De Marvelman a Miracleman y todo lo demás
Todo partió con Superman. No solo el género de superhéroes, sino un montón de cosas extra que nadie pidió: demandas, abusos laborales, deudas impagas y un largo etc. que da miedo recordar.
En 1938 apareció el último hijo de Krypton y los cómics de superhéroes se volvieron tan o más populares que las tarjetas de baseball. National Publications había encontrado una nueva mina de oro en el mercado, y pronto se le sumarían varios personajes que harían a los niños pensar que volar sin alas era posible (Redbull, no me demanden).
Como es lógico, al ver un mercado tan financieramente en alza, otros tratarían de entrar y sacar su tajadita del pastel. Uno de ellos era Fawcett Publications, una veterana en la publicación de historias de vaqueros, melodramas, historias de terror y otras cosillas. Captain Marvel nacería de esta iniciativa, por allá en 1940, siendo a simple vista una copia de Superman. En realidad, tenía diferencias sustanciales: Capitán Marvel era un niño (Billy Batson) que se convertiría en el Capitán gracias a la magia del mago Shazam. A su salida, el Capitán Marvel empezaría a vender mucho más que Superman, y eso a la National no le gustaría, por lo que ambas editoriales empezarían una batalla legal por plagio en 1941, a pesar de las obvias diferencias entre ambos personajes.
Curiosamente, durante este litigio, que duraría alrededor de siete años, Superman comenzó a adaptar ciertas características del Capitán, como la aparición de versiones juveniles, o que Lex Luthor experimentara cierta aproximación al perfil de científico loco, como el Doctor Sivana. No por nada, uno de los enfrentamientos más sonados en el ficticio mundo heróico es el de Superman versus Capitán Marvel, como un guiño de los artistas a todo este enredo de demandas y juicios.
Paralelamente, en Inglaterra, en 1942, comenzaría la publicación del personaje de Fawcett junto a toda la familia Marvel. L. Miller & Sons era la editorial que sacaría el material, a la cual le fue bastante bien, pues la popularidad del personaje era alta entre los niños, cosa obvia si uno considera que se podían identificar fácilmente con Billy Batson y soñar con ser un héroe. Pero el juicio entre National y Fawcett estaba tomando vuelo. En 1948, los tribunales fallaron en favor de Fawcett, únicamente porque algunas historias de Superman no estaban firmadas con derechos de autor, pero el juez dijo abiertamente que Capitán Marvel era un plagio de Superman. Tomándose de esto, en 1951 National reabriría el caso, tomando por completo los derechos de Superman y haciendo que Fawcett pagara unos $400.000 USD, cerrando su línea de cómics en el proceso.
En Inglaterra, L. Miller & Sons debía dejar de publicar su historieta más vendida, pero no se iba a rendir. Los editores pidieron a Mike Anglo un personaje para reemplazar al Gran Queso Rojo. Anglo hizo lo obvio, tomó los elementos del mito de Capitán Marvel, ajustó algunas cosas, lo renombró y lo presentó a sus jefes.
Un joven periodista llamado Micky Moran se encuentra con un astrofísico, quien le da superpoderes en base a la energía atómica. Para transformarse en Marvelman, tiene que decir la palabra "Kimota" ("atomik" al revés).
Para reemplazar a Captain Marvel Jr. y a Mary Marvel, Anglo creó a Young Marvelman y Kid Marvelman, cuyas palabras mágicas eran "Marvelman". Lo más curioso de todo esto, es que ni Fawcett ni National se enteraron de la movida editorial al otro lado del Atlántico. Desde 1954 hasta 1963, Marvelman se publicó con total impunidad en Inglaterra.
En 1982 se abriría la revista Warrior, un compendio de varias historia realizadas en exclusiva por autores ingleses. El editor Dezz Skin necesitaba un personaje para completar la nómina de su revista, por lo que decidió publicar Marvelman. ¿El encargado de los guiones? Un barbón llamado Alan Moore.
La idea de Skin era sacar material antiguo y complementarlo con los cómics escritos por Moore, dibujados por Garry Leach. No voy a detallar qué hizo Moore con el personaje, sólo les diré que el escritor de Northampton realizó uno de los mejores cómics de todos los tiempos.
Lamentablemente, Warrior cerraría en 1985, dejando a Marvelman —y a V for Vendetta— inconclusas. Este quiebre se debería a que Marvel Comics, quien también tenía presencia en el Reino Unido, no vio con buenos ojos el uso de la palabra "Marvel" en una revista que no fuera publicada por ellos. Este hecho haría que Moore jurase nunca escribir un cómic para la Casa de las Ideas. La editorial estadounidense Eclipse Comics comenzaría la reedición para EE.UU. de todo el material del catálogo de la difunta Warrior, pero había un problema: Marvelman sonaba mucho a la casa de Stan Lee, por lo que se decidió renombrar al personaje como Miracleman.
