las estrellas” Thomas decide educar su mente y Martha cultivar su corazón para que aspire a algo más, a algo más elevado que puede el día de mañana inspirar a los demás sin revelarle nunca su origen ni cuáles son sus verdaderas capacidades, aislándolo en la mansión Wayne pero dándole todo el amor y cariño que cualquier niño recibiría de sus padres.
Todo es felicidad en su vida hasta que llega el inevitable y fatídico día que todos conocemos, el robo en el callejón y la posterior muerte de los Wayne por parte de un ladrón, solo que esta vez las cosas toman un camino distinto al habitual. Y sí, termina transformándose en Batman pero esa no es la gracia ya que lo interesante es cómo lo hace, que pasa una vez que lo hace y las consecuencias que tiene en este mundo que un pequeño cohete extraterrestre no haya caído en Kansas.
Como dije anteriormente “Speding Bullets” mezcla las historias de Superman y Batman sacando a relucir tanto la esencia como motivaciones de cada uno a través de una historia entretenida y que evoca nostalgia por cómo eran los personajes en la época que se publicó esta historia (1993). Nos presenta a un Batman violento, casi inhumano motivado por la venganza y sed de justicia debido a la muerte de sus padres que usa sus poderes durante la noche para difundir el miedo entre el bajo mundo de Gotham pero también a un Bruce - Ka-El - inspirador que durante el día hace todo lo posible por ayudar a los demás y sacar adelante la ciudad tratando de liberarla de su más grande enemigo amalgamado.
Esa dicotomía entre el día y la noche, inspiración vs miedo, es lo que me resulto atractivo de esta historia, una dicotomía tan potente que en algún punto debía estallar y uno de los dos lados debía necesariamente prevalecer por sobre el otro. Mostrándonos lo que nunca debemos olvidar, Ka-El siempre va a ser el que termina inspirando sea cual sea su nombre terrestre y por muchos que sean sus momentos oscuros siempre la luz dentro de él saldra para iluminar a los demás.
El guion de J.M. DeMatteis es bastante fluido ya que para ser un one-shot de 48 páginas suceden muchas cosas y estamos constantemente atentos a lo que sucederá, casi no existen momentos lentos y los que hay son completamente necesarios para que los personajes reflexionen sobre lo que esta ocurriendo. La historia esta vista desde la perspectiva de un conocido personaje que no es el protagonista y que descubrimos casi al final de la historia, dándole un toque interesante al relato y siendo bastante útil al momento de servir de narrador y agilizar la historia sobre todo cuando se cuentan los orígenes que todos conocemos.
El arte de Eduardo Barreto es bueno, las expresiones de los personajes que dibuja son convincentes ya que logran transmitir correctamente lo que deberían sentir en ese momento. El diseño de personajes está basado en que tenían los cómics al momento que se publicó esta historia - principios de los 90’ - y es por eso que para los lectores más nuevos puede ser un poco raro ver por ejemplo a Lex Luthor "gordo" o a Lois Lane colorina/castaña claro con un look similar al de “The Death of Superman”.
Lo anterior no hace sino reforzar que toda esta historia está ambientada en un contexto de finales del siglo pasado que para algunos puede resultar obsoleto y que para otros puede resultar maravilloso como ejercicio de retrospectiva a cómo eran las cosas en esos tiempos.
En mi experiencia personal, como fanático del concepto de Elseworlds ésta no deja de ser una lectura interesante tanto como fanáticos de Batman como para fanáticos de Superman por las interpretaciones que cada uno puede sacar de su personaje favorito, verlos en un contexto distinto al habitual que permite apreciar mejor algunas cosas que no vemos muy amenudo