Entrevista a Karla Díaz: «Coffee Shop es una historia de amor, que ojalá le ayude a los hombres a conseguir polola»
Hace dos meses atrás tuve la fortuna de entrevistar a Karla Díaz (Bichos Raros) en el lanzamiento de su más reciente libro: Coffe Shop. El evento se realizó en Mingus Coffee y amablemente esta destacada creadora nacional nos concedió una extensa entrevista para hablar sobre su último trabajo y qué ha significado para ella el camino de la auto-edición. Además hubo tiempo para tratar otros temas, algunos punzantes, como su crítica mirada hacia las editoriales de cómics que proliferan en nuestro país, al rol que debiese cumplir un editor y la importancia de la libertad creativa. Esto y mucho más a continuación en la web comiquera número uno de internet... Ja.
Alejandro Ayala: Partamos por lo que nos convoca hoy, el lanzamiento de tu libro Coffee Shop. Cuéntanos, ¿qué deben esperar los lectores de esta historia?
Karla Díaz: Es una historia de amor, que ojalá le ayude a los hombres a conseguir polola [risas]. Es mi primer trabajo en solitario. Yo escribí la historia, los dibujos, la edición... hice todo en realidad. Cofee Shop nació como un webcómic que tuvo súper buena acogida, sobre todo en los hombres. Realmente no tengo idea por qué a los hombres les gusta tanto la historia [risas]. Lo que pueden esperar son muchas emociones. La gente de internet me ha dicho que se ha reído, otros me decían “¡estoy llorando!”, “¡estoy emocionada!”. Aquí hay misterio y suspenso; es una historia que tiene de todo. Es así porque, la verdad, no fue algo planificado. O sea, jamás planeé que a la gente le pasara algo. En lo único que me enfoqué era en que me gustara la historia y me entretuviera. Y por suerte al público le pasó lo mismo. Yo creo que es una historia redonda -por lo que me han dicho [risas]- y muy bien dibujada [risas]. Le dediqué harto trabajo. En definitiva, es un libro que fue hecho con mucho cariño.
AA: Y a nivel personal, ¿qué significa ver este trabajo autoeditado con tus historias y tus dibujos? ¿Sientes orgullo?
KD: Cuando recibí mis libros dije “mis hijos” [risas]. No sé si orgullo. Para mí el proceso ya está súper atrás, en mi mente ya pasó de moda. Esto nació por un afán de libertad creativa al 100%. Yo quería elegir la gráfica, seguir la historia que quisiera, con las viñetas y número de páginas que yo quisiera. Esto es el resultado de una búsqueda de libertad. Además salió cuando yo pude sacarlo, no estuve supeditada a ningún evento o persona. El único plazo que tuve fue el tiempo que me dio la imprenta para tenerlo listo. Pero yo no me presioné. Tanto así que mi intención era tenerlo listo en febrero [risas] y ya estamos en junio. Si tuviera que definirlo en una palabra sería “libertad”. Hacerlo cuando yo quería y como yo quería.
AA: Este evento estaba programado hace una semana atrás, lo tuviste que correr por “éxito de pedidos y ventas”, incluso desde fuera de Chile. ¿Esperabas esto? ¿Cómo te hace sentir?
KD: No lo esperaba y me estresó [risas], porque yo imprimí 60 libros. Lo empecé a vender por internet y luego se me ocurrió lanzarlo, y ahí me di cuenta que no fue suficiente [risas], y ahí tuve que correr y... bueno, fue estresante. Me dio susto que viniera gente y que no me alcanzaran los libros [risas]. Por un lado fue genial, y por otro fue estresante.
AA: Karla, tú llevas buen tiempo en el mundo de la historieta. ¿Llega gente a pedirte consejos? ¿Te hace ruido? ¿Te sientes una especie de referente? ¿O te da lo mismo?
KD: Por un lado ha sido facilitador porque Coffee Shop igual partió de una base de público, ya sea por mi trabajo en Bichos Raros (2014) o en mis trabajos como ilustradora de antes. Pero en realidad cuando dibujo no me influye en nada. Podría ser entretenido, pero la verdad pienso lo contrario, creo que me falta, es decir, hay gente mil veces más famosa que yo acá en Chile y afuera, yo sinceramente no existo [risas]. Lo mejor es no pensar en eso y concentrarse en las cosas que uno tiene que hacer no más.
AA: Y tú, ¿tienes algún referente para tu labor artística, algún dibujante o guionista, o simplemente algún artista preferido?
KD: Antes tenía hartos, pero ya no miro muchos trabajos ajenos ni colecciono artbooks ni nada. Lo que sí, siempre estoy leyendo manga y viendo anime, y de hecho ahora lo que más hago es leer libros. Mis favoritos son los rusos. Creo que eso me ha ayudado a mejorar más mis guiones. El guion de Coffee Shop lo hice en un principio muy a la rápida y gracias a que me puse a leer hartos libros buenos, me ayudó bastante a crear mi historia. Creo que ahora mis referentes son más estos escritores que algún dibujante. Ahora, sí me gusta el “cómo lo hace” de la ilustradora Loish, no recuerdo su nacionalidad, pero bueno, es mega-híper famosa. A ella la admiro porque es súper trabajadora y enfocada y le da muy buenos resultados. De ella me gusta su metodología, es un referente en cuanto a cómo comportarme en las redes sociales y usarlas a mi favor. O sea, obviamente sus dibujos hablan por sí solos, pero también hay una estrategia detrás.
