Wes Anderson: Una filmografía multiversiana, Parte 2
Cada vez más, el universo Andersonístico (por llamarlo de alguna manera) se ha ido expandiendo, pero siempre dentro de los márgenes occidentales. ¿Funcionará del mismo modo fuera de estas realidades acotadas (la academia Rushmore, la casa familiar de los Tenenbaum, el Belafonte), en otro país, por ejemplo? Como con todas las grandes preguntas, sólo hay una manera de averiguarlo.
The Darjeeling Limited (2007, "Viaje a Darjeeling")
Tres hermanos (Owen Wilson, Adrien Brody y Jason Schwatzmann) muy distintos - y distantes - entre sí se embarcan en un pseudo viaje espiritual de varios días en un tren en la India. Su padre acaba de cumplir un año muerto, y su madre se fue sin dejar rastros hace muchos años. A duras penas se soportan, sus personalidades claramente no son compatibles... ¿lograrán resistir sin matarse durante varios días, en el confinamiento forzado de un tren?
Escrita por Wilson, Schwartzmann y Roman Coppola, esta es - nuevamente - una historia enfocada en un padre ausente, potente, marcador, pero que jamás se preocupó de los afectos, y que encima ya no está más.
La música en esta oportunidad no es de Mothersbaugh: un reciclaje de temas de viejas películas indias, y un poco de "british invasion" (Kinks, como de costumbre), aportan un soundtrack más que idóneo para la ocasión. Algunos nombres repiten (Anjelica Huston, Bill Murray básicamente en un cameo), hace su aparición Natalie Portman, y por primera vez Anderson entrega un producto con un cortometraje inicial ("Hotel Chevalier") que sirve para poner en contexto las emociones de uno de los hermanos.
A nadie debería sorprender que el viaje de estos hermanos no resulte como se esperaba, y que por los distintos avatares del destino tengan que enfrentarse con situaciones fuera de sus estándares, las que los harán - primero - crecer individualmente y - segundo - llegar a conocerse y a valorarse como hermanos. Finalmente, dejarán ir la carga de su padre y podrán seguir con su vida.
Quizás no era necesario ir a la India para lograrlo, pero bueno, esta es una película de Wes Anderson. Y una de las mejores (pero no la recomiendo para empezar: es más bien una película para iniciados).
Anderson es un sujeto del pasado, que escribe y filma películas como hace 40 años. Su música es de los ’60 y ’70. Sus efectos especiales (cuando los hay) no son digitales, sino con montajes ópticos y maquetas. Ya ha rescatado un viejo actor famoso de los ’80 y lo ha regresado a las grandes ligas. ¿Qué le falta por hacer? ¿Una película animada?
The Fantastic Mr. Fox (2009, "El Sorprendente Señor Zorro")
Roald Dahl debe ser uno de los autores de libros infantiles más populares en América del Norte. Es autor, entre otros, de "Charlie and the Chocolate Factory", que ha sido llevado al cine en un par de ocasiones.
Otro de sus cuentos es el "The Fantastic Mr. Fox", convertido a guion cinematográfico por Anderson y Noah Baumbach, y filmado nada menos que como animación stop-motion.
A estas alturas del partido, ya en su sexta película, Anderson tiene un nombre más que ganado en el mundo del cine yanqui, lo que le permite reclutar nombres de aún más peso para las voces principales, nada menos que George Clooney como Mr. Fox (demostrando que Clooney es cool aunque sea un zorro animado en stop-motion) y Meryl Streep como Mrs. Fox. Varios habituales hacen voces para otros personajes, algunos más importantes que otros: Willem Dafoe, Jason Schwartzmann, Bill Murray, Owen Wilson.
Además del cambio de formato, también cambia el responsable de la música incidental: sale Mothersbaugh, entra Alexandre Desplat, aunque como de costumbre el soundtrack sigue lleno de música de los ’60 y ’70.
La historia va del desafío de Mr. Fox a tres rudos granjeros locales, y de cómo esta acción afecta a toda la comunidad animal de la zona. O al menos de eso va la lectura principal de la historia. El trasfondo va de la necesidad de aventuras del Mr. Fox, que renunció a ser un Zorro de tomo y lomo al enterarse que iba a ser padre, y de la relación prácticamente inexistente entre Mr. Fox y su hijo. Con algunos errores, con algunas culpas, y con muchas aventuras, la relación se puede recomponer.
El desarrollo del proceso de paternidad más que el mero hecho de la concepción es un tema recurrente en el cine de Anderson. Hasta acá ha habido padres ausentes, padres muertos, padres que quedan muy por debajo de las expectativas y aspiraciones de sus hijos, y padres geniales-pero-no-funcionales. ¿Qué pasa si, de frentón, no hay un padre?
