Fantastic Four de Jonathan Hickman: volviendo a ser el mejor cómic del mundo
Hoy es el nombre estrella de la editorial, conduciendo al resto de guionistas través de Secret Wars y moldeando el futuro del Universo Marvel. Pero hace 6 años aún era un novato. Había tenido sus éxitos -particularmente su brillante debut, The Nightly News, que deslumbró a público y crítica por igual- pero aún era un talento por probar su valía.
En 2006, Marvel le otorga su primera serie regular -inicialmente junto a Brian Michael Bendis-, Secret Warriors, mientras se preparaba para abordar la segunda y probablemente más importante: Fantastic Four.
Dark Reign
Corría el año 2009 y Jonathan Hickman iniciaba su extensa corrida en Fantastic Four. Lo primero es la miniserie contextualizada en Dark Reign, paralela a la etapa de Mark Millar y Bryan Hitch en la cabecera principal, en la que los niños de la familia, Valeria y Franklin Richards, se enfrentan a Norman Osborn, el por entonces jefe de la agencia de espionaje H.A.M.M.E.R., mientras que Sue, Johnny y Ben inician una travesía por el multiverso debido al juguete nuevo de Reed Richards: The Bridge.
Mientras el resto es un entretenido relleno, Hickman sabe centrar la historia en Mr. Fantastic y su casi desesperada búsqueda por respuestas, después de los eventos desastrosos de los que fue parte -Civil War, Illuminatis y Secret Invasion-. Reed simplemente no se puede explicar cómo es que se fue todo al carajo, y The Bridge le permitirá ver otros universos alternativos, analizar exactamente qué fue lo que falló, y cómo evitar esos errores en el futuro.
Después de analizar millones de universos paralelos, la respuesta es clara. En las Tierras donde las cosas salieron bien, hay un solo factor constante en todos y cada uno de ellos: Reed Richards actuó solo. Nada de Illuminatis con quienes compartir la responsabilidad, nada de Tony Stark tomando las riendas, y nada de Hank Pym contribuyendo en las decisiones. Lo único que queda es actuar de manera unilateral, aceptando el casi egomaníaco hecho de que el ser más inteligente del planeta no necesita la ayuda de nadie para salvarlo. Esta revelación daría pie al primer arco de la serie regular.
Una mención honrosa se la lleva la contribución de Hickman al desarrollo del Dr. Doom en el one-shot llamado Dark Reign: The Cabal, simplemente imperdible para los fanáticos del siniestro dictador de Latveria. En tan solo 8 páginas, logra adentrarse en la mente melagomaníaca y misógina de Doom y su manera de ver a quienes le rodean, como seres inferiores, temporalmente útiles a sus planes, pero que pronto conocerán su lugar, ya sea muriendo en sus manos o, en el caso de las mujeres, como sus esclavas.
Resolviendo todo
En el primer arco de la serie regular, "Solve Everything", los experimentos del Dr. Richards con The Bridge lo llevan a encontrarse con un grupo de sus contrapartes de otras Tierras; es aquí donde el autor nos lleva a la parte personal de Mr. Fantastic y su relación familiar. Si bien sabe que para lograr “arreglarlo todo” debe actuar unilateralmente y unirse al grupo de Reeds multiversales, es claro que su relación de pareja está sufriendo y que el tiempo que pasa con sus hijos es cada vez menor, pero el bien mayor lo vale y los resultados que sus contrapartes le muestran son innegables: los Reed Richards de las otras realidades han arreglado una gran cantidad de problemas, desde el fin del hambre a nivel multiversal a la realización de “cirugías solares” que salvan billones de vidas.
Esto lo lleva a comprometerse con el futuro utópico prometido, al punto que tan solo el ataque de unos Mad Celestials al Council of Reeds logra abrirle los ojos al costo de actuar solo. Sí, el mundo será un lugar mejor, pero el precio de arreglarlo todo es todo, su familia, sus amigos, todo debe ser sacrificado en el altar de la perfección, y es un precio que no está dispuesto a pagar, debe haber una opción que le permita ver a sus hijos crecer y envejecer al lado de su amada Sue.
Hickman utiliza flashbacks de la relación entre Reed Richards y su padre, el cual, tomando en cuenta sus propias limitaciones y el genio de su hijo, le pide ser mejor que él, ser un mejor esposo, un mejor amigo y un mejor padre. Es esto lo que motiva al Mr. Fantastic a tomar la decisión de iniciar un nuevo grupo que se encargue de resolver los problemas del futuro: la Future Fundation.
Vuelta a las raíces y el fin de los Fantastic Four
Uno de los mejores elementos del run inicial de Hickman es su manera de volver a los inicios del grupo, comenzando con una serie de aventuras junto a Mole Man, una Atlantis perdida bajo los hielos antárticos, los Inhumans, el Nu-World de Millar y la siempre presente Negative Zone. Durante estas aventuras, el grupo se enfrenta a diferentes crisis y empieza a reclutar un numero de niños con talentos especiales para formar parte de recientemente creada Future Fundation. A mi parecer, a manera de tributo al trabajo de Jack Kirby y Stan Lee en la serie original, Hickman re-visita personajes tan queridos e icónicos de los FF como Namor, Galactus, entre otros, antes de llevar al lector a lo que sería el cambio más drástico en el equipo en recientes años.
