La Evolución del Superhéroe
Desde la primera aparición de Superman en 1938, mucha agua ha pasado bajo el puente. En 75 años la humanidad ha cambiado, la cultura occidental ha cambiado, y como reflejo de ello, el concepto del superhéroe también lo ha hecho. Pero ¿cuánto se ha transformado? ¿Ha evolucionado para bien o para mal?
Durante los primeros años, los superhéroes fueron una proyección del estado de ánimo y de los deseos de sus creadores y, por extensión, de su país: en medio de una depresión económica, indecisos sobre si participar o no en la Segunda Guerra Mundial, la definición de estos personajes como figuras del bien con una moral a toda prueba, que defendían a los débiles, era bastante simple. Sus poderes y habilidades aún no estaban del todo claras, pero su intención sí.
A poco andar, con intención de mejorar los números de venta, comenzaron a aparecer los sideckicks, ayudantes de los héroes con los cuáles el joven lector se podía identificar rápidamente: Robin, Jimmy Olsen, Bucky, y otros más. La inclusión de estos personajes de apoyo llevó a los comics a una suerte de discurso moral auto-explicativo. Los chicos no entendían de buenas a primera lo que pasaba, por lo que los héroes tenían que explicarles con detalle la situación (explicación que, de paso, aprovechaban los jóvenes lectores). Estos personajes secundarios acompañaron a los héroes en sus primeros pasos fuera de las revistas, en los seriales de radio (sí, antes de la masificación de la TV) y en los seriales de cine. Ambos medios aportaron a los mitos de los héroes.
A inicios de los '50 hace su aparición un personaje que dañó a los superhéroes más que Lex Luthor, Joker, Galactus y Red Skull juntos: Fredric Wertham. Este psiquiatra publicó un libro titulado La Seducción del Inocente, en el que culpaba a los comics de todos los males que aquejaban a la juventud (lo mismo que ahora muchos astutos tratan de hacer con los videojuegos). Sus prédicas encontraron rápido asidero en el aparato estatal yanqui, el que inició una persecución que terminó con la caída de algunas editoriales y con la auto-impuesta regulación de la industria a través del nefasto Comic Code Authority. Como resultado de esto, los comics no podían mostrar imágenes violentas, tampoco podían mencionar algunos conceptos y palabras, y forzaba que los malos recibieran su merecido siempre. Esto dejó a los cómics reducidos a un producto de consumo exclusivamente infantil, convirtiendo a los superhéroes en algo poco más elaborado que Barney (el dinosaurio, no Stinson).
Como subproducto de este cambio apareció la serie televisiva Batman en los '60, la que cumplía completamente con el Comic Code (pese a ser otro medio). Afortunadamente, este estilo camp fue interpretado en clave graciosa por quienes veían el programa, por lo que se convirtió en un éxito sin precedentes y transformó a Adam West en una figura hasta nuestros días. Sin embargo, el espíritu de los superhéroes gruñía, encerrado en la mente de algunos creadores que no estaban de acuerdo con las restricciones del Comic Code.
En los '70, Batman daría el primer paso hacia el verdadero espíritu de los cómics, de la mano de dibujantes como Marshall Rogers y Neal Adams. Este último, junto a Denny O'Neil, fueron responsables del Green Lantern/Green Arrow, un comic adelantado a su tiempo que reclamaba contra las injusticias sociales y mostraba al sideckick de Green Arrow, Speedy, como consumidor de drogas duras. Superman también se remozaba, en gran medida gracias a la versión cinematográfica encarnada por Christopher Reeve: todo volvía a los inicios, con personajes que enfrentaban a los villanos pero que seguían siendo la reserva moral de la sociedad.
Pero la gente, aparentemente, quería otra cosa, y en la década del '80 los creadores estaban dispuestos a dársela: personajes más oscuros y violentos, que siguen buscando la justicia pero que están dispuestos a saltarse las normas e, incluso, a aplicar esta justicia por sus propias manos. Marvel tomó el liderazgo a este respecto, con nombres como Wolverine o Punisher. Tipos duros, que no tienen problema en matar y/o descuartizar a un maloso. De la mano de Alan Moore en Whatever Happened to the Man of Tomorrow?, Superman finalmente fue capaz de eliminar a un enemigo (aunque no fuera humano), pero pagando por ello un altísimo precio; y Batman también fue capaz de matar a su archienemigo en The Killing Joke (aunque sin dejar que lo viéramos). El concepto de superhéroe estaba un tanto desdibujado, al punto que un caza-recompensas asesino extraterrestre (Lobo) era identificado como tal y tenía miniseries, e incluso ¡una serie mensual!
Los '90 marcaron un hito con la mortalidad de los superhéroes. Donde antes estos personajes habían sido siempre invulnerables, cayeron. Superman murió a manos de Doomsday en 1993. Sus revistas dejaron de publicarse por unos meses. Si bien luego resucitó (aumentando aún más las metáforas mesiánicas), quedó demostrado que incluso él no es indestructible. Nada lo es. Quizás este es el punto más significativo en la historia del personaje (como proyección de la psiquis yanqui): no van a estar ahí para siempre. Eso, y la aparición de toda una nueva gama de personajes a manos de Image y Dark Horse con sus nuevos héroes y anti-héroes propiedad de sus creadores: todos rudos y violentos a más no poder, sin empacho alguno a la hora de eliminar/sacar de circulación de modo definitivo a sus oponentes. Se llegó al extremo de que un personajillo llamado ShadowHawk castigaba a los criminales dejándolos en silla de ruedas.
El nuevo siglo trajo consigo la caída de las Torres Gemelas en New York y el éxito cinematográfico de Marvel con sus X-Men. Los héroes nuevamente cambiaban, los trajes coloridos daban paso al cuero negro, y hasta Cyclops se vuelve un chico rudo. Más aún: la siempre prístina línea que dividía el bien del mal ya no está tan clara, al punto que los héroes se enfrentan unos con otros en una Civil War. El mensaje de fondo es que, aparentemente, todo es cuestionable y nada es absoluto.
El último paso de esta evolución, más que nada comercial, toma lugar con The New 52 y Marvel NOW!: todo de nuevo, incluso removiendo elementos emblemáticos de los personajes (como los calzoncillos rojos del azuloso, que iban por encima de los pantalones). Y el nuevo “Superman” incluso mata con sus propias manos a un enemigo.
Para ustedes, de toda esta historia de cambios, ¿cuál ha sido el mejor? ¿El peor? ¿Algún otro elemento que les gustaría que cambiase?