Convergence, Semana 8 - Es el mismo multiverso, pero el sombrero es nuevo
Convergence llega a su fin y damos cierre a esta aventura de dos meses por la calle del recuerdo. Sin ser el peor evento que he leído, mis impresiones finales no son del todo buenas. Si usted no concuerda con lo recién señalado, lo invito a comentar, siempre es bueno ver otros puntos de vista. Sin más, veamos qué pasa en el número final de la miniserie.
Seguimos donde quedamos el número pasado, con la energía cronal desatada por el universo... solo que dicha energía ahora está volviendo de vuelta al planeta, y la presencia del planeta Telos amenaza con desestabilizar todo el multiverso. ¿Quién podrá ayudarnos? Aparentemente Booster Gold de The New 52 y una nueva versión de Waverider (para detalles más específicos, lean los tie-ins de Booster Gold antes de Convergence #8) con un nuevo y loco plan: ¡Brainiac! ...otra vez. Pero en esta ocasión el coleccionista de mundos queda libre, y las distintas versiones de Superman se preparan para enfrentar la nueva amenaza, hasta que tanto los azulosos como el coloso multiversal se dan cuenta que es bastante estúpido pelear, ya que aunque hubiera un vencedor el multiverso se encuentra inestable y un festival de golpes no va a solucionar eso; después de todo Brainiac se supone que es uno de los seres más inteligentes del universo... o más bien, del multiverso.
Brainiac comienza a recordar y sentir, por lo que vemos cómo el coluriano llegó a ser lo que es hoy. En su búsqueda de conocimiento quiso ampliar su espectro, por lo que decidió viajar por el multiverso y a través del tiempo con el fin de, en sus propias palabras, “evolucionar como lo hicieron los Monitores”, pero quedó expuesto a los violentos cambios producidos por Superboy-Prime en Infinite Crisis, Mr. Mind en 52 y el reboot de Flashpoint. Brainiac fue mutado grotescamente por las energías del multiverso y quiere volver a ser quien era. El gigante anuncia su plan, separar el lazo de Telos con el planeta y utilizar la energía cronal para regresar a todos a sus lugares y tiempos respectivos... salvo a la gente de Earth-2, que no tienen planeta y eso a Brainiac le importa tres pepinos, él está ayudando porque espera que gracias a ese flujo de energía pueda volver a la normalidad.
Parece que todo está resuelto, pero surge un problema: hay un evento cósmico de tal magnitud que impide devolver las ciudades a sus tiempos respectivos. ¿Qué podría ser? La respuesta es obvia, la Crisis original. El cómic da la explicación con manzanitas: por culpa de Crisis on Infinite Earths, dejó de existir el multiverso original, colapsando las Tierras sobrevivientes en una sola Tierra, por lo que incluso si las ciudades vuelven a sus tiempos de origen, el multiverso igualmente colapsará en ese punto y los sacrificios de Flash y Supergirl son inevitables. Sin embargo, la última palabra no está dicha, ya que Superman pre-Flashpoint (con familia y todo) y Parallax se ofrecen como compañeros de viaje con una misión clara: evitar el colapso original del multiverso. Así, los 4 héroes (bueno, 3 héroes y un antihéroe tirando a villano) viajan hasta ese punto clave en lo que podría haber sido el punto argumental más interesante de todo este evento, pero el comic simplemente nos dice que lograron su objetivo con 2 splash pages mostrando diversas Tierras, pero sin profundizar en nada más. ¡Qué estafa!
Omitiendo esta anticlimática resolución, ¿esto significa que el multiverso original está de vuelta? Sí y No. Lo que ocurre, aparentemente, es que gracias a que el multiverso original jamás colapsó las ciudades volvieron a sus tiempos de origen, pero igualmente se produjo una reestructuración cósmica para poder estabilizar todo (al menos así es como lo explica Brainiac). Véanlo así: la consecuencia más importante tras alterar los hechos de Crisis on Infinite Earths ya no es la destrucción del multiverso, sino que su supervivencia, pero con cambios drásticos en todas las Tierras. Un “efecto Flashpoint” a escala multiversal, si se desea usar una analogía.
Con su misión concluida, Brainiac decide ser un niño bueno, dejando limpio al planeta de toda presencia de las ciudadelas y de la energía cronal restante... para mala suerte de los héroes de Earth-2, ya que ellos siguen ahí al no tener un planeta donde volver, salvándose de ser exterminados gracias a una barrera protectora de Green Lantern. Para su suerte, éste planeta no tiene dueño, así que Alan Scott no pierde tiempo y lo terraforma. Telos hace una última aparición, señalando que él movió el planeta al universo de Earth-2 y nos dice que recordó su nombre entre otras cosas, pero siendo el personaje blando y sin carisma que nos conquistó a lo largo de esta miniserie (?) no lo dice, así que al menos para mí Telos se llama Pepito. Con todo en orden, Green Lantern encuentra a los sobrevivientes de World’s End e inicia el viaje a un nuevo hogar. Ah, y los personajes de The New 52 volvieron a sus casas sin mayor explicación, salvo Superman y Supergirl que se quedan comentando la situación desde el espacio... o sea, fueron cero aporte las escenas espaciales de los números pasados.
