"Mampato y Los Balleneros" de Themo Lobos
Ya le hemos dedicado un par de artículos de Mampato acá en la página (los de acá y acá son ejemplos), pero hoy no quiero hablar de Mampato en general, sino de una obra en particular: Mampato y Los Balleneros.
Antes de ir al cómic en sí, un par de antecedentes (de mí, jeh). Prácticamente aprendí a leer con Mampato, ha estado en mi vida desde que tengo memoria. Mi viejo, fanático de niño, tenía una colección enorme. Al irse por sus caminos, la dividió con mi tío, así que los hijos heredamos varias historias desordenadas (y lamentablemente, incompletas). Pocos años después, completamos todo con la revista Cucalón (en estos tomos empastados; el último fue el Nº 2, nos fue difícil de encontrar).
En esta revista editaban los números de forma desordenada temporalmente (ahí alguna vez me hice una cronología, según lo que tenía de mi colección antigua, menciones de unas aventuras a otras, el garrote de que tenía Ogú en cada una, etc.) pero, más allá de ese detalle, parecía incluir todo Mampato dibujado por el Themo Lobos (faltaban historias de Óscar Vega). Pero no. Dentro de los mismos tomos, había publicidad de otras historias: Los Piratas, una aventura de Mampato, Ogú y Rena en la prehistoria, por mencionar algunas. Y de alguna forma, nunca supe la existencia de Mampato y Los Balleneros hasta muchos años después.
¿Por qué les doy todo este trasfondo? Porque esta historia la leí por primera vez ahora. Y es muy distinto leer por primera vez una historia nueva de Mampato a los 12 años que a los 26.
¿O no?
He ahí por qué me marcó tanto. Me sentí como un niño de nuevo, acompañando a Mampato y a Ogú en sus aventuras. Y con ojos de adulto, pude ver mejor todo el amor que está puesto en este cómic y, de nuevo, por qué lo quisimos tanto.
¿Y por qué tanto? Es una aventura como todas las de Mampato: éste decide ir a ver a Ogú, quien tiene, en lugar de su garrote habitual, una lanza, la que Mampato compara con los arponeros del siglo XIX. Lleva a Ogú a su época (siglo XX, por primera vez) para mostrarle unas fotos, y como seguía sin entender, decide mostrarle en vivo. Ahí conocen a Tato, un chileno arponero, que se lleva de inmediato bien con Ogú (no es un personaje tan especial, pero sabe ganarse bien su espacio en el cómic). A la vez que hacen un nuevo amigo, hacen un par de enemigos: Sharkey y Dagger, que dan su cuota de antagonismo y comedia a las páginas.
La historia se desarrolla de manera muy simple pero siempre muy entretenida. Nuestros amigos se embarcan en un barco ballenero, el cual coincide con sus nuevos enemigos. Allí viven sus aventuras cazando ballenas, debiendo sortear los peligros de la caza, además de estar alertas a los antagonistas que desean vengarse, la amenaza de piratas, caníbales y peligros del mar. Ogú es el punto alto como en varias de estas historias, con su particular ingenuidad, hambre y ganas de pelear y cazar.
El cómic en sí está muy bien documentado y es muy didáctico. Tiene todo el detalle de las costumbres de caza de ballenas de la época, además de mucho detalle de los distintos tipos de cetáceos. Un crossover en las últimas páginas con Moby Dick terminan de darle el toque final.
Lo otro: el dibujo. Themo Lobos se manda unas páginas tremendas, cuidando mucho el paisaje y la ambientación. Pero no sólo eso, los barcos, las ballenas y sobre todo los personajes, están dibujados al máximo cuidado (debo reconocer que esa página de Valparaíso me emocionó un poco).
Sobre la edición: según leí por ahí (dato por confirmar), en la edición de dos libros de la editorial Sudamericana el recoloreado a mano es del mismo Themo Lobos. Y los resultados son excelentes. En lugar de colores más vivos, con mucho verde y amarillo, se usan tonos más oscuros, más azules. Más marinos. Y da siempre la sensación de estar en el puerto, en el océano (además de poder usar una paleta mucho más amplia, gracias a las libertades de impresión).
Lo único que me incomodó un poco es cómo están separadas las historias, ya que se corta de la nada al final del primer tomo. Hubiera preferido la historia de forma integral, pero es un detalle. La edición en tapa dura es muy bonita. Las portadas son sólo páginas interiores, pero salvan muy bien. Gracias a mis hermanos que me regalaron esta y otras historias para Navidad (¡hola hermanos, hola!).
En fin, hágase un favor y lea esta maravilla del cómic chileno. Y si tiene hijos o hermanos pequeños, quítele ese cómic de Batman y pásele esto, que le hará re bien.
Bonus track: pueden encontrar en Generación Mampato esta historia en formato digital y con la coloración antigua. Así me di cuenta también de que faltaban un par de páginas en la edición actual, se las dejo por si se las perdieron.
Postdata final: Mi viejo me vio con estos tomos ahora y dijo "¡bah, esta no la había leído!" y se los llevó. Qué es lindo el cómic.