Unlimited Cómics - Kingdom Come Parte 1: Extraño Visitante
Guion: Mark Waid
Dibujo: Alex Ross
Kingdom Come #1
Fecha de publicación: 18/06/2015
El apóstol Juan escribió cerca del final de sus días el libro del Apocalipsis (o Revelaciones), en medio de un contexto complejo para el incipiente pueblo judeo-cristiano: de pronto Roma se había puesto particularmente dura en lo que fue siempre el centro espiritual de la fe de los judíos, Jerusalén. De allí fueron expulsados alrededor del 70 d.C., y no lograrían volver hasta casi dos mil años después, y siempre con una estabilidad pendiendo de un hilo en lo que a conflictos bélicos se refiere. De pronto Juan, judío pero ahora principalmente cristiano, se ve con una visión de tribulación del presente, con pesadumbre porque el Reino de Dios que esperaba lo veía cada vez más lejano, primeramente en términos físicos, pero también espirituales. El libro que escribe es una invitación o vistazo profético al fin de la supremacía romana, pero a la vez, al fin de todo imperio con la marca de la bestia, imperios que prometen protección, pero a fin de cuentas solo buscan satisfacer sus propias y egoístas agendas.
En el capítulo 5 de ese alegórico libro Juan llora, porque ve que nadie es capaz de tomar un libro de siete sellos, no había nadie capaz de abrirlo, mirarlo o leerlo. De pronto aparece un Cordero que es capaz de tomar el libro (como Superman y Captain Marvel en Superman Beyond), y el resto de ancianos y seres celestiales se postran en alabanza. Es el Cristo, el que vuelve a mostrar por qué su forma, la del manso animal, es superior a los imperios basados en el poder coercitivo.
Norman McCoy es un viejo similar a Juan. Llegando al final de su vida ve un mundo sumido en manos de aquellos que dicen proteger el mundo que habita. Él se da cuenta, al recordar a su amigo Wesley Dodd (el clásico Sandman) que el mundo y sus vidas ya nos les pertenecen. Son de aquellos “súper-héroes” que han tomado el control de lo que acontece en el mundo. Sin embargo, el que puede mostrar la diferencia, ese tipo de Cristo del Universo DC, Superman (manso y humilde como un granjero), aparecerá y desencadenará una serie de tragedias así como el Cordero que abre el libro y nos pasa a contar cada una de las trompetas del Juicio. El cambio llega, el imperio caerá, pero hay costos asociados, y Norman de pronto lo sabe. Pero también entramos a cuestionar si este Superman, este modelo, es digno o no de alabanza.
Mark Waid a su modo es otro viejo. El escritor de este comic es una enciclopedia andante del mundo superheroico, y nació en un contexto donde pudo ver claramente el cambio que el género empezó a vivir a partir de fines de los '80. El concepto de superhéroe pasó a ser una mala palabra, y justiciero o vigilante sonaba mejor. De pronto, en los '90, había todo un universo de peleas, batallas y conflictos donde la moral de la fortaleza física es la que prevalecía. Waid sabía que esto no había sido siempre así, porque él leía de pequeño otras historias, aquellas que lograban inspirarlo a querer ser mejor, a sacar más fuerzas de su flaqueza. De pronto las historias de los '50 y '60 pasaban a ser testimonios de una forma de vivir, evangelios de lo que implicaba ser un héroe y cómo esto no alienaba a la humanidad sino que la emplazaba, esa humanidad inocente que niños consumían y que lo motivaban a tomar una toalla y ponérsela de capa. Como McCoy, Waid se refugió en las Escrituras, sus Escrituras súper-humanas, a sabiendas que los mansos heredarían la tierra. Y como McCoy, y como Juan, llega el difícil momento de afrontar que sí viene el derrocamiento del imperio, pero la segunda venida del Mesías no es cosa sencilla de afrontar. La lucha, y Waid lo sabía, no puede solucionarse a combo suelto solamente, porque no es una lucha contra carne y sangre, estas no pertenecen al Reino, sino que la lucha tiene otro frente, y este comic es a su vez un testamento de un periodo, de un deseo de cambio, que implica integrar y conocer muy bien aquello que se critica, finalmente una lucha espiritual de un reino espiritual.
Hay varios momentos que se encargan de reforzar esto. La muerte de Sandman y de sus historias y anhelos es la muerte de un testigo de tiempos mejores, que acaso solo quedan representados como caricaturas de antaño en el ya mítico Planet Krypton (en el caso de Apocalipsis, los Templos, la falsa iglesia; en el universo DC quizás la misma línea principal, acaso la misma Trinidad intentando “adaptarse” a los tiempo y entregando un falso evangelio). Todo llega a una inevitable bola de nieve con la destrucción nuclear de Kansas, en un frustrado combate comandado por Magog (figura literaria, también usada en el Apocalipsis, que representa a los enemigos de Dios). Es en esos momentos de duda de una fe basada en promesas que no llegan que encontramos a Norman, lamentándose por el presente, sin poder alguno como solo un ser humano más, en medio de peleas de poderosos que destruyen y provocan el crujir y lloro de la humanidad. Desde el vitral de Cristo aparece un misterioso Espectro (el clásico ser sobrenatural, agente operativo directo de Dios). De pronto, una escala mayor de poder requiere la ayuda y el apoyo de un simple humano. En el fondo este conflicto de poderes no puede quedar desprovista de la humildad y mansedumbre de aquellos que no importan, aquellos que no tienen voz ni voto, como Norman.
