"Lado B: A Través de la Puerta" (2015) de Alfredo Rodríguez y Dreg
- "Lado B: El Diario de Miguel Estévez" (2012) de Alfredo Rodríguez y Dreg (Parte I)
- "Lado B: Amor y Muerte" (2014) por Alfredo Rodríguez y Dreg (Parte II)
Hoy comentamos, por fin, el tercer libro de la saga Lado B, titulado "A Través de la Puerta". Esta historia es la culminación de un proyecto ambicioso y exitoso, que fue liderado por sus creadores Alfredo Rodríguez y Dreg, ambos respaldados por la editorial de historieta nacional Arcano IV.
Mucha agua ha pasado bajo el puente desde que, a finales del 2011, se abriese la web de esta obra, y más aún desde que los autores deambulaban con este trabajo bajo el brazo en busca de alguien que quisiese publicarlo. Ahora, las cosas son distintas; días antes de la FIC 2015, Alfredo y Dreg ya eran dos destacados obreros del noveno arte nacional y el lanzamiento de esta publicación fue comentada por diversos medios y esperada por un gran abanico de público. ¿Estuvo este libro a la altura de las circunstancias? ¿Fue el gran cierre que todos esperábamos? ¿Cuáles fueron sus errores y aciertos? Como siempre, esto y mucho más a continuación, acá en su web favorita El Multiverso 52. ¡No se lo pueden perder!
LADO B: A TRAVÉS DE LA PUERTA
Editorial: Arcano IV
Publicación: 2015
Guion: Alfredo Rodríguez
Dibujo: Dreg
Reseña: Ale Ayala
Eduardo ha trabajado durante años esperando este día. Al fin podrá inaugurar su tienda de diseño y así cumplir la promesa que le hizo a su padre antes de morir. Hoy no puede descuidar ningún detalle. Hoy todo tiene que salir perfecto. Hoy nada resultará como lo planeó. Acompaña a Eduardo en Lado B: A Través del Espejo en una aventura fantástica llena de acción y peligro que podría cambiar su vida para siempre.
Todas las piezas están en su lugar y solo es cuestión de tiempo para que el molde caiga y se rompa en pedazos. Kail y su pequeña compañera, dos de los futuros líderes de su pueblo, emprenden la búsqueda de la última posibilidad de salvar la vida de Metero, el líder sabio que ha perdido su heredero (quien era el tercer futuro gobernante de la tribu). La solución se halla en el Lado A (que vendría siendo nuestra “realidad cotidiana”). La clave se esconde en un misterioso medallón, que en las manos del portador correcto podrá dilucidar el camino hacia la cura de la enfermedad del anciano líder, no sin antes vencer a la criatura que custodia dicho elixir reservado solo para los más dignos, fuertes y puros. Por coincidencia, aquel artefacto se encuentra en posesión de Eduardo Estévez, que no sabe nada de las monumentales fuerzas que el destino ha desatado a su alrededor. Él solo se concentra en ser el hijo perfecto que hará sentir orgulloso a sus difuntos padres, pero sus intentos mal encaminados lo han llevado a convertirse en un adulto frío, antipático y solitario. ¿Podrán los jóvenes del Lado B encontrar la cura para Metero? ¿Podrá Eduardo vivir con su pasado y afrontar su futuro? ¿Qué tienen que ver estos personajes entre sí? Tendrán que leer el libro si quieren saber, ¡y esta crítica para saber aún más!
El Guion
¡Uff! Al terminar esta saga pasaron muchas emociones por mi cabeza, muchas ideas revueltas. Pero tengo algo claro: no me gustó para nada el camino que Alfredo Rodríguez tomó para este libro. Esto se debe principalmente a tres puntos. Uno: los primeros dos libros suponían una interacción con el espectador entretenida, compleja y novedosa. Esta vez la historia es sencilla, directa, a ratos aburrida y facilista. Segundo: la extensión de la historia; claramente aquí sobran muchas páginas. Tercero, y creo más importante: se notó mucho que este libro estaba preparado desde antes que se hicieran los otros dos. El pie forzado que se autoimpusieron los autores no les resultó para nada bien, y terminaron siendo víctimas de su propia evolución como artistas.
