The New 52 - Action Comics de Grant Morrison
Superman. Símbolo de pureza, justicia y honestidad. La cúspide a la que todos deseamos llegar algún día, esa pequeña esperanza en todos nosotros que nos enseña a dar lo mejor de cada uno, que sin darnos cuenta, podemos hacer la diferencia. Grant Morrison. Escritor que no deja indiferente a nadie, dueño de una mente hiperactiva que juega con las dimensiones como si fueran simples canicas entre sus dedos. Genio para muchos, pretencioso para otros. De la unión de estos dos nació nada menos que All-Star Superman, una de entre tantas - para muchos, la mejor - grandes historias del personaje que jamás se haya escrito, donde el excéntrico escritor se atrevió a desfragmentar y moldear por completo al buen Clark Kent, brindándonos una de las versiones más personales y efectivas que se ha visto del kryptoniano. Brillante, íntima, atrevida y digna de alabanzas.
No podía parecer más indicado que fuera el mismo autor quien le diera vida nueva al personaje en los New 52, y es que si podía regalarnos tan épica y profunda saga en una Tierra alternativa del héroe, no podría más que ofrecernos lo que tendría que ser la versión definitiva del mismo para iniciar toda una nueva era de historias por venir, armar un ejemplo de todo lo que supone el personaje para futuras generaciones, volver a hacerlo tan grande y pomposo como fue en su primer encuentro. ¿Será todo lo que realmente esperábamos del personaje? ¿Tendrémos una historia que se pueda contar mil veces y se sienta tan fresca e impresionante como si fuera la primera vez? ¿Será que el brillante antecedente que nos dejó con All-Star Superman le juegue en contra en los momentos decisivos? No olvidemos que entramos al terreno de Grant Morrison, y perdónenme sus fanáticos, pero no se puede negar que es uno de los literatos más impredecibles del área, y ya llegado el fin de su resumida corrida, me atrevería a decir que debe ser uno de sus trabajos más polémicos, dividiendo tanto la opinión experta como del público. ¿Mi opinión personal? Pues te la dejo a continuación.
ACTION COMICS, POR GRANT MORRISON
Guión: Grant Morrison, Sholly Fisch
Dibujo: Rags Morales, Gene Ha, Brad Walker, CAFU, Ben Oliver, Travel Foreman, Andy Kubert
Entintador: Ryck Bryant, Andrew Hennesy, Mark Propts, Bob Mcledd, CAFU, Cam Smith
Colores: Brad Anderson, Art Lyon, Gabe Eltaeb, Brian Reber
Action Comics Vol.2 #01-18, #00, Annual #1
"En lo que era y lo que se convertirá"
Hablar de Grant Morrison es entrar a terreno minado. La enorme cantidad de seguidores y detractores con los que cuenta el escocés es algo de temer, pues por ambas partes se encuentran los fanáticos más apasionados de las historietas, muchos defendiendo con uñas y dientes al autor mientras otros decididos a atacarlo sin piedad por lo más mínimo. Por lo mismo, y antes de comenzar, quiero dejar en claro mi posición personal sobre él: me gustan muchas de las obras de Grant Morrison, pero no me considero fanático suyo. He disfrutado de muchas de sus obras a destajo, y me han cautivado muchas de sus historias e innovadoras ideas - por nombrar algunas pocas de mis favoritas podría ser Animal Man, We3, Fantastic Four: 1234 (criminalmente infravalorada) y Batman & Robin -, como también me he encontrado en desacuerdo de algunas de sus interpretaciones personales de los personajes que escribe, o que simplemente me han aburrido - entre ellos la mayoría de su trabajo en Batman (especialmente The Return of Bruce Wayne) o su JLA -.
Dejando de lado mi gusto personal, y siendo lo más objetivo que puedo ser, ¿considero un buen autor o no a Grant Morrison? Si, es un buen escritor. Una mente llena de ideas frescas y atrevidas, un verdadero visionario dispuesto a romper el molde, reírse por ello y luego armarlo a su pinta, como armando un puzzle de forma errónea, juntando las piezas que no se unen a otras, pero viendo la belleza y lo distinto que eso las hace. El hecho también de que se note el tremendo amor de Morrison por los cómics, en todas sus distintas edades, lo hace un sujeto muy culto y entendido en el tema, lo que traslada de forma despiadada a sus historias, ya que da por hecho que muchos lectores tienen el mismo conocimiento enciclopédico. Por ello, es que con todo lo innegable buen autor que es, también es uno que tiene un estilo propio muy marcado, uno en que se siente a gusto y no pretende salir de allí, lo cual lo hace ser muy conocido por lo complicado y poco accesible de su escritura. Por lo mismo, considero completamente válido que sea un escritor tan polémico.
