"Miss Peregrine's Home for Peculiar Children" de Ransom Riggs
Niños con habilidades especiales que son perseguidos por criaturas oscuras. Un joven que busca resolver un misterio familiar. Un refugio en mitad de la segunda guerra mundial. Adultos que se convierten en aves. Viajes en el tiempo. Bombardeos. Muertes. Persecuciones. Temor. Bienvenidos a la última saga de literatura juvenil, en este caso, no distópica (se agradece)
Hace veinte años, el mundo tenía una postura única y claramente definida. Los niños y adolescentes nunca más volverían a tener los libros como fuente de entretención importante. La batalla estaba perdida; no había forma de que un conjunto de hojas impresas pudiera superar la viveza, el dinamismo y los colores del cine, la televisión y los videojuegos.
Eso, hasta que en 1997 apareció un niño huérfano inglés llamado Harry Potter.
Más allá de la calidad de la obra de J.K. Rowling, el joven estudiante de mago logró un truco que sorprendió a todo el mundo: hacer que los niños occidentales (de todas las edades, ubicaciones geográficas, razas y credos) apagaran sus dispositivos electrónicos y se introdujeran en las páginas de los libros de la serie. Más aún, cada nuevo lanzamiento se convirtió en un evento solo comparable con el estreno de una película de una saga, con gente disfrazada en las librerías esperando que el nuevo volumen se pusiera a la venta, con padres e hijos esperando que dieran las doce de la noche para que el nuevo tomo se pusiera a la venta, y así sucesivamente. Para tener una idea de la magnitud del fenómeno, desde el año 2000 en adelante (cuando se publicó el volumen 4), solo en USA se vendían más de diez millones de copias de cada libro en las primeras 24 horas de ventas (ninguna película es capaz de cortar diez millones de entradas en 24 horas)
La transición de la literatura al cine no esperó, repitiendo el éxito comercial y convirtiendo a Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint en rostros equivalentes a los de Mark Hamill, Carrie Fisher y Harrison Ford casi un cuarto de siglo antes. Negocio redondo para la editorial, que sumó más de quinientos millones de ejemplares vendidos en más de setenta idiomas. Y para el estudio cinematográfico, que totalizó –solo en cines- más de cinco mil millones de dólares en entradas, con un costo de producción total de poco más de mil millones. Y ni hablar para la señora Rowling, que pasó de ser una indigente que escribió sus libros en cafés a una de las fortunas particulares más grandes del Reino Unido.
Sin duda, para quienes hemos gustado de leer toda la vida, esto fue algo bueno. Todo el mundo estaba leyendo y, por supuesto, en muchos casos un Harry Potter sería reemplazado por otros libros de otras temáticas y autores diversos. El “bichito” de la lectura ya estaba instalado y no saldría nunca más. Fin de la discusión: el libro y la PlayStation son complementarios, y pueden coexistir pacíficamente.
El problema vendría después, en un mundo post-Harry Potter. Publicado y leído el último tomo, y con las primeras películas siendo un éxito rotundo, se generó un vacío, O una necesidad comercial, tanto para las editoriales como para los estudios. ¿Cuál sería el próximo Harry Potter? ¿Cuál será la próxima saga que capture las mentes de niños, pre-adolescentes y adolescentes, invitándolos a vivir en mundos de fantasía y a comprar y comprar más libros y productos relacionados?
Han habido varios candidatos: Artemis Fowl, del irlandés Eoin Colfer (ocho tomos, el primero publicado el 2001, supuestamente en pre-producción para cine); The Hunger Games, de la yanqui Suzanne Collins (tres tomos, el primero publicado el 2008, hecho una exitosa tetralogía en cine); Divergent, de la también yanqui Veronica Roth (tres tomos a contar de 2011, tetralogía en cine, dos películas estrenadas y dos por estrenar); y, finalmente, Maze Runner, de otro gringo, James Dashner (cinco libros empezando el 2009 y hasta el momento dos películas).
Lo que nos convoca hoy es otro postulante. Otro libro de fantasía, primera parte de una saga (que hasta el momento suma tres libros, publicados el 2011, 2013 y 2015). Uno que ya firmó trato para convertirse en película, claro que dirigida por el maestro de lo bizarro, el señor Tim Burton. Con ustedes, Miss Peregrine’s Home for Peculiar Children, de Ransom Riggs (natural de gringolandia).