Moore retomaría su trabajo en el personaje, el cual culminaría en un total de 16 números, dignos del Olimpo de los cómics. En la entrega número 17 entraría Neil Gaiman y todo andaría bien… hasta el fatídico número 24. Eclipse entraría en quiebra, y los derechos del ahora llamado Miracleman quedarían en el aire.
En 1996 Todd McFarlane (sí, ese Todd) compraría los derechos de los personajes de Eclipse con la intención de tener a Miracleman en sus filas. Acá hay un gran encontrón con Neil Gaiman. Resulta que Gaiman fue invitado en 1993 para escribir el famoso número 9 de la colección de Spawn. Todd tenía un montón de plata, así que se dio el lujo de invitar a Alan Moore, Dave Sim, Frank Miller y a Gaiman para darle algo de sentido a Spawn (que era una mierda, aceptémoslo). De esta colaboración saldría Angela, Cagliostro y el Spawn Medieval.
Todd se aviva y no le paga derechos por regalías a Gaiman, quien va a juicio, pero con un objetivo mayor: aclarar bien los derechos de Miracleman. ¿Por que? acá vamos a tener que hacer una pequeña aclaración.
Cuando Dezz Skin comenzó a publicar material de Marvelman en Warrior lo hizo sin comprar nada a nadie. Es la avivada de la década. Lo mejor, regala los derechos del personaje que no tiene a Alan Moore (30%), Gary Leach (30%) y el resto es para él mismo (30%) y la editorial (10%). Moore se va y le da sus derechos a Gaiman y éste los comparte a la mitad junto con Mark Buckingham (dibujante de la época de Gaiman), teniendo 15% cada uno. Por ley, cuando la editorial quiebra, los derechos pasarían a los creadores, en este caso, y después de un montón de traspasos: Leach, Gaiman y Buckingham.
En 1997 Gaiman y McFarlane llegarían a un acuerdo verbal: Gaiman se queda con Miracleman y Todd con los personajes de Spawn. Pero Todd se echa para atrás y a Gaiman no le queda otra que plantar demanda. Pero a pesar de ser un bestseller, el creador de Angela no tiene tanta plata como para plantar cara a McFarlane. Sin embargo, del cielo le llega un aliado inesperado: Joe Quesada.
Quesada había estado años dándole la lata a Gaiman para que escribiera en Marvel. La misma lata que le daba a Moore y este lo mandó a freír monos por lo de la revista Warrior (el barbón nunca olvida). De la unión entre Gaiman y Quesada saldría Marvels and Miracles LLC, una compañía dedicada exclusivamente a luchar por los derechos de Miracleman. Todo esto a cambio de que el bueno de Neil escribiera 1602 y The Eternals. De hecho, si se fijan en la dedicatoria de 1602 se lee clarito:
Dedicado a Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko, con infinita admiración. Y, por supuesto a Todd, por hacerlo necesario.
Quesada se frota las manos, porque al fin publicará comics escritos por Neil Gaiman y Alan Moore. Pero es 2001 y McFarlane no piensa en perder el juicio, por más Marvel que sea su adversario.
En esta época, aparece en el número 8 de Hellspawn un personaje llamado Mike Moran, el alterego de Miracleman. Todo parece indicar que Miracleman aparecerá en el Hellspawn número 13, coincidiendo con los 10 años de Image. Hasta portada filtrada hay por ahí. McFarlane Toys saca una figura limitada de Miracleman con la nota “Miracleman is a trademark of Todd McFarlane Productions, Inc. The Miracleman action figure is © 2003 Todd McFarlane Production.". Para más cagarla, en la serie de Spawn aparece el llamado Man of Miracles que tiene un "aire" a Miracleman que te jode la comida.
Llega el 2004 y los tribunales fallan: Gaiman wins! - Fatality. Todd tuvo que ceder parte de los derechos de los personajes de Spawn a Gaiman que se los quedó y recibió un monton de plata. ¿Y qué paso con los derechos de Miracleman? En la investigación que realizó el juicio salió que la avivada de Dezz Skin no era válida, y que los derechos que había comprado McFarlane sólo correspondían al logo del personaje. Los derechos reales los tenía su creador: Mike Anglo.
De ahí sale el anuncio de la Comic Con del 2009. Quesada se había reunido con el autor, que en esa época tenía 94 años, y habría comprado los derechos del personaje. Ahora Gaiman (que donó toda la plata del juicio a Comic Book Legal Defense Fund) terminará su etapa con el personaje y Quesada va a publicar un cómic de Alan Moore. Claro que el barbón pidió que no saliera su nombre en los créditos, pero al final, de alguna forma todos ganamos (menos Todd Mcfarlane, claro).