Moonrise Kingdom (2012, "Moonrise Kingdom")
Cuando era chico, vi muchas veces una película llamada Melody, británica, escrita por Alan Parker, que la dieron millones de veces en Cine en su Casa. Iba de un par de escolares enamorados que decidían que se iban a casar, no hoy ni mañana, pero que iban a salirse con la suya de todos modos.
Moonrise Kingdom es la versión andersoniana de la misma historia, pero con varias particularidades. La primera, él es huérfano y se fuga desde los Boy Scouts, mientras que ella es parte de la clásica y disfuncional familia típica de Wes Anderson, con dos papás super intelectuales pero que no entienden nada de emociones y afectos. La segunda, que todo ocurre en una isla alejada del mundanal ruido. Y la tercera, que se viene la madre de todas las tormentas.
Escrita por Anderson y Roman Coppola, los papeles principales recaen en los hombros de dos desconocidos: Jared Gilman y Kara Hayward, como los enamorados Sam y Suzy. Los padres de Suzy son Frances McDormand y Bill Murray. Bruce Willis es el sheriff del pueblo, mostrando una vez más que lo suyo es la actuación (además de salvar el día y el mundo según sea necesario). Edward Norton es el capitán de los Boy Scouts, y el habitual Jason Schwartzmann es otro alto mando de los tipos que se visten con pantalones cortos. La música nuevamente corre por cuenta de Desplat.
Sin ser - en absoluto - una mala película, no es ni de lejos la mejor de Anderson. Tiene lo suyo, buena historia, excelentes actuaciones, pero algo le falta. Quizás sea ritmo, quizás sea grandeza. Afortunadamente, ambas son cosas que abundan en la - hasta ahora - última película de este director.
The Grand Budapest Hotel (2014, "El Gran Hotel Budapest")
El único concepto que se me ocurre para sintetizar lo que representa esta película es Anderson desatado. El tipo ya tiene un nombre, una historia, un abanico de buenas películas, muy bien ejecutadas, una reputación, y un grupo de actores de renombre más que felices de trabajar con él. ¿Qué hacer con eso? Pues, prender un buen fuego y tirar absolutamente toda la carne a la parrilla.
¿Cómo? Revisando los escritos de Stefan Zweig, un autor de la primera mitad del siglo XX, y reconvirtiéndolos en una historia dentro de otra historia dentro de una tercera historia dentro de una cuarta.
La historia actual parte en un cementerio, donde está enterrado “el autor”.
La previa, es en la madurez tardía del autor (Tom Wilkinson), donde cuenta su historia.
La anterior, es precisamente aquella, donde el autor más joven (Jude Law) rescata la historia de Mr. Mustafa (F. Murray Abraham).
Al centro de esto está la historia propiamente tal, cuando Mr. Mustafa no era Mister, sino simplemente Zero Mustafa (el magnífico debutante Tony Revolory), aprendiz de botones del Grand Budapest Hotel, aprendiendo el oficio del mejor de todos, M. Gustave (Ralph Fiennes), un hombre de esos de antes, seductor, encantador, educado, amable, pero con una clase y presencia por encima de todo.
No les voy a contar absolutamente nada de la historia, pero - entre otros - juegan todos los anteriores: Dafoe, Brody, Norton, Murray, Wilson, Schwartzmann, y Goldblum. Todos en un paisaje europeo de fantasía, antes de la Segunda Guerra, en una historia con malos, buenos, romance, aventuras, cárceles, escapatorias, persecuciones, homicidios y un largo etcétera.
Nuevamente, eso sí, se hace presente el tema central de Anderson: los hijos, la crianza, el rol de padre como formador/modelo/espejo (acá representado más que por un padre sanguíneo, por M. Gustave como mentor del joven Zero).
No sé si será la mejor película de Anderson (en mi opinión empata con The Royal Tenenbaums), pero sin duda es la que mejor ritmo tiene y la más comercial del lote.
En definitiva, y ya para ir dejando de aburrirlos: Anderson es uno de los más rescatables directores del cine yanqui, principalmente por atreverse a hacer las cosas de una manera distinta, más cercana a la estética y la manera - si se quiere - del cine arte que al mainstream gringo. Cualquiera de sus películas tiene, en sus menos de 100 minutos, más sustancia que la filmografía completa de - por ejemplo - Michael Bay. Si tienen oportunidad de ver alguna, denle. Disfruten. Algunas, por supuesto, son mejores que otras (no recomiendo partir con Bottle Rocket ni con Moonrise Kingdom), pero Rushmore, The Royal Tenenbaums, The Life Acquatic with Steve Zissou, The Darjeeling Limited y The Grand Budapest Hotel merecen ser vistas, disfrutadas y comentadas en exceso.