Marvel NOW! - "Thor: God of Thunder" (2013) de Jason Aaron y Esad Ribic
Luego de mucho tiempo sin esta sección (odio marzo) vuelvo más desenfrenado que nunca, y si en las primeras tres reseñas (The Superior Foes of Spider-Man, Moon Knight, FF) me derretí en halagos, hoy llegó el momento de destrozar a una serie que venía presidida de muy buenos comentarios. La víctima es Thor: God of Thunder, 25 números divididos en 3 momentos más algunos ejemplares de complementos, todo de calidad muy dispar, algunas cosas muy buenas y otros derechamente paupérrimas.
THOR: GOD OF THUNDER
Guion: Jason Aaron
Dibujo: Esad Ribic, Ron Garney, Emanuela Lupacchino, Butch Guice, Nic Klein, Das Pastoras, Agustin Alessio, Simon Bisley
Fecha de Publicación: Enero 2013 – Noviembre 2014
Thor: God of Thunder Vol. 1 #01-25
El primer arco (dividido en dos actos, God Butcher y Godbomb) consta de los primeros 11 números, casi la mitad de las entregas, y es en aquí donde encontramos la mejor calidad de la serie. Jason Aaron (Scalped, Ghost Rider) en los primeros 6 números está monumental, no me extraña que para muchos esta fuese unas de las grandes revelaciones del 2012. El guionista propone varias cosas interesantes que logran seducir al lector de forma inmediata. Primero, el relato transcurre en tres momentos temporales distintos, protagonizados por tres Thor muy diferentes. Tenemos a un inexperto Dios del Trueno, interesado solo en mujeres e hidromiel, podríamos decir que en cierta manera es el dios “mitológico”. Luego el Thor (perdón si repito mucho este nombre, es que este tipo no tiene “alter ego” o muchos apodos que digamos) del presente, el Vengador, ya más centrado y portador del Mjölnir (o el hijo del Chipote Chillón con un boomerang). Por ultimo a Thor All-Father (técnicamente llamado Rey Thor), quien ha vivido lo suficiente para heredar el trono de Asgard, pero también para ver morir todo lo que amó alguna vez. Las cartas son puestas sobre la mesa casi inmediatamente. ¿Qué hizo el irresponsable dios joven que terminó por condenar el universo entero? ¿Podrá el actual Vengador remediar sus errores de juventud y salvar el futuro?
Muchas posibilidades, y eso es bueno en las manos de Aaron, que por momentos nos hacía recordar que fue él quien escribió Scalped. Pero tan o más virtuoso fue en su cometido su compañero de equipo en los dibujos, Esad Ribic (Silver Surfer: Requiem). Pone de inmediato un golpe en la mesa y desde la primera grapa comprendemos que la estética de esta serie será única. Su estilo muy pictórico de dar siempre protagonismo al personaje sobre el fondo, dotan a la fila de incontables dioses que vemos pasar ante nuestros ojos de una grandilocuencia notable, incluso el más ridículo de ellos luce genial. También está muy acertado en las expresiones corporales y faciales; para mí exagera un poco, pero están y en lo personal, en el cómic siempre es mejor que sobren antes que falten. El diseño de página y la narrativa gráfica son directas, de paneles amplios para dar harta velocidad de lectura, sin mayores relecturas o complicaciones.
El sexto número es un descanso para el gran trabajo de Ribic, pero no es un complemento/relleno de la serie, pues le sirve a Aaron para contar el origen del villano, algo importantísimo para hacer avanzar la trama y darle peso argumental al enemigo de esta saga. Lamentablemente es el primer atisbo de malas decisiones del guion, pues las motivaciones del infame personaje son básicas y trilladas. Hoy en día a pelar a al resentimiento fácil y locura violenta para encasillar a un tipo como “malo” me parece a lo menos poco original ¿Por qué no argumental algún discurso político? ¿Algún estado emocional más elevado que la primitiva venganza bélica? En los dibujos tenemos a Butch Guice, dibujante con buen manejo de la expresión, de línea algo sucia y rápida, su narrativa es directa pero de composiciones de páginas algo caóticos (con tanta rayita de sombreado), tal vez el entintado o el color no le juegan a favor.
En los siguientes 5 ejemplares (#7-11) la cosa cambia para mal. Se debela el misterioso enemigo, muy interesante por cierto, pero su fin es tremendamente predecible y lamentable. ¿Para qué tantos misterios, royo de líneas temporales, científicos y mágicos para luego arreglar todo a martillazo limpio? Tal vez si te gusta la machaca sin sentido esto te parezca genial, porque Ribic está en muy buen estado, se manda dibujos y secuencias notables, pero carente de más carne donde poder agarrarse, no hay más de lo que se ve a simple vista. Para peor el destino final del villano lo imposibilita de volver más adelante y eso es una lástima, pues el God Butcher pintaba para ser un personaje re-atractivo. Aun así, no está tan mal como lo que vendrá más adelante.
El #12 es el primer complemento/relleno, los lápices corren a cargo de Nic Klein. Es un guion simple y bien trabajado, efectivo, con toques de emotividad y grandeza, de esos que te venden la pomada de la certeza de que el protagonista es un héroe de tomo y lomo, aún con todas sus fallas, es uno de los chicos buenos y de los mejores en su clase. Es un dibujo suelto en la expresión corporal, aunque no me gustó nada cómo dibujó las caras de los personajes. Paneles grandes, diálogo acotado y eficiente. Nada del otro mundo, pero bien.