Lo positivo es que el objetivo de los autores de acercar a los lectores no seguidores de la historieta a este lenguaje fue sin lugar a dudas cumplido, pues muchos de los que comenzaron con el primer libro, "El Diario de Miguel Estévez", no eran lectores de cómic (de hecho me he enterado que hasta lo hacen leer en algunos cursos de lectura contemporánea) y terminaron sí o sí estrellándose con un muro de 274 páginas de “arte secuencial”. Pero vamos con calma, no se alarmen, expongamos estos puntos con más detención.
Los primeros dos libros suponían una interacción con el espectador entretenida, compleja y novedosa. Esta vez la historia es sencilla, directa. Admiro el hecho de que hayan tenido que tomar decisiones difíciles para sacar adelante la saga, pero lamentablemente fueron las decisiones equivocadas. Optaron por alejar este tercer tomo del concepto “libro/objeto”, concentrándose 100% en el cómic tradicional. Esto implicaba (o al menos suponía) que usando solo las herramientas y posibilidades que entrega la historieta, en su escancia más convencional, podrían haber igualado la complejidad y novedad que nos entregaron los trabajos anteriores. Pero no fue así. Por un lado, se sintió mucho que esta vez el público objetivo eran los nóveles de la historieta o lectores jóvenes/adolescentes; incluso, derechamente esto fue creado para niños. Se entrega una historia que se narra de forma lineal, carente de tramas secundarias de peso y con personajes calcados a los típicos clichés del cómic de aventuras que tanto molesta a los más entendidos; la seductora mujer asesina que se redime por amor, el villano feo sin escrúpulos y unidimensional, los matones bobos, y el monstruo/criatura/ente que propone como desafío final a nuestros héroes un enigma moral muy anunciado y obvio.
Esta saga de libros es mucho más interesante si se lee al revés, partiendo por esta aventura “juvenil” y ligera, sin muchas pretensiones, que habla acerca de “las decisiones importantes de la vida”, para terminar con aquel exquisito primer tomo: "El diario de Estévez", un libro infinitamente más audaz, libre, ambicioso y, por sobre todo, entretenido.
Por otro lado, está la molesta y excesiva extensión de la historia; claramente aquí sobran muchas páginas. ¿Pero qué páginas sobran? Todas las de la historia secundaria, esa que habla de un “mafioso/pirata” que quiere el mapa y una mujer asesina que se redime. El aporte de ellos a la trilogía es nulo. Irónicamente, faltan páginas para explicar lo que realmente nos importaba como lectores, lo que nos lleva al tercer punto, se notó mucho que este libro estaba preparado desde entes que se hicieran los otros dos. Elementos muy estimulantes de los anteriores libros fueron obviados en esta conclusión, probablemente porque se escribieron después de estos últimos. Algunas de las preguntas interesantes como: ¿están relacionados las catástrofes naturales de nuestro lado con el Lado B de alguna forma? ¿Qué pasó con Alicia mientras estuvo “encerrada/perdida” en el otro lado? ¿Podrá Eduardo conocer a su verdadera madre? ¿Podrá su madre redimirse? ¿Qué pasó con las criaturas gigantes, probablemente salidas desde el otro lado de la puerta, que habitan nuestro mundo? ¿De que sirvió toda la investigación de Miguel? ¿Qué son las llaves? ¿Quién es realmente el ciego adivino? ¿Por qué dedicarle un capítulo entero a Claudia en el segundo libro, para luego simplemente olvidarla en el tercer tomo?
Estos puntos e incógnitas fueron apenas contestadas a medias o simplemente olvidadas, y en vez de eso se nos entregó a un ladrón/pirata con unos secuaces... Lo siento, pero no puedo evitar mi desazón, e insisto, como primera novela gráfica para un joven lector (ojalá adolescente) este tomo salva muy bien, pero como cierre de una trilogía que pintaba para ser adulta e inteligente, lamentablemente este material se queda corto. Muy corto.