Para ser justo, quiero destacar primero ciertos puntos buenos del evento en sí. En primer término, la miniserie principal concluyó mucho mejor de como se desarrolló durante la mayoría de estos dos meses. Tenía los ingredientes suficientes para ser un bodrio infumable, lo cual parecía su destino inevitable tras el fiasco de los primeros números, afectados principalmente por falta de ritmo. No estoy diciendo que se haya vuelto una serie imperdible, pero dejó de ser una serie mala para convertirse en una mediocre, entendiendo mediocre en la menos peyorativa de sus acepciones.
El segundo punto, y que fue lo que hizo que en definitiva el evento en sí no fuera una completa pérdida de tiempo, fueron los tie-ins. Es de las pocas instancias en que los números complementarios en su gran mayoría son la razón para leer un evento en lugar de la historia principal.
Un tercer elemento al que me quiero referir es un punto argumental específico que me quedó dando vueltas tras leer el #8: el viaje y evolución de Brainiac. Cuando se nos explica que el viaje multiversal del coleccionista de mundos fue con la intención de emular la “evolución” de los Monitores, se hace una referencia a la naturaleza narrativa de la cosmología del DCU. Brainiac es ignorante del hecho que la existencia de la narrativa que da forma al multiverso DC es lo que en último término llevó a la extinción de la raza de Monitores. Al imitar la senda de esos seres “más allá de los dioses”, estaba encaminado a repetir el destino de ellos. Dar vueltas a través del multiverso tiene un precio y ese precio es que el personaje sufre cambios, para bien o para mal. Lo anterior es una aplicación de los conceptos meta-narrativos que Grant Morrison usó para explicar el DCU. De todos los lugares que podría haber esperado que se usara una idea así, Convergence es el último. Considerando la incontable cantidad de referencias mal hechas y la variedad de defectos que tiene la serie, el que se las haya arreglado para utilizar de forma adecuada un concepto así de complejo es sorprendente.
Pero no todos son flores, ya que el principal problema que enfrentó este evento es que no es sino la última estrofa de una canción carente de compromiso y calidad desde su concepción. Convergence se publicitó como la gran conclusión de las semanales Futures End y Earth 2: World’s End, series que tenían un gran potencial cuando fueron anunciadas. World’s End parecía ser la respuesta al éxito de Earth-2, dando un segundo libro donde poder enfocarse en los personajes secundarios y diversificar sus historias, pero en lugar de eso se transformó en un cáncer que aniquiló todo el trabajo que James Robinson y Tom Taylor hicieron. Se puede argumentar que la etapa de este último fue algo oscura, pero su conclusión terminaba de forma positiva y con un mensaje esperanzador, cosa que no es el caso de World’s End, que fue un desastre deprimente de comienzo a fin. Por su lado, Futures End pudo haber sido una secuela espiritual de 52, compatibilizando una narrativa basada en caracterizaciones fuertes junto con una trama que explorara las ramificaciones, consecuencias y funcionamiento de las líneas temporales del nuevo DCU que presentaba misterios como las apariciones de Booster Gold en All-Star Western o el críptico final de Legion of Super-Heroes. Temáticamente hubiera sido un buen complemento a The Multiversity, pero solo resultó no ser sino una historia con pésimo ritmo y que ni siquiera se molestó en tener un final digno, siendo nada más que un prólogo gigantesco para el nuevo cómic de Batman Beyond.
Luego de todo ese fiasco, es normal ya estar algo quemado, pero podría haberse compensado si ese largo camino hubiera llevado a algo que valiera la pena. Convergence no resultó ser eso, fue tan o más mediocre que las series que pavimentaron su camino y en parte esto se lo achaco al equipo creativo y a quienes los pusieron ahí. ¿A quién le pareció una buena idea que la miniserie que tenía por fin celebrar la historia editorial de DC esté a cargo de un escritor que nunca había hecho nada en la compañía y de otro que venía de haber enterrado a los Teen Titans y Superboy en el fango? Convergence pudo caer en manos más capaces como las de Mark Waid (si Bob Harras no tuviera sus pezuñas metidas en la editorial), Dan Jurgens, el que sin ser un autor excepcional, dio una buena impresión en el #0 y en su etapa en Booster Gold, Dan Abnett, que se notó tenía madera para el tema con el tie-in de Flash, Jeff Parker, un talento que viene de hacer una entretenida etapa de Aquaman y que podría haber hecho u buen trabajo. En definitiva, gente que supiera lo que estaba haciendo.
El problema central del asunto es que se ocupan casi 100 cómics en una megahistoria que no es muy destacable. Esto es especialmente notorio al haberse publicado en paralelo The Multiversity, el cual tenía como único prólogo un número del volumen actual de Action Comics. Se le podrá reclamar a Grant Morrison que a veces se vuelve demasiado loco, pero nunca falto de imaginación para explorar conceptos. El final de The Multiversity es épico y el camino recorrido lleva a un punto común, mientras que el final de Convergence abusa de soluciones demasiado convenientes y se auto-sabotea constantemente. Puede que su término fuera más o menos decente, pero eso no borra todos los problemas que rodearon al proyecto.
Solo cabe decir que si bien no terminó siendo un fiasco como Countdown, Convergence está lejos de ser una celebración digna de los 30 años de Crisis on Infinite Earths. Cuando se compara con el esfuerzo y calidad que Marvel puso para preparar su Secret Wars, da para preguntarse por qué en DC se dieron si quiera la molestia de hacer este mamarracho.
Espero haber sido de ayuda estas 8 semanas, ojalá les haya sido servido de guía para este evento. ¡Hasta la próxima!