Pero volvamos al tema que nos acata. Ya con la iniciativa de los New 52 y la posibilidad de construir desde cero a todos sus personajes, DC (y la gran mayoría de los fanáticos) no pudo resistirse a la idea de que el escocés se hiciera cargo de recrear a Superman. Sorpresa fue para muchos que un autor como Morrison, conocido por tener largas etapas en las colecciones que trabaja, las que le permiten trabajar cuidadosamente esas pausadas y complejas tramas que tanto le gusta construir, no contaría con nada más que 19 números para poder contarnos la historia que se traía entre manos para el azuloso. A pesar de ello, la cantidad no intimidó al autor y de todas formas nos entregó ese ambicioso proyecto que tenía en mente para Action Comics, y es que no estamos hablando de cualquier oportunidad. Lo que se le entregó a Morrison era una en un millón, la chance de poder armar el Superman de las próximas generaciones, aquel con el que los autores que lo fueran a preceder tuvieran que honrar y seguir en el futuro. Tanta libertad y poder se le otorgó a este, que en la otra cabecera del personaje, Superman, a cargo de George Pérez, se vieron muy limitados en la forma en que caracterizar al kryptoniano, no solamente porque fue en los momentos finales que se les informó que Morrison estaría a cargo de Action Comics y que ellos se verían situados 5 años en diferencia entre títulos, sino que además, Morrison se negaba a compartir los detalles de su historia y cómo afectarían el futuro de este, llevando a múltiples reescrituras del guión de Pérez, lo que concluyó en la abrupta salida de este luego de solo 6 números.
“Está atrapado entre lo que era y lo que se convertirá”, fueron las palabras con que el escritor describía lo que iba siendo su plan, y no se me ocurre otra forma más correcta para definir su nuevo periodo en la colección. Grant Morrison es un eterno enamorado de la idea romántica de los superhéroes, y vuelve a probar ello con su interpretación de un joven Clark Kent, firme creyente de la justicia, no importa si es con sus puños o con su pluma como escritor, nos enseña un origen nostálgico, inocente y algo abrumador del personaje. Como gran conocedor que es, Morrison no escatima en ahorrarse elementos de todas las continuidades posibles del personaje, aportando e introduciendo a su nueva versión muchos elementos originales del héroe, que sus creadores Jerry Siegel y Joe Shuster se encargaron de impregnar en él.
Este Superman era alguien que lucha por los indefensos, por la justicia igualitaria, que se encarga de enseñarle a quienes tienen poder o dinero que no son inmunes a las leyes, o al menos eso es lo que el buen Clark cree en su mayoría. A diferencia de la perfecta versión original de los años 40’, este era inexperto, joven e idealista, en un mundo en que las personas que vuelan, pueden atrapar balas o levantar camiones como si de cartón se tratará apenas comenzaban a conocerse. No es que estemos hablando de alguien cegado o derechamente estúpido, sino quien intenta honrar a sus queridos padres, aplicando todo lo que le enseñaron, y sí, es que en esta nueva continuidad los padres de Superman están muertos.
Pero les recuerdo, aquí seguimos hablando de Grant Morrison, y un autor como él no se va a encerrar en una mera historia de descubrimiento y crecimiento. No, lo que él hace es situar lo que serían los primeros ladrillos de todo el mundo de ideas que tenía preparado para el universo del azuloso. La enorme cantidad de personajes y la variación de escenarios en que desenvuelve al personaje con cada entrega llega a ser intimidante, especialmente para alguien que decidiera agarrar esta colección como su primer vistazo al mundo comiquero de Superman. Estamos hablando de cómo una historia que a primeras parece resumirse a que el buen Clark encuentre su lugar adecuado en el mundo, va lenta - pero cuidadosamente - mutando en algo mucho mayor, incluso mayor y más imponente que el mismo héroe, lo que acaba convirtiéndose en el desafío máximo al que un joven y poco experimentado alienígena podría enfrentarse. En eso no se puede menos que aplaudir a Morrison, quien no deja nada completamente al azar, y con varias pinceladas meta por aquí y por allá, nos entrega una historia completamente distinta a lo que se venía produciendo a través de los años en el mundo del kryptoniano. Es esto lo que me lleva a la interrogante, ¿qué es lo que se puede concluir de esto?