El Arte
Dreg entrega un dispar resultado en su trabajo. En las reseñas anteriores reiteré varias veces que me gusta mucho más cuando este dibujante entinta ciertas partes de sus páginas más allá de la misma línea. Y no es porque me gusten las masas de tinta negra, sino porque Dreg dibuja con mucho detalle los fondos y los personajes; esto, sumado a su estilo exagerado y de línea limpia, hacen confuso el resultado de su labor a la hora de leer las secuencias narrativas si solo están las delgadas líneas negras, en contraste con la blanca superficie de la hoja, pues la vista se cansa y confunde.
En el libro 2 vimos una gran evolución en este tema con un buen entintado. Acá algo de eso se puede ver en las primeras y últimas páginas del libro, y en medio vemos una mezcla de estos dos estilos, por tanto, algunas composiciones de páginas quedaron muy bien, pero otras no. El grueso de las planas de este tomo no está entintado así, y eso me produce muchísimo ruido en la lectura. De hecho, soy un convencido de que la doble página del capítulo 5 luciría mucho mejor si se jugara más con los negros.
Por lo demás, en los otros aspectos formales, el dibujo cumple a la perfección, como era de esperarse. Con un uso de composiciones clásicas y con viñetas rectangulares, Dreg soluciona muy bien todas las abundantes escenas de acción, pues si hay algo que no se le puede achacar a este tomo, es la falta de aventuras, pero también sale ileso de las escenas más tranquilas e íntimas, lo que habla de su buen manejo de ritmos narrativos y el buen uso que le da a sus dibujos en pos de secuencias narrativas bastante interesante.
Por otro lado, el diseño de los personajes y criaturas exóticas que plagan esta historia debe ser de los puntos más altos de "A través de la Puerta". El cuidado por dotar a este mundo de una atmósfera y escenografía coherente consigo misma en los diferentes capítulos y la capacidad de vestir a los personajes nativos del Lado B con esa misma coherencia, forman un trabajo de alto nivel, y para lograr ese objetivo el dibujo no ahorra en detalles y plaga de minuciosas líneas y formas cada viñeta descriptiva. Por último, he de destacar la notable capacidad para dibujar tantos rostros y personajes en un mismo libro, sin que estos parezcan “repetirse”. El desafío no era menor, el carácter de la obra exigía la creación de un gran número de “extras”, que a su vez suponían la implementación de un sinfín de detallitos, tanto en los personajes principales y secundarios, como en los fondos, y esta tarea fue ejecutada con excelencia.
Conclusiones
El cierre de esta saga de libros es, a mi gusto, decepcionante. Por razones creativas se decidió cambiar el tono y la forma del relato, una decisión arriesgada, que considero los llevó por senderos infructuosos. Lamentable; jamás una historieta nacional tuvo tantas páginas para ser contada, y al terminar la lectura solo deseo arrancarle páginas de innecesario relleno. ¿O seré yo quien no pudo comprender las intenciones de los creadores? Lo que no da cabida a análisis es la clara intención de los autores por dirigir el relato hacia un público adolescente/juvenil, o hacia aquel menos versado en los códigos comiqueros, entregando una historia sin mayores ambiciones, de fácil lectura y de pocas capas argumentativas.
Al menos, quedan dos consuelos: por un lado está el dibujo, que aunque pueda estar por debajo del nivel demostrado en el volumen anterior, “Amor y Muerte”, se defiende con autoridad y calidad; y por otro lado, siempre está la esperanza de que Alfredo Rodríguez y Dreg vuelvan a contar una historia más de Lado B, esta vez, eso sí, sin pies forzados, para que de una vez por todas se respondan las preguntas realmente interesantes que fueron incubadas en los libros pasados, y lo más importante para mí, una historia donde ellos no sean víctimas de su propia evolución como artistas.
¡Adquiérelo en papel!
Para adquirir este libro y más material de Lado B o de la editorial Arcano IV, visita su sitio web. Ahí encontrarás detalladamente una lista con las librerías del país que venden sus productos.
Ahora me despido, invitándolos a que no duden en dejar sus comentarios acerca de esta obra, que cierra uno de los proyectos editoriales más ambiciosos que se han ejecutado en la historieta local en varias décadas, además de decirles que ustedes también la pueden evaluar, según sus propios criterios, con las estrellas de más abajo. ¿A que no somos una web bien cachilupi? Amor para todos, no olviden leer sus cómics antes de dormir. Nos leemos pronto.