Unlimited Cómics - Kingdom Come Parte 2: Verdad y Justicia / Parte 3: Arriba en el Cielo
El Libro de Job es una gran pieza espiritual literaria de todos los tiempos. No solo es particularmente antigua, sino que plantea dos temas centrales a mi parecer: ¿Por qué sufrimos si hacemos el bien? y ¿Por qué Dios está tan lejos de mi dolor?
La verdad es que el libro, como cualquier buen libro, entrega respuestas más complejas que el "Manual de Conducta" que mucha gente espera que la Biblia sea, presentando temas que se hacen recurrentes en la historia, aunque sea con otros nombres o formatos. Para mí, al leer Kingdom Come nuevamente, con su intensa carga religiosa apocalíptica, no pude sino despegarme del Apocalipsis y volver a Job y a los problemas que plantea: ¿Por qué la humanidad tiene que sufrir por los designios y decisiones de aquellos seres superiores encima de ella? ¿Por qué nunca podrán entender mi dolor? Los mismos temas, los mismos conflictos, y como toda buena literatura, complejas respuestas.
Norman McCoy sigue su camino al Armagedón como un pseudo fantasma, observando y preguntando al representante de la ira de Dios por qué las cosas siguen sucediendo sin poder controlarlas. Superman de pronto se hace presente con una nueva (vieja) Justice League, tomando cartas en el asunto y planteándose con esa clásica fórmula fascistoide de "haces las cosas a mi forma o sufres las consecuencias", o "eres amigo o eres enemigo", o "frambuesa o vainilla" y similares. De pronto, la figura mesiánica de Superman toma colores de acuerdo al momento que estamos viviendo: rojo con negro. También sus decisiones se empiezan a apartar de lo que su figura inicial nos generó: ya no lo recibimos con alegría, sino que lo sentimos lejano, distante, controlador y dado al sermón.
Mientras tanto se nos entrega un vistazo al mal personificado: Lex Luthor y un equipo de notables secuaces del ayer y del mañana, se entregan a un fin determinado y, supuestamente, desinteresado: que la Tierra vuelva a ser controlada por los humanos. Plan que por cierto gana fuerza por los aliados que tiene: el Captain Marvel mismo, Billy Batson, y luego el mismísimo y algo envejecido hombre murciélago, Bruce Wayne. Todos tienen en común algo: su humanidad. Batman tiene de aliados a un trio clásico que refleja el poder de la humanidad en un mundo de seres sobre poderosos: Green Arrow, Black Canary y Blue Beetle, quienes con ingenio y método, no han tenido que envidiarles a sus contrapartes más poderosas su capacidad de influencia y respeto.
No nos debe sorprender entonces cómo la historia nos presenta a Superman y a su Liga con defectos demasiado humanos, como una solución que no es tal, enfrentada en conflictos que nos remiten a lo más clásicamente bajo de la humanidad. De pronto, Norman deja de ser el hilo conductor de la historia, y su posición de observador se torna cada vez más patética al punto que simplemente deja de ser relevante. El mejor momento que refleja esto es la discusión de los seres superiores (Highfather, Ganthet, Shazam entre otros) donde ninguno busca ser relevante en aquellos seres que buscan representar o guiar. De hecho, están hastiados de ellos. Nuevamente, ¿por qué suceden estas cosas? ¿Acaso los dioses se olvidaron de este mundo y nos dejaron a nuestras anchas para destruirnos?
Inteligentemente, en ese mismo momento Mark Waid nos presenta a Deathman con algunos cahuines de interés: no todos siempre fueron así, la humanidad (o a esta altura, la vulnerabilidad real) es una característica que puede estar presente incluso en los de mayor poder. Este tema de pronto se vuelve principal cuando vemos que la manipulación de Luthor a Captain Marvel es intencionada con el peor de los propósitos. Es la codicia del poder humano sobre la mente trastornable de un niño: crueldad bastante cruda a pesar de ver tan poco de ella.