Aquí llega la catástrofe, el horror. Aaron da un giro de 180° en la serie, mete a los 9 Mundos, intenta crear una aventura épica, directa y rápida, con intriga, misterios y algo de mala leche, pero el resultado es un arco paupérrimo, latero, sin sentido y lleno de relleno (valga la redundancia). The Accursed trae de vuelta a Malekith, un personaje unidimensional que hace treinta años tal vez gustaba, porque era malo y punto, pero hoy en día aburre (en los cómics y en el cine). Para peor el tratamiento que hace el guion de él no ayuda mucho. El final del arco, que pretende ser "inteligente", es de lo más idiota que he leído en mucho tiempo. La historia además cuenta con unos secundarios que son para la risa, no pondré sus nombres puesto que ¡ya los olvidé! Son tan desechables, planos y sin carisma que la muerte de uno de ellos da más risa que pena.
El arte tampoco se salva, ¿qué no tenían a otro reemplazante? No es que Esad Ribic sea el heredero de Alex Ross pero el tipo tiene lo suyo, un estilo, una propuesta personal y eso se nota cuando se lee. En su lugar salta a la cancha Ron Garney, pero la verdad no sabía si dibujaba Jim Lee o algún clon suyo (y eso que los colores le hacen gran favor). Sí, creo que exageré un poco, pero el punto es que su estilo en esta obra tuvo personalidad igual a cero, sus dibujos pretendían ser impactantes y terminaron siendo aburridos, sin "chispeza". Agregue a la lista que su manejo de expresión facial fue pésimo y que para variar sacrificó todos los fondos. Sin contar además que sus composiciones de páginas fueron monótonas y aburridas. ¡Un desastre!
Algo de aire fresco supuso el #18, otro número de relleno, con un historia más simple, menos emotiva qué el #12, pero nuevamente muy eficiente. El arte de Das Pastoras y sus colores está a un muy buen nivel, ese efecto de pintado estilo "lápices a palo" quedó genial. Aquí sí hay buen manejo de la expresión corporal y facial de los personajes, además de una proporción humana muy cuidada. Lástima que el guion se hace algo pastoso y lento ya que se excede en los diálogos. Nuevamente Aaron intenta ser más inteligente de lo que puede (o le está permitido) y no le resulta.
El último arco, The Last Days of Midgard, llega a partir desde el #19. Está mejor que su predecesor pero ni cerca de las primeras 6 entregas de la cabecera. El guion nuevamente intenta ser perspicaz y complejo, fallando miserablemente otra vez. La consigna en primera instancia es "¿y qué pasaría si a un Vengador se le acusa legalmente por los desastres causados en sus luchas y peleas?" En lo personal es algo trillado y bobo, y más aún si al final todo se resuelve con... sí, martillazos a diestra y siniestra. Ahora, aquí hay más trasfondo; algo de ecología barata, algo de romance barato y una pelea (en serio, sin pies ni cabeza) que sucede en el futuro entre Thor All-Father y el Devorador de Mundos favorito de Marvel, que dura absurdamente ¡5 números! Latea de una manera… Incluso con el fabuloso arte de un inmejorable Ribic, los poderes somníferos del guion son difíciles de vencer. En definitiva un cómic digno del shōnen más corriente posible. Si te gustan las peleas con buen arte y de ridículo poder devastador, esto es lo tuyo; si no ¡sal corriendo!
El último ejemplar es un relleno incensario de la infancia de Malekith, que se pinta como el enemigo a vencer en el siguiente volumen. ¿Qué nos quieren contar? Bueno, que el elfo oscuro es malo… ¡Vaya, qué sorpresa! ¡Qué descubrimiento! ¡Qué innovador! Lo mejor, lo que dibuja Esad y las tres nietas de Thor, son bastante divertidas. R.M. Guera está a cargo de casi todo el arte del número, "reguleque", nada que decir, solo que el color no le hace mucho favor.
Para flojos y/o apurados
Una serie bastante mediocre, que partió muy interesante con muchas ideas y posibilidades, pero termina fallando miserablemente en casi todo lo que propone. Jason Aaron intenta hacer cosas inteligentes, ser mala leche como lo fue en la inolvidable (para bien o para lama) Scapled, pero aquí luce absurdo, facilista y obvio. Lo mejor está en los primeros 11 números, luego esto solo cae. Destaca y por mucho el trabajo de Esad Ribic. Su estilo puede resultar algo extraño en primera instancia, pero en cuanto te acostumbras se disfruta a tope y cuando vuelve a tomar las riendas de la serie en el último tramo lo hace con un nivel más que notable, lástima que el guion fuese tan pálido para esas alturas, aun así algunas secuencias de la pelea entre King Thor y el viejo Galactus son notables.
¡Adquiérelo en papel!
En inglés se puede adquirir comprando las 25 grapas o en su defecto 4 tomos que reúnen toda la serie. En español, Panini publicó toda la serie en su colección Thor: Dios del Trueno desde el #26 al #42, más el #45. Cabe advertir que las entregas del #26 al #31 más el #36 incluyen 2 números USA por grapa y por eso tienen un valor diferente.