AA: En la escena local, durante los últimos 5 años, se ha vivido un proceso primaveral en la creación de historieta chilena. Hay una industria incipiente y pequeña en comparación a otros países, pero con un movimiento cada vez mayor, además de una suerte de confianza en el futuro a corto y mediano plazo. ¿Tienes alguna opinión, visión o crítica al respecto?
KD: Antes estaba súper conectada con ese mundo, pero ahora, con Coffee Shop, me salí de ahí. Ya no sé muy bien lo que pasa. Lo que sí sé es que se han formado muchas editoriales, eso es como lo hot [risas], lo on fire, porque de la nada, en un año salen tres editoriales de cómic nuevas. Tengo una opinión, pero... ya, lo digo no más: creo que deberían enfocarse más en hacer un producto bueno en vez de solo poner una marca. Yo no sé qué tan relevante sea tener una editorial más que el hecho de tener un respaldo legal. O sea, yo igual saqué un libro, aunque no sé si me vengan a arrestar por vender ilegalmente [risas]. Lo que quiero decir es que no es el problema tener una editorial, el problema son los editores. No hay un editor que en verdad corte el queque y sea estricto con lo que se publica.
AA: Tú crees que, al estar todo esto en “pañales”, aún no hay editores “profesionales” por llamarlo de algún modo, es un cargo que se está recién gestando. Es decir, no es lo mismo tener una editorial que sacar buenos cómics...
KD: Yo creo que se deberían partir creando historias buenas. Ser más estricto. Eso de “tengo una historia, la mando a una editorial y la traduzco online“ [risas], no sirve. Falta ser más drástico. Yo he leído cosas que no me han gustado mucho, pero lo malo es que podrían haber estado mucho mejor en varios sentidos, y eso es problema del editor. Bueno, esa es mi humilde opinión, que la verdad no sé si tengo mucha cara para hablar, aquí nadie me editó [risas].
AA: Hablemos de este camino de la autogestión y la autopublicación. ¿Pretendes seguir por este carril al margen editorial? ¿Ya tienes nuevos proyectos avanzados?
KD: Mi experiencia con Dogitia (Bichos Raros) no fue mala, de hecho fue súper buena. Pero la retribución económica que he tenido, pese a que el acuerdo fue súper bueno para mí, no vale todo el esfuerzo que hice en el libro. Prefiero sacar algo chico. El mercado en Chile es chico, entonces sacar 1.000 o 500 ejemplares es demasiado. Para ello hay que estar dándole como caja durante más de un año a la venta del libro y venderlo como sea. Y yo no aguanto eso. Yo no quiero estar arrastrando los 500 Coffee Shop un año. En un año más lo voy a encontrar feo, lo voy a encontrar malo. Prefiero sacar un producto más “exclusivo” que tenga pocas copias, a sacar algo creyendo que tengo mucho público, que hice un libro tan genial que voy a vender 1.000 copias en tres meses. Prefiero ser más realista, y como dije antes, tener libertad.
AA: ¿Tienes pensado que Coffee Shop llegue a las librerías? ¿O quieres tú ser la única vitrina de tu producto?
KD: Por ahora sí. Pero estoy hablando con algunas librerías chicas de manga que están súper abiertas a vender mi libro. Pero a librerías grandes no sé...
AA: ¿No es tu interés?
KD: No sé si vale la pena. O sea, esto es manga. Es decir, es cómic y luego manga. El nicho es demasiado cerrado. El público de las librerías no busca esto creo yo. Yo he entrado a librerías grandes y la gente que hay es “normal” [risas]. En definitiva, ¿por qué desperdiciar esfuerzo?, si la gente que me lee está en ciertas partes muy definidas, no sé, en El Portal Lyon o en la Expo Manga. Ahí está.
AA: Tú has dicho que haces manga, ¿eso lo ves como una virtud, un defecto o en realidad es lo que te sale, y aunque trataras de dibujar diferente no podrías hacer otra cosa?
KD: Si, lo último. Intenté cambiarlo, y la verdad es que no... no era yo [risas]. Además es lo que me gusta. Ahora, yo creo que igual es una mezcla. Desde el manga más “puro” hasta uno estilo Ghibli, con un poco de algo gringo, me han dicho de todo. En definitiva, me da lo mismo: dibujo lo que me sale, lo que me gusta.
AA: Y, ¿se puede hablar de algún proyecto a futuro?
KD: Sí.
AA: ¿Qué cosa?
KD: Trabajo en un cómic que se llama No tocar, no hablar. Es una historia corta, una comedia romántica. Se trata de una niña que odia que la toquen y de un niño que odia entablar conversaciones. Bueno, de laguna forma se conocen y... no puedo contar más porque es muy corto [risas], si digo más arruino la sorpresa.
AA: Por último, ¿te gustaría decir algunas palabras para invitar al público de El Multiverso 52 a leer y a adquirir Coffee shop?
KD: Sí. Me gustaría que lo compraran [risas], y si no tienen dinero, lo pueden leer por internet que está entero. Eso.
AA: Gracias por tu tiempo, Karla.
KD: No, gracias a ti.
No olviden visitar el webcómic Coffee Shop para disfrutar de esta entretenida obra, y de seguir el Facebook y el Twitter de Karla Díaz para no perderse ni un solo detalle de los nuevos trabajos de esta destacada artista nacional, además de visitar su web, donde encontrarán toda la información para adquirir sus trabajos.
Hasta aquí llegamos hoy. Saludos y no olviden leer sus cómics antes de dormir. Adiós.