Xenozoic Tales: Cadillacs, dinosaurios y ecología
Desde su primera edición, las historias de Jack Tenrec entra a partir de la vista. Y es que abrir un tomo de Xenozoic Tales muestra una cuidada ambientación digna del trabajo de múltiples personas. Pero estamos lejos de la realidad, pues todo el conjunto es obra de un autor solitario: Mark Schultz.
Tras un enorme cataclismo las fuerzas de la naturaleza se han desbalanceado; grandes inundaciones cambian la geografía, incendios que duran años consumiendo bosques completos y volcanes que explotan muy cerca de grandes ciudades habitadas. A partir de este abrupto comienzo, el hombre se ha dividido en distintas tribus, con distintos regímenes políticos y diferentes métodos para sobrevivir. De este caos, los dinosaurios y otras especies que se creían extintas has vuelto para reclamar la tierra, formando un agreste panorama para el hombre.
Jack Tenrec será el protagonista de las variadas historias que componen el universo de Xenozoic Tales, un mecánico de armas tomar y que muestra un gran respeto por la naturaleza, tratando de ayudar a equilibrar un ecosistema completamente roto. Tenrec será consultor en una ciudad que parece ser las ruinas de San Francisco y donde sus habitantes deberán aprender, a veces por las malas, que con la naturaleza no se juega.
Hannah Dundee es la otra protagonista del cómic. Científica, valiente y temeraria, bella y curvilínea como solo Schultz puede dibujarla. Hannah entrará en la vida de Jack como embajadora de la tribu Wasoon, antes Washington, en una misión para tratar de fortalecer los lazos entre ambas ciudades.
Ambos personajes conocerán un montón de secundarios, humanos, mutantes y animales, y donde las intrigas políticas, las cacerías y los dinosaurios serán el eje de un concepto tan poderoso que a pesar de su corta publicación, captó tanto a atentos como incautos.
Un aspecto importante de Xenozoic Tales es la ecología que profesa. Toda la civilización se fue al carajo porque no supimos vivir en equilibrio con la naturaleza. Los protagonistas lo saben y tratarán por todos los medios que su alrededor lo sepa, profesando con el ejemplo y aleccionando a quien no lo entienda. Esta idea se traduce en un "vive y deja vivir" donde la necesidad a veces se antepone a los deseos de estabilidad de una naturaleza en constante cambio y que va a toda prisa. Representada muchas veces por estos dinosaurios -a los que Schultz cambia sus nombres científicos para dar la sensación de un nuevo comienzo- el cómic nos recuerda que somos una especie mas en este planeta y nuestra extinción puede ser tan rápida como la de los gigantescos lagartos que aparecen en la historia.
Y es que el genio Mark Schultz innato y sin trabas es capaz de gestionar varias historias de manera interesante, con intrigas y vueltas de tuercas, sin desenmarcarse del cómic pulp que profesa. Si bien el cómic no sigue la linea de una larga saga de eventos, si se arrima bajo el árbol del ecologismo en cada historia corta, dejando una fuerte marca de este en cada una a la que el autor termina con una clara moraleja. El dibujo es detallado y maneja una envidiable puesta en escena: fondos mimados, protagonistas dibujados hasta el mínimo detalles. Pero esta calidad ha hecho que el cómic salga a cuenta gotas y con una publicación parada gracias a las obligaciones de guionistas de Schultz.
Pero en concepto se desarrolló fuera del mundo de las viñetas. Bajo el título Cadillacs and Dinosaurs, Tenrec y compañía se vieron en una serie de dibujos animados y dos videojuegos: un famoso beat'em up desarrollado por la compañía nipona Capcom y un desconocido "on rails" para PC y Sega Saturn por Rocket Science. Lo curioso es que el título Cadillacs and Dinosaurs pertenece a la Generals Motor, que lo patentó al ver que sus modelos de Cadillacs aparecían en las paginas de Schultz, un poco robándole la popularidad a un cómic ya de por si de culto.
Xenozoic Tales es un cómic interesante, de muy cuidada factura y de guion clásico, pero impactante. Son un conjunto de historias que tienen aventura, intriga y accion, pero nunca descuida su idea de que el hombre debe estar en armonía con su ambiente, pues nunca ha tenido control sobre este. Toda la ambientación grita una adaptación a la gran pantalla. Quizás si Jurassic World tiene éxito alguien se anime en hacer que Jack Tenrec vuelva a sacar su cadillac del garaje.