El Hombre Llamado Nova - Parte I: El cohete humano
Con la pronta película de Guardians of the Galaxy, el universo intergaláctico de Marvel está en el ojo público más que nunca, y si bien las aventuras del grupo de Peter Quill fueron las elegidas para dar el paso a la pantalla grande, es cierto que no son los únicos héroes encargados de proteger al universo de formidables villanos como Thanos o Annihilus. Richard Rider, un adolescente sin nada en especial de New York, sería el elegido para recibir los poderes de la fuerza Nova de parte de Rhomann Dey, Xandariano y miembro elite de la Nova Corps, convirtiendo al poco suertudo joven en Nova, quien a futuro se convertiría en uno de los héroes más grandes de la galaxia; a pesar de todo, la evolución del personaje fue lenta y poco amable con él, tanto de forma editorial como de caracterización, ya que nunca contó con grandes volúmenes y siempre moviéndose por los grupos más oscuros de la “Casa de las Ideas”.
Pasando por las manos de su creador Marv Wolfman, aún muy alejado de las tramas espaciales, a un más interesante Fabian Nicieza, encargado de expandir el universo de Richard, o a un aclamado pero muy resumido Erik Larsen, Nova no recibiría el respeto, exposición y desarrollo que merecía hasta ser asumido por las talentosas e innovadores historias de Dan Abnett & Andy Lanning (Annihilation: Nova, Nova Vol.4) y Keith Giffen (Annihilation), transformando a un poco confiado adolescente en todo un héroe intergaláctico que se ganó tanto el respeto de amigos como enemigos. Los invito a empezar este viaje a través de las diferentes etapas del cabeza de cubo, para que juntos podamos presenciar una de las mejores evoluciones de un personaje, que aunque tomará muchísimos años y varias faltas de respeto hacía él, se logró convertir en uno de los mayores protectores de todo el universo Marvel. Estimados lectores, Este es el Hombre Llamado Nova.
"El Hombre Llamado Star, Black Nova y Nova"
Si bien el debut de Nova en Marvel se dio en septiembre de 1976, la idea original – o esquemática – de lo que vendría a ser a futuro ya se había producido con anterioridad. El creador del personaje y gran personalidad del mundo de los cómics, Marv Wolfman – quien prácticamente ha escrito casi todos los superhéroes tanto de DC como de Marvel –, comenzó los orígenes de Nova diez años antes, en 1966, donde en el fanzine titulado Super Adventures #3 confeccionó el debut de un personaje llamado “The Star”. El héroe, un médico llamado Dentenn, recibe sus poderes de las pastillas que encuentra en una derribada nave espacial, los que cambian cada cinco minutos. Entre los tantos poderes que se pudo ver en su arsenal, se pudo ser testigo de que podía volar, capacidad de absorber energía, rayos láser, teletransportación, crear multiformas y el poder lanzar rayos congelantes desde sus manos. Además, en la nave encontró un aparato que le permitía seguir creando píldoras cada vez que estas se le fueran agotando. Al poco tiempo, y otorgándole un carácter más espacial a sus aventuras, se nos dio a conocer que tanto las píldoras como el aparato fueron creadas por un malvado alien del planeta Orion 2 llamado Kraken Roo, de quien no veríamos una participación hasta más avanzado los números.
En muy poco tiempo, The Star comenzó a expandir sus propio universo, convirtiéndose en el miembro fundador del grupo de héroes llamados Law Legion. Ya en la revista Super Adventures #6, llamada “Who Can Defeat a God?” ("¿Quién puede derrotar a un Dios?"), Wolfman, aún poco convencido del diseño y rumbo que estaba llevando su creación, contactó a otro contemporáneo suyo para recibir una mano; entra Len Wein, quien no solo le realizó un nuevo diseño, sino que le otorgó el material necesario a Wolfman para que dieran un giro al personaje, cambiándolo completamente a otro defensor del planeta. En la historia recién mencionada, Kraken Roo termina siendo sentenciado a la prisión de Orbitron, la prisión orbitante de Orion 2, pero mientras es transportado a ella, Orbitron es golpeada por un rayo de meteoros, pasando también a llevar al villano y llevándoselo a través del espacio por varios meses. Al final de esta trayectoria, el rayo choca con una corriente cósmica, convirtiendo al incauto Kraken Roo en un poderoso ser llamado The Celestial Man. Con sus nuevos poderes y suponiendo que nada sería capaz de detenerlo ahora, se dispone a viajar a la Tierra para encontrar a cualquiera que tenga su nave y sus píldoras para reclamarlas suyas nuevamente.
Con su llegada a la tierra, Celestial Man logra hallar tanto a Star como a la Law Legion, y comienzan a librar una epopeya en combate. Durante el mismo, uno de los miembros del grupo, llamado Cosmic Ray, comienza a combatir al malhechor con un intercambio de poderes explosivos; quien más pierde en esto es Star, ya que el resultado del encuentro baña al protagonista en energía, lo que resulta en que se separe en dos seres completamente distintos. El líder de la liga, otro personaje llamado The Brain, concluye que ambas entidades no pueden existir al mismo tiempo, por lo que decide, con sus poderes, manipular completamente a uno, a quien le otorga todos los poderes que las píldoras le daban a Star, menos su capacidad de volar. Lamentablemente, la otra mitad de Star termina siendo absorbida por Celestial Man. Para poder cubrir el hecho de que el nuevo ser no puede volar, Brain le entrega un par de “sky skates”, los que le otorgan esta capacidad. Con nuevos poderes, diseño y actitud, nace Black Nova, quien logra desintegrar a Celestial Man usando sus nuevos poderes de absorción de energía. Star había caído en combate, pero ya contaba con un nuevo – y más interesante – reemplazo.
Ya en Super Adventures #9, lanzado en el año 1969, Wolfman había decidido que no había más que hacer con su obra. En su última aventura, Black Nova y la Law Legion se disponían a combatir a un ahora malvado Brain, en su nave espacial, la que también simulaba a una isla. Luego de una dura batalla en que Brain, junto a sus esbirros Bombadier y Slicer, fueron derrotados por Black Nova y sus compañeros en el bien, no tardaron en encontrarse en un nuevo dilema: La nave