Let the World Burn - Moore v Miller
La gente en general, y los ñoños en particular, somos especialistas en hacer rankings y en asignar etiquetas. Estamos llenos de listas, de registros de preferencia, de “lea en éste orden”, y de nóminas con las obras/autores que no podemos perdernos.
En el mundo del comic hay, como en todo orden de cosas, varios niveles. Tanto para editoriales, como para personajes, y - por supuesto - para los creadores. Hay títulos desechables, títulos que hay que leer, títulos que hay que comprar y atesorar, y obras maestras.
La opinión de los expertos en la materia se ha decantado sobre tres obras como lo máximo de lo máximo en el género: Maus de Art Spiegelman, Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons, y Batman: The Dark Knight Returns de Frank Miller. Sobre las tres se ha hablado largo y tendido (para muestra, nuestras propias reseñas como botón), y cada una tiene argumentos de sobra para formar parte de la santa trilogía.
Ahondando un poco más en los creadores, Spiegelman viene del mundo indie, y luego de Maus su producción ha sido más bien escasa. Con el debido respeto, si hacemos una analogía de su trabajo en las grandes ligas del comic con el mundo de la música, es un “one-hit wonder”.
Sin embargo, tanto Miller como Moore, antes y después de su obra "cumbre", tienen una buena cantidad de trabajos relevantes, lo que nos conduce a la pregunta del millón: ¿quién es el más grande del mundo mundial, Moore o Miller?
Revisemos, primero, las similitudes entre ambos.
Los dos son excelentes a la hora de re-versionar personajes de capa caída o derechamente en el limbo de los comics
Moore convirtió a Miracleman/Marvelman en un personaje de culto, cuyos libros se están re-editando nuevamente por estos días. Pasó de ser un comic conocido únicamente en Inglaterra, a un título de relevancia mundial, dejando de lado las similitudes que tiene con el personaje original que lo inspiró (Shazam!).
Miller hizo lo mismo con Daredevil. Llegó tranquilo como dibujante, y dos números después ya era el guionista del título. Creó a Elektra, y redefinió los mitos del abogado con efectos que duran hasta hoy. Cualquier escritor que quiera hacer algo relevante con Daredevil TIENE que ir a buscar material a la época de Miller.
Ambos son buenos a la hora de estirar las fronteras del género, llevándolo fuera de los estándares
Miller provocó el debut del comic en “formato especial”, con Ronin. Y luego, trajo de vuelta la novela negra, el pulp, con su saga Sin City. Blanco y negro (sin grises), temática para adultos bien adultos, en la que los buenos y los malos son malos.
Moore buscó el peor dibujante posible (Eddie Campbell) y se mandó un mamotreto esperpéntico en el que disecciona los mitos de Jack el Destripador, también en blanco y negro: From Hell.
El parcito ha superado con éxito la siempre difícil transición a otro medio, en este caso, el cine
Moore tiene varias películas hechas para sus comics: V de Vendetta, The League of Extraordinary Gentlemen, From Hell, y – de la mano de Zack Snyder - Watchmen en una versión bastante decente.
Sin Miller, no habría existido la película de Daredevil, y los guionistas de todas las Batman habrían tenido mucho menos material del que agarrarse. También se han hecho películas exitosas de su material 100% original: 300 – también de Zack Snyder - y Sin City.
Los dos son enteros reaccionarios, políticamente incorrectos, y lo ventilan
Moore reniega del establishment, al punto que las editoriales no tiene permiso para que su nombre aparezca en los créditos de sus obras (en la reedición de Miracleman, el autor es "The Original Writer"; en la adaptación cinematográfica de Watchmen, su nombre no figura por ninguna parte).
Miller despedaza las instituciones desde dentro de sus obras: criticó a Ronald Reagan y a los políticos en los '80, a la corrupción del sistema, al sueño americano (vía Superman)... Y suma y sigue, todos son corruptos!
Efectos
Gracias a Miller, Gerard Butler se convirtió en el sex-symbol de la primera década de este siglo. Sin Miller, posiblemente no habríamos tenido muerte de Robin, ni formato prestige, ni novelas gráficas de venta directa (ni las mejores escenas del Batman de Christopher Nolan).
Moore, por su parte, es directa o indirectamente responsable de todos los grandes escritores británicos que invadieron los USA: Neil Gaiman, Grant Morrison, Garth Ennis, Peter Milligan (y agregue todos los que quiera a la lista).
Ambos trabajaron para las grandes compañías, luego de modo independiente - renegando de aquellas - y, finalmente, regresaron en sus propios términos.
Así, punto por punto, los dos están más o menos a la par. Considerando los tópicos anteriores no podemos decir, taxativamente, que uno sea más que el otro.
Entonces, ¿cómo dirimir ésta contienda?
Si evaluamos sus obras maestras, tanto Watchmen como Batman: The Dark Knight Returns son cómics perfectos. No tienen desperdicio en absoluto, no hay ningún hoyo en el guión, y se pueden leer y leer y leer de nuevo.
Sin embargo, en mi opinión personal, Moore la tuvo más fácil, en tanto su terreno de trabajo para Watchmen era más "libre": los personajes de la Charlton, re-creados en sus nuevas versiones. El riesgo era más bajo, y tenía más margen de operación.
Miller, por su parte, la tuvo que hacer con Batman, y si bien tuvo algo de flexibilidad, el personaje no salió de su esencia, y el aporte que hizo Miller a los mitos de Batman aún tiene efectos, casi treinta años después de la publicación de TDKR.
Punto para Miller.
Pero hay otro elemento más a considerar: Moore únicamente escribe. Miller escribe y dibuja (y a veces hasta entinta). Este último punto es, en mi opinión, el que define claramente quién es mejor que el otro .
Punto, nuevamente para Miller.
En definitiva, y puestos a comparar (si quisiéramos hacerlo), Frank Miller es el mejor de los mejores, seguido muy, pero muy de cerca, por Alan Moore.