Todo comienza con el joven Jacob, heredero de una fortuna familiar, que siente que su vida está vacía. El único miembro de su familia con el que se siente identificado es su abuelo Abraham, a quien todos consideran un viejo loco. El viejo Abe le ha contado a Jacob un montón de historias, las que no ha comprendido del todo, pero que escucha por el cariño que le tiene a su abuelo. Jake no tiene muchos amigos, no calza en su familia, no disfruta la escuela.
De un día para otro, el viejo Abe muere en circunstancias, por decir lo menos, cuestionables; atacado por animales salvajes en un suburbio, en el patio trasero de su casa. Todos lo aceptan, excepto Jacob que –encima- comienza a tener sueños extraños. Revisando las pertenencias de su abuelo, encuentra unas cartas. Cartas de amor. ¿Su abuelo tuvo una aventura estando casado con su abuela? ¡Imposible! En las cartas se hace referencias a un hogar en Inglaterra, una casa de niños huérfanos donde –según la historia- Abraham estuvo cuando niño.
Jacob convence –con el apoyo de su psicólogo- a su padre de la conveniencia de ir a Inglaterra a conocer este lugar para desentrañar el misterio del abuelo. Como la familia tiene recursos abundantes, lo pueden hacer sin problemas. Padre e hijo se van a un pueblo de Inglaterra y encuentran el lugar: una casa absolutamente destruida por un bombardeo una noche de la Segunda Guerra Mundial, casi setenta años antes. Un callejón sin salida.
Sin convencerse, Jacob insiste y va nuevamente a la casa, pero se pierde en el camino, entra en un campo de niebla y llega a la casa, la cual ya no está destruida. Para su sorpresa, tiene a sus habitantes originales, los niños ahí refugiados. ¿Cómo es esto posible? ¿Quiénes son estos niños? ¿Qué tiene que ver Jacob con ellos? ¿Qué monos pintó Abe allí? Bienvenido al mundo de los Peculiares. De su guardiana, miss Peregrine. Y a su saga de supervivencia ante la persecución de parte de los Hollowgast.
Obviamente no voy a comentar más detalles acá. Lean el libro. Y si les gusta, el segundo libro se llama Hollow City y el tercero Library of Souls. Y si lo quieren leer en español, el primero se llama El Hogar de Miss Peregrine para Niños Peculiares, editado por Noguer y Caralt, precio de referencia $12.260 en la librería Antartica.
¿Qué diferencia a estos libros de los otros candidatos a ocupar el trono de Harry Potter?
Hay varios elementos. El primero es que los libros incluyen una serie de fotografías antiguas originales, retratando los distintos personajes y lugares que aparecen en los libros. Es decir, Riggs armó la historia a partir de fotos que fue comprando en distintas ferias de las pulgas a través del tiempo. El segundo; a diferencia de Hunger Games, Maze Runner y Divergent, la historia está centrada en el presente y el pasado, no en un futuro apocalíptico. Tercero –y en gran medida producto de lo anterior-, el factor de identificación con los personajes es muchísimo mayor que en las ya mencionadas sagas distópicas.
Adicionalmente, los libros están muy bien escritos y combinan de buena manera aventuras, acción, un poco de terror –recordando siempre que el público objetivo original son niños y pre-adolescentes- e interesantes vueltas de tuerca en el argumento. El ritmo de las historias es variado, pero nunca se detiene.
Sin embargo, me quedo con la impresión de que algunos escritores gringos, especialmente los que apuntan al mercado infanto-juvenil, no están escribiendo por el placer de escribir, sino para buscar la fórmula alquímica del éxito, su propia piedra filosofal (el título del primer Harry Potter nunca tuvo más sentido), y pensando en sagas-traspasables-al –cine. Tomos de cerca de 400 páginas, protagonistas hechos a medida, historias de amor inocentes pero muy difíciles de concretar…
Quizá eso es lo que diferencia la literatura para adultos de la infanto-juvenil. Qué sé yo. Lo que si sé, es que disfruté leyendo Miss Peregrine y Hollow City. Y que en unos días más empezaré Library of Souls. Y que voy a ir al cine a ver cómo Tim Burton lo traduce en su propio lenguaje cinematográfico. Así que si quiere leer algo de fantasía liviana-pero-entretenida, esta es una excelente opción para las tardes de verano.