La primer tarea de los niños de la Fundación es encontrar una “cura” para que The Thing pueda volver a su forma humana. Juntos desarrollan una formula que le dará de vuelta su humanidad al rocoso de ojos azules, pero esta solo durará una semana al año; de esta manera ahora Ben Grimm puede estar, aunque sea una semana, estar junto a su amada Alicia Masters. Al mismo tiempo, Sue se encuentra negociando un tratado de paz entre la Atlantis de Namor y la ciudad secreta submarina descubierta por los FF, mientras Reed está en Nu-World tratando de complacer a Galactus -quien ha descubierto que los habitantes de ese planeta son los responsables de su muerte en el futuro- para que no consuma dicho planeta. Paralelamente a todo esto, las fuerzas de Annihilus invaden el Baxter Building para reabrir el portal a la Negative Zone; Thing se encuentra sin poderes y Johnny Storm con la ayuda de los niños de la Fundación logran detener la primera ola de criaturas insectoides y llamar a los Avengers por refuerzos, pero una segunda y masiva ola se aproxima y la única forma de detenerlos es cerrando la puerta a la Negative Zone, pero para lograrlo alguien deberá quedarse atrás para cerrarla manualmente... Ben Grimm, entendiendo que sin sus poderes no es de mucha utilidad, se ofrece como voluntario, a lo que Johnny responde empujándolo de vuelta al Baxter Building, quien se ve, con impotencia, forzado a verlo morir a manos de la horda de insectos que se acercan a la puerta.
Este sería el fin de los Fantastic Four. Cabe destacar el excelente numero final de la serie, Fantastic Four #588, donde se ven los efectos de la muerte de Johnny Storm en los miembros del grupo en una historia muda, cerrando con Spider-Man y Franklin Richards hablando de lo que ahora tienen en común: Ben Parker y Johnny Storm, amados tíos que no serán olvidados por los sobrinos que dejaron atrás.
Un nuevo comienzo: Future Foundation
La muerte de Johnny afecta a todos los miembros de la familia, pero la vida sigue y el equipo debe continuar su labor. A petición póstuma de Johnny, Spider-Man es convocado a ocupar su lugar en el equipo, y Susan rediseña los trajes de todos, un cambio necesario considerando las circunstancias. Además el papá de Reed, Nathaniel Richards, por años perdido en el tiempo, ha regresado con su hijo. La Future Foundation progresa firmemente reclutando niños genios, desde Moloids hasta atlantes. Para rematar, Valeria hace un trato con "tío Doom" y lo invita a trabajar al Baxter Building.
Hickman da un giro radical a la cabecera fantástica, relanzándola en un nuevo volumen llamado simplemente FF. El centro pasa a ser una amenaza de los Reeds multiversales restantes y los intentos de las más grandes mentes por detenerlos. Aquí comienzan a florecer las semillas plantadas por Hickman en los números previos, desde el Council of Reeds visto en Dark Reign hasta las "Cuatro Ciudades" vistas hasta entonces, incluyendo la intervención de Doom -con quien hace un gran trabajo- y el resto de villanos genios de la franquicia, todo preparado desde la visita del misterioso sujeto el día del cumpleaños de Franklin.
Otro aspecto a destacar es el excelente equilibrio que Jonathan Hickman logra número a número, dándole un rol importante a cada miembro de la familia y escapando así del protagonismo total de Reed, algo tan común en etapas anteriores.
Fantastic Four Forever
Tras 12 números trabajando todos los aspectos de su enorme máquina, Hickman finalmente echa a funcionar los engranajes en el arco "Forever", con el cual la cabecera principal regresa en Fantastic Four #600, desde ahora intercalándose con FF. Johnny Storm regresa desde la Negative Zone y sabemos de su intensa estancia en el lugar, además se suman a la mezcla krees, Ronan y la Supreme Intelligence, Moloids y Mole Man, High Evolutionary y su Ascension Machine, Annihilus y la Negative Zone, Celestials, Galactus y un sinfín de otras ideas, mientras la acción toma protagonismo y se entrelaza con los conceptos que Hickman había estado manejando hasta entonces. Además, gracias a que ahora lleva dos series en paralelo, en FF tiene se centra en desarrollar a los pequeños de la Fundación, quienes junto a Nathaniel y Doom se llevan el protagonismo total de la cabecera.
Tras el intenso arco argumental, que funciona como cierre de todas las tramas centrales hasta ese punto, Hickman se dedica a atar los pocos cabos sueltos que le quedan, además de preparar el terreno para su venidera etapa en Avengers. Aquí se turnan una colección de historias de 1 o 2 números de extensión, todos de muy alto nivel. Especialmente destacables el número en que vemos a Johnny Storm viviendo en el departamento de Peter Parker -y lo desastroso que resulta-, el número en que vemos el futuro de Ben Grimm, consecuencia de poder transformarse en humano una vez al año, o el número #605.1 donde conocemos el pasado fascista de uno de los Reeds multiversales.
Respecto a su futuro en la franquicia vengadora, Hickman prepara lo que será el papel de Black Panther y Black Bolt en New Avengers como miembros del grupo Illuminati. Es una divertida lectura, que gana puntos cuando se pone en perspectiva el impacto que estas tendrán para los personajes en su futuro cercano.
Otro cómic esencial es Fantastic Four #611, con el que Hickman cierra su aventura con la Primera Familia, donde podemos ver por primera vez a Doom como un dios creador de vida en un universo paralelo y donde aprende una importante lección: un universo a imagen y semejanza de Doom es una pésima idea. Al parecer está haciéndolo bastante mejor en Secret Wars.
Jonathan Hickman es uno de los genios del cómic actual. No solo sus trabajos para Marvel (Secret Warriors, S.H.I.E.L.D., New Avengers, Secret Wars) sino que sus series regulares en Image (East of West, The Manhattan Projects) son algunos de los títulos más innovadores y retorcidos de los últimos años, y su influencia en los Fantastic Four fue esencial para llevar al grupo a recuperar la posición que nunca debió perder: la Primera Familia de Marvel y El Mejor del Mundo.