¿Universo Cinematográfico? Lo que debería hacer DC
Enfrentemos la realidad tal como es. Durante más de veinte años, las únicas películas de superhéroes que valía la pena ver eran las que venían del lado de DC: Superman de 1978 redefinió el género, y Batman de 1989 fue el referente obligado para la palabra “blockbuster” por casi ocho años (hasta la llegada de Jurassic Park). Hasta ahí, todo bien para DC, mientras Marvel no daba pie con bola, con horrorosas adaptaciones de Punisher (con Dolph Lundgred, sin la calavera blanca), Captain America (con el hijo del escritor J.D. Salinger en el protagónico) y Fantastic Four (que era tan, pero tan mala, que ni siquiera se estrenó en cines).
Las películas de DC antes mencionadas tenían varias características en común, pero las más importantes fueron que la visión iba más allá del estudio "madre" (Warner). En el caso del azuloso, el licenciamiento de los Salkind les permitió hacerla a su entero gusto, reclutando nada menos que a Mario Puzo para escribir el guión original. En el caso del orejotas, Tim Burton se apoyó en su reciente fama y éxito para sacar adelante una película - por decir lo menos - atípica.
Con la llegada del nuevo milenio, Marvel lanzó dos franquicias exitosas que cambiaron el status quo: los X-Men de Bryan Singer y Spider-Man de Sam Raimi. Dos directores de peso, pero ajenos al mundo superheroico, presentando al mundo películas que eran capaces de llegar a un público mucho más amplio que los lectores de cómics. Mientras tanto (y en una movida similar) DC apostó por Cristopher Nolan para hacerse cargo de una nueva encarnación con Batman Begins, y le levantó a Bryan Singer a Marvel para que hiciera un cover/remake/reboot en Superman Returns, que no prendió lo suficiente como para una secuela (pese a que los números no fueron malos).
El 2008, Marvel se encontró con un regalo del cielo: Robert Downey Jr. haciéndolas de Tony Stark en Iron Man. Y de ahí en más, todo - absolutamente todo - les ha resultado. Ahora, esto se llama Marvel Cinematic Universe, a saber: la ya mencionada Iron Man, Iron Man 2, Thor, Captain America, Avengers, Iron Man 3, Thor: The Dark World, Captain America: The Winter Soldier, y Guardians of the Galaxy (y la lista va a seguir). Todas películas distintas, con diferentes directores, con temáticas dispares (aventuras, acción, espionaje, drama, ¡y hasta comedia!), sin embargo con algún grado de integración a través de personajes secundarios o por un supra-guión en común.
¿Y DC? Dos películas: Green Lantern (puáj), y Man of Steel (doble puáj). Cintas entre mediocres y malas. Pero DC pretende emular a Marvel y producir, milagrosamente, su propio Cinematic Universe, equivalente al de Marvel, que le reporte un éxito tras otro, con todos y cada uno de sus personajes. Todas las fichas están puestas en Superman v Batman: Dawn of Justice (donde el teaser bebe directamente de la fuente de Frank Miller), que - se supone - va a ser la base desde la cual se lanzarán todas las demás franquicias. Con el mismo director de Man of Steel, Zack Snyder (que hizo una buena adaptación de 300 y otra buena adaptación de Watchmen, obras acotadas y con un guión definido). Con un Batman/Bruce Wayne que provoca resistencia de parte de la fanaticada. Y sin que sepamos de qué va el guión, o quién/quiénes son los responsables de la historia.
¿Puede resultar? Claro que puede. Pero las probabilidades son bajas. Marvel ha ido de menos a más, DC quiere que el éxito sea instantáneo.
¿Y si no resulta? Obviamente Warner no puede rendirse. Si yo fuera Mr. Warner, haría el gasto de armar un equipo para hacer las líneas generales del DC Cinematic Universe, y encerrarlos a trabajar por un año sólo en pre-producción, diseño, guiones, y construcción de un universo coherente. ¿Quiénes deberían estar en semejante equipo?
En primer lugar, como jefe supremo del equipo, Brad Bird. El tipo, formado en el CalArts, es uno de los mejores directores de animación de su generación, responsable de un par de obras maestras (The Iron Giant y The Incredibles, probablemente la mejor película de superhéroes de los últimos diez años). Además escribe (Ratatouille la escribió él) y es capaz de dirigir live action (MI:4).
Como guionista principal, pondría a Michael Chabon. Escritor reconocido, ganador del Pulitzer, fanático de los cómics y ñoño reconocido, tiene a su haber el guión de Spider-Man 2 (en mi opinión, la mejor de la trilogía). El gran plus que tiene es que conoce a los personajes y sus historias, desde siempre. Incluso ya ha trabajado en el mundo de los cómics, adaptando un personaje de sus novelas (donde ya existía como cómic) a las viñetas su The Escapist.
Como conceptualizador visual, no hay nadie mejor que Alex Ross para la labor. El mejor artista de cómics de los últimos veinte años sería capaz de plasmar en imágenes la visualización completa de los distintos lugares y ambientes del Universo DC: Metropolis, Gotham City, Oa, Krypton, y así sucesivamente. Asimismo, podría proveer los diseños iniciales de los trajes.
Finalmente, como consultores, dos nombres de peso: Kevin Smith (director de cine, guionista de cómics, ñoño reconocido), quien aportaría la visión más lúdica de todo el cuento, el chiste, ideas para los subargumentos, referencias a la cultura pop y un largo etcétera; y Howard Chaykin (escritor y dibujante de cómics), quien pondría la componente más oscura y subida de tono que toda historia para todo tipo de público necesita.
Este equipo debería generar como producto de su trabajo de un año un libro guía que permita a los cabezones de DC comenzar a construir desde cero su Cinematic Universe. Idealmente, Brad Bird debería asumir el puesto de jefazo de DC Studios (firma creada para ejecutar esto) y supervisar todas y cada una de las películas que salgan, durante los siguientes diez años.