La pelea oficial parece que se va a dar entre Superman y Magog, al menos en lo que representan; entonces, ¿qué rol cumple McCoy como testigo de Dios? ¿Qué rol cumplía Juan ante la Revelación? ¿Qué rol tiene Mark Waid y el soberbio Alex Ross? Creo que estos últimos tienen un rol relevante que es de corte profético. Finalmente los profetas no entregan solo sucesos futuros, sino advertencias, consejo, precaución, e incluso los medios para que, el resto de nosotros, simples mortales, hagamos lo mejor posible para evitar el inminente juicio. Waid y Ross son los escribas de este testimonio, y dependió - y aún depende - de los lectores, el cómo usarán estas revelaciones para el futuro de este mundo o reino súper-humano.
De hecho, Superman, aunque parezca ser la solución, hay que verlo con precaución en tanto nos puede llevar a un asistencialismo en tanto a figuras mesiánicas se trata: va a salvarnos a todos, va a derrotar a los malos, nos va a cuidar siempre, yo soy muy débil. Superman aquí duda, Superman aquí tiene que remecerse, y recordemos y tengamos bien presentes las palabras de Wesley Dodds, la iniciativa humana empezó a erosionarse cuando le pedimos a esa nueva raza (aquí puedes insertar las personas, u organismos que te hagan sentido) que se ocupara del futuro por nosotros (el Espectro dice "En parte, ellos son el problema"). Gracias al Espectro y a nosotros, que somos también Norman, iremos de la mano por el Apocalipsis, esperando ver qué sucede en el camino.
Alex Ross merece un trato especial. Es que Unlimited sabía que podía tener un comodín con este artista. Sus trabajos realistas parecieran humanizarlo todo, pero lejos de eso, logra generar un mayor asombro en nuestra percepción al ponernos frente a frente a seres fuertísimos en contextos extraordinarios con el toque mucho más aterrizado y ordinario de nuestras vidas. De pronto, se vuelven verdaderas Maravillas ver a cada héroe mostrándose como tales, y la emoción de volver a ver a Superman (a quien nunca hemos dejado de ver, pero la historia nos hace sentir fácilmente que sí ha pasado mucho tiempo), es el momento que corona este primer capítulo. Siempre se puede criticar que Ross carece de dinamismo, que parecen cuadros silenciosos estáticos en el tiempo. Estoy de acuerdo con estas críticas, pero eso no resta el talento del dibujante, y en este verdadero libro religioso, su imaginería es provocativa de sentimientos similares.
Unlimited tomó un buen camino desde el año pasado: sacar todas sus colecciones en papel brillante couché. El principal argumento que las hacía quedar en detrimento de otras ediciones ha cambiado. Kingdom Come goza del mismo tratamiento, aunque sus colores parecieran sentirse más opacos. ¿Será el estilo Ross el responsable? Sin embargo, estamos felices en general de contar con este formato, y solo nos queda soñar ver algunas de las mejores series publicadas años atrás en este mejor papel.
Pero por otro lado, Unlimited ha tomado un camino peligroso del que no siempre sale bien parado, que son las portadas. Ya conocemos el clásico marco blanco de colección que tantas críticas despertó en el pasado (confieso que no me desagradaban a mí), y también usar portadas que no necesariamente pertenecen a los números específicos contenidos. Pero aquí había poco espacio para el error. Después de todo, cada número tiene su portada, y no debiera ser un problema. Y sin embargo, debo decir que esta es la principal crítica que le tengo a esta edición (aún más que el error donde el texto se pega un salto espiritual de su caja a encima de la imagen, todos somos humanos): las portadas son ampliaciones de las portadas originales, portadas que contenían una determinada fuente y posicionamiento de los autores así como una estilosa franja negra que atraviesa la portada hacia la contraportada, llevándonos a un panorama mayor de personajes que posan para Alex Ross y el lector. El cambio de fuente es esperable, en tanto buscan homologarlo a toda la colección que no incluye solamente a Kingdom Come, pero tanto la franja negra como la contraportada se pierden. Sospecho que Unlimited lo contempló y publicó la contraportada dentro del mismo comic al final (¡bien ahí!), sin embargo la portada misma no ampliada no está disponible, y por lo tanto, sospecho que seguirá esa tónica el resto de esta serie. Al menos tuvimos la portada 2 en formato poster...
Esto no es tan grave, convengamos. Pero hace más difícil tomar una decisión. Por ejemplo, yo tengo la edición Vid (retro). Ya está viejita y el epílogo venía aparte de los cuatro números (que es bastante complicado de conseguir). Sus portadas, eso sí, son respetuosas al original. ECC Latinoamérica (o sea, Argentina) sacó 4 grapas de esta serie hace ya un tiempo. Son relativamente fáciles de acceder y no son caras. Contienen todo lo que tendrá Unlimited, y esas portadas gloriosas inalteradas... pero el comic tiene mayor posibilidad de destruirse porque la grapa es mucho más sensible, y las de ECC no son un ejemplo de resistencia. El formato de mini-tomo de Unlimited es perfecto para Kingdom Come, pero entiendo que la contraportada cumple otro fin para ellos, y útil para el lector: saber qué tomos completan la colección. Por eso, incluir tanto la portada como la contraportada hubiera sido la mejor decisión. Obtuvimos solo la contraportada y una portada truncada. No es malo, pudo ser mejor.
Seguiremos la próxima semana. Pero está de más decir que estamos ante una compra asegurada. Láncese al quiosco, o si ya la tiene, vuelva a leerla, ya que la edición es una buena excusa para hablar de este buen comic. Siéntase libre de comentar y discutir, y aprovechemos que esta historia llega a los quioscos para abrir aún más el espectro de opinión.
Bonus track: recuerden ver todas las referencias de este número en Las Llaves del Reino - Parte 1