Sobre el fin de Fables
Y se acaba Fables...
Uno de los atractivos principales del mundo del cómic americano es que las historias no se acaban nunca. Podrá haber relanzamientos, versiones nuevas, suspensiones, muertes y resurrecciones, cambios en la continuidad, lo que quieran, pero Superman y Batman llevan más de 75 años publicándose, mientras que los personajes de la Silver Age de Marvel ya pasaron de los 50. Así como sabemos que va a salir el sol, y que pagaremos impuestos, sabemos que habrá nuevos cómics de los X-Men y de la Justice League.
Todo lo anterior, por supuesto, sujeto al éxito comercial. Si un título no vende, se acabará, da lo mismo si está en mitad de una historia. En ese caso, borrón y cuenta nueva. En los ‘80 las editoriales inventaron las series limitadas y las maxi-series, para poder probar en un plazo acotado nuevos personajes o ideas. Así, muchas historias han estado limitadas a entre 4 y 12 números: Ronin, Camelot 3000, series en solitario de personajes como Magneto o Phoenix and Cyclops, etcétera. Si en la serie limitada el personaje prendía, podía seguirlo otra serie limitada o - si los números eran demasiado buenos - podía convertirse en una revista permanente, como el caso de Lobo, que tras varias miniseries se convirtió en serie regular.
Eso, en los cómics masivos, “para todo público”. Por su lado, el sub-sello de DC Comics, Vertigo, fue creado como punta de lanza para la lectura de adultos. Y, obviamente, ningún adulto que se precie va a estar siguiendo durante meses infinitos una historia. La cosa tiene que tener un principio y un final. Acá los cuentos tienen que tener un final a la vista, más cercano o más lejano, pero un final al fin y al cabo.
El primer gran caballito de batalla de Vertigo, Sandman, cumplió a cabalidad esta premisa. 75 números (1989-1996) del mejor cómic de fantasía, y san se acabó. Una historia redondita, que se tomó nada menos que los últimos 6 números para el velorio, para el reemplazo, para dejar todo oleado y sacramentado, cortesía de Neil Gaiman y varios artistas.
El siguiente gran éxito de Vertigo, Preacher, anduvo por las mismas. 66 números (y algunos extras, todo entre los años 1995 y 2000) para el cuento de Jesse Custer. Los grandes nudos se fueron resolviendo a lo largo de la historia, y un último número reservado para un gran final. Y si quiere, léalo de nuevo. Garth Ennis y Steve Dillon se lo agradecerán.
El año 2002 comenzó tímidamente un nuevo título en Vertigo: Fables. La premisa era, por decir lo menos, original: ¿qué pasaría si todos los personajes de los cuentos de hadas vivieran en el mundo real? El Lobo Feroz, La Cenicienta, La Bella, La Bestia, Pinocho, todos juntos y revueltos en un edificio de departamentos en New York. Sufriendo problemas mundanos. Siendo esclavos de sus naturalezas. Pero todos con un enemigo común: el desconocido “adversario”, quien los había expulsado de sus mundos de fantasía, forzándolos a elegir entre la esclavitud a su servicio, la muerte, o la huida al mundo “real”. Los primeros 75 números presentaron a los personajes, les dieron contexto, personalidades, historia, y concluyen con la gran batalla entre las fábulas y el adversario.
Pasado este clímax, pensé, se acaba el baile. Si bien durante un rato la serie bajó de intensidad y/o de calidad, la variedad de roles abría infinitas posibilidades para mantener un relato entretenido. Y así fue. Amén de las series extras (Jack of Fables, Fairest, Cinderella), Fables se mantuvo al pie del cañón… hasta ahora. Los personajes siguieron evolucionando, las historias laterales crecieron, y apareció un nuevo conflicto principal, el cual se extendió hasta el número #149 (tomo 21), quedando todos los ingredientes preparados para la batalla final, la madre de todas las batallas.
Hacia fines de julio debería salir al mercado el último tomo recopilatorio de esta saga, el 22 (Farewell), conteniendo el número #150 de la serie regular y una buena cantidad de extras. Yo, al menos, lo estoy esperando. Obviamente, tengo mis expectativas bajas: tengo claro que, desde el punto de vista de un relato, no hay nada más difícil que terminar bien una buena larga historia (y si no me creen, es simplemente cosa de mirar los finales de las series de TV: Friends y HIMTYM terminaron de manera horrenda; pero por otro lado, Breaking Bad y House MD terminaron muy bien).
Más allá de lo bueno (o lo malo) que sea el final, se acaban trece años de Fables. Obviamente se echarán de menos los personajes, y más que seguro que aparecerá más de un spin-off o alguna precuela. Sin embargo, la historia siempre estará ahí para volver a visitarla, ya sea completa (22 tomos, 150 números) o bien algún arco en particular.
¿Y ahora? ¿Cómo se superará Vertigo?