Muchas veces se ha criticado al mundo del cómic mainstream por lo estancado que se encuentra, nunca dando plena libertad a los autores para que puedan jugar con las posibilidades e intenten sumergir a los personajes en nuevas aventuras que no se hubieran pensado con anterioridad - claro que mezclando la continuidad y algo de sentido que todos los fanáticos de estos tiempos también exigen -. Se pide a gritos un todo vale, pero cuando nacen historias como estas, la gente alude a no estar preparada o no sentirse cómoda con lo que se les está entregando. Este run de Morrison parece pecar perfectamente de ello. No me malentiendan, no estoy diciendo que sea una mala historia, que es culpa solamente del autor o del público, pero creo que cuando cuenta, la satisfacción que puede dejar sea más bien agridulce. Morrison no falla en entregarnos un estudio didáctico, original y muy detallado de lo que es Superman, de lo que realmente representa o lo que significa para cada uno de nosotros, pero eso tampoco significa calidad asegurada, y es que en este caso, la ejecución de la historia como un conjunto completo, puede sentirse incompleta o sencillamente como un quebradero de cabeza.
Aun cuando puedo sentir que Morrison sabe exactamente a lo que quería llegar con estas 19 entregas, no puedo sino imaginar que se le habrá escapado un poco de las manos con tal iban sucediéndose las entregas, al menos en cuando al desarrollo mismo de la historia. No puedo menos que alabar la brillante interpretación que hizo de personajes como Lex Luthor, Jimmy Olsen, Lois Lane, Jonathan y Martha Kent, Metallo, Brainiac, e incluso Krypto, pero sí me parece que la fluidez de su historia se veía bastante enmarañada por su caótica mezcla de tiempos de narración y de - como siempre - dar por hecho que el lector va a disfrutar de todos los easter eggs o referencias que sutilmente se dedicó de ir dejando a su paso. En pocas palabras, Morrison fue muy poco caritativo con los nuevos lectores en esta ocasión. Un muy claro ejemplo de esto es en número #9, donde se nos presenta un Superman afroamericano de Tierra-23, sin explicación alguna, ni cómo ni por qué. Debo incluso admitir mi posible ignorancia en todo esto, pues tuve que leer todas sus entregas dos veces antes de poder atreverme a hacer algún artículo sobre éste, y a pesar de ello, sigo creyendo que seguramente estoy obviando algo, o mi propia incompetencia me puede estar jugando en contra.
Un elemento muy interesante son las historias complementarias de cada número, a cargo de Sholly Fisch - quien también estaría encargado del primer anual de la colección -. Estas cortas historias podían servir tanto como para complementar algo que sucedía en la historia principal, como para desarrollar un poco más algunas ideas que Morrison dejó en el camino. La calidad de estas historias es realmente destacable, y hablo por mí mismo, pero en algunos números llegué a disfrutarlas más que la misma cabecera, ya que en un estilo muy diferente al escocés pero que no desteñía el trabajo de este, se nos ofrecía el lado más humano de los personajes que desfilaban en estas páginas, destacando principalmente la historia de Krypto, del tipo que dice vender las poleras oficiales de Superman y la que comparte con nosotros un enternecedor reencuentro entre Clark y Jonathan Kent. Un gran acierto estas. Especialmente cuando iban normalmente acompañadas del excelente arte de Brad Walker.
Por otro lado, acompañando en lo principal a Morrison nos encontramos con un Rags Morales que, a decir verdad, nos entrega un buen dibujo, de gran calidad, pero que a veces pareciera que su estilo no es el más adecuado para lo que Morrison quiere contarnos. No resta de forma que pueda herir a la historia o el interés por el cómic, pero sí nos pone un poco nostálgicos cuando hemos visto un mayor desempeño del dibujante en el pasado, como si estuviera apurado en algunos momentos. Podríamos decir que pasó de un dibujo brillante a uno muy bueno, cosa que no parece negativa en la práctica, pero sí se puede sentir en el resultado final.
Pareciera decir que poco y nada he dicho realmente en cuanto al contenido que se nos ofrece en estas aventuras, pero eso es porque estamos hablando de un autor tan elocuente como Grant Morrison, de esos que, contados con la mano, necesitan experimentarse de forma personal para poder decidir qué opinar de su trabajo. La calidad es algo que siempre se va a encontrar en sus obras, pero la sensación que esta nos pueda dejar depende totalmente de cada uno. Como ya dije, lamentablemente a mí no me convenció como creí que lo haría, y puede que sea tan culpa mía como de Morrison, y es por eso que no solo te recomiendo darte una oportunidad con este Superman para poder decidir por ti mismo la calidad de esta obra, sino que también deseo darte dos consejos: no busques otro All-Star Superman, y abandona la cómoda zona de narración común que tanto azota al tebeo americano, porque debes estar preparado para todo un viaje en este caso.
Si eres fan de Morrison, definitivamente te encantará, y si no lo eres, dale una oportunidad, porque puede ser esa historia que tanto estabas esperando para finalmente caer rendido ante el autor, y sino, pues no te desanimes, ya se atreverá con otro trabajo, lo que para alguien como Morrison, significa toda una nueva oportunidad para intentar algo nuevo. Y dime, ¿qué se pierde al fin y al cabo con intentar?