¿Está el CGI arruinando la industria cinematográfica?
Invitado: José Miguel Briceño
¿Estoy apestado del CGI? No.
¿Estoy apestado con el sobreúso del CGI como recurso principal de una película? Por supuesto. Y aunque por bastante tiempo parecía conocer el por qué, no fue hasta hace muy poco que encontré las palabras necesarias para explicarme.
Las películas actuales, sin importar el género, han hecho uso de la nueva tecnología del modelado 3D, el famoso CGI (Computer-Generated Imagery, Imagen Generada por Computadora), para lograr crear la interpretación que el equipo busca, siendo esta bastante versátil y económica. No hay duda que esta tecnología ha abierto puertas gigantescas para una nueva visión de cine, un espectro de realidad que se expande poco a poco con el tiempo y que cuando está bien hecho es simplemente alucinante. Sin embargo, nos es imposible negar que este recurso ha sufrido brutales abusos en la industria, sobre todo en los grandes blockbusters de Hollywood, en los cuales su ejecución parece llegar a un punto de desagrado, donde la parafernalia de rayos y luces parece opacar todo el objetivo de la película.
Pero ¿por qué ocurre esto? Los efectos han existido por mucho tiempo, grandes películas los utilizan y no necesariamente en bajas cantidades.
Bueno, creo que es necesario remontarse al pasado del cine, específicamente a 1958, año en que André Bazin publicó su libro ¿Qué es el cine?. Dentro de él, además de muchas otras apreciaciones teóricas respecto al Séptimo Arte, en el capítulo llamado “Montaje Prohibido”, Bazin expone el problema del cine de su época. Señala, en pocas palabras, un problema central respecto al montaje cinematográfico, que descubrió mientras realizaba la critica a una película llamada En Un País Lejano (Une Fée… Pas Comme Les Autres, 1957), en la cual se le daban cualidades humanas a un caballo para así lograr un personaje con cercanía al público.
Criticando el tipo de montaje de dicha película, en la cual se lograba el efecto de antropomorfismo del caballo mediante la yuxtaposición de planos en los cuales se mostraba el rostro del caballo, y acto seguido, el movimiento de maquetas que simulaban ser parte de su cuerpo realizando diversas proezas, Bazin notó lo pobre de este oficio, ya que la realidad que se conformaba era totalmente condicionada por el montaje y, por lo tanto, era una realidad cinematográfica y no una realidad “posible”, ya que esta se perdía de inmediato si cambiábamos el tipo de montaje por cualquier otro. Para explicar su idea Bazin comparaba esta película con una del autor Albert Lamorisse llamada El Globo Rojo (Le Ballon Rouge, 1956), donde un niño era amigo de un gran globo rojo, el cual cargaba todo el día y tenía vida propia, pero esta vida no se daba mediante el montaje, sino que las acciones del globo ocurrían en su totalidad dentro del plano, y el montaje actuaba como ayuda narrativa y no como un truco para crear una falsa realidad. Por lo tanto, Bazin señaló que aquel era el uso correcto del montaje, ya que este cumplía su función esencial de estructura narrativa y no era un simple instrumento para generar un efecto.
¿A qué quiero llegar yo con todo esto? Hoy en el cine se vive una situación similar con el CGI. Esta es una herramienta (relativamente) nueva, emocionante, y por mucho tiempo nos bastó a nosotros, el público, con ver esta maravillosa nueva tecnología explotada frente a nuestros ojos, tal como hace años cuando el cine tuvo por primera vez sonido y las películas simplemente deseaba mostrar eso, el sonido en el cine. Pero esta tecnología ha comenzado a madurar y nosotros como público la hemos absorbido, y hemos comenzado a entenderla como un factor más del filme. Por lo tanto, el CGI ya ha pasado a ser un elemento más en pos de la obra y no la obra misma, algo que la industria pareciera no haber logrado comprender aún.
El cine, a través del arte, busca entregar una porción de realidad “ficcionada”, es decir, una ficción que tiene sus raíces fijas en la tierra, en un macrocontexto real y que, por lo tanto, busca ser verosímil. El abuso del CGI, tal como ocurre con el montaje en la película del caballo, es utilizado por el simple hecho de comodidad, una forma fácil de hacer el truco de generar una falsa realidad, que termina por no convencer, que es vacía e incluso plástica.
Y ustedes, ¿qué opinan?