Mientras se forja esta alianza, Superman por su parte decide que una guerra ha comenzado, que la redención solo puede venir con disciplina y encarcelamiento. Construir una cárcel para súper-humanos no es sencillo, a menos que se cuente con la ayuda de la ingeniería Mother Box de Scott Free, directamente desde Apokolips. Esta secuencia no está presente en todas las ediciones y es bueno saber que Unlimited la incluyó (mi vieja Vid no la tenía). Es buena también porque prefigura algunos temas y cuestionamientos de la serie completa: Orion quiso liberar, pero no lo logró. Quiso llevar a los habitantes de Apokolips a la libertad, pero nunca pudieron entenderla, y Orion pasó a ser su nuevo padre. La verdad es que sus palabras sí debieron ser tomadas por Superman como el consejo que eran. No dejemos de mencionar que el Gulag terminado es igual al viejo centro de operaciones de los villanos de la serie Súper Amigos, una cita que se puede entender de varias formas distintas.
Ahora, ¿Por qué Job? ¿Por qué Norman? ¿Por qué Superman está tan destinado a fallar? Decidí recordar a Job por un sencillo motivo. Cuando Job, hombre justo como ninguno, reprocha que no ha hecho nada malo, Dios se le aparece y tira todo su currículum de poder: de Él nació el cosmos, la Tierra y las grandes bestias. Claro, Job no pudo sino apreciar toda la gran Existencia del Gran Yo Soy, y declararse inferior y limitado. El problema es que lo Todopoderoso de Dios ante Job muestra una debilidad, a la que este libro sutilmente deja solo para la reflexión: ¿cómo alguien tan grande puede entender mi sufrimiento, que es muy grande, pero yo soy muy pequeño? La respuesta fue clara: no puede. Dios no se puede ocupar de ello, porque para ello debería dejar de ser Dios. Jung diría que este paso es esencial para lo que eventualmente llamaríamos cristianismo, el Dios que se despoja y se hace humano.
Norman reclama lo mismo, no podemos esperar que estos superhéroes nos liberen, acaso su problema es que ellos no pueden liberarse de ser ellos mismos lo que son. Por eso el conflicto final, el Armagedón, viene con la esperanza de acabar en cierta manera el problema, y Bruce Wayne lo sospechaba: ¿no sería mejor que todos los súper-humanos desaparecieran? Pero nuevamente, Waid es sabio, nos puso en el camino al Mortal más poderoso del mundo. A decir verdad, un mero humano, aquel que ganó tanta fama que DC Comics demandó a su compañía por robarle público a su Superman hasta el punto de obligarlos a cerrar. El impacto del relámpago tiene ese efecto de justicia divina por tantos lados, y el rayo es un símbolo tan poderoso de contacto de los simples mortales con aquello que le es prohibido. Por eso la última página del tercer tomo es tan poderosa e icónica. Son varios conflictos en uno, y lamentablemente, ningún lado o facción parece la justa, ni una sola.
Unlimited sigue su camino junto a Alex Ross. Las portadas seguirán acortadas, y las contraportadas siguen al final como un pequeño recordatorio de lo que pudo haber sido. Aunque no es tan determinante, siento que la traducción por momentos es poco atinada o fluida. Por ejemplo, cuando Bruce recibe por segunda vez la visita de Superman y este se retira rápidamente, en el original Bruce dice algo como "Así que así es como se siente..." en obvia referencia a su maleducada y patentada forma de despedirse de un lugar. En la edición de Unlimited (pero traducción de ECC según los créditos) dice un inexplicable "Así son las cosas...". En estos detalles y en la poca fluidez de algunos textos siento que están las diferencias entre las mejores traducciones. Este detalle no es menor (¡es probablemente el último chiste de toda la historia!) ya que como dicen, el diablo está en los detalles, pero difícilmente echa a perder la edición (lo de las portadas quizás sí).
Por lo demás, ya salió el último número. Esperamos darle pronto una repasada, y ver qué preguntas y quizás respuestas nos queden. Paciencia, que el ritmo semanal es más difícil de lo que parece.
¡Nos vemos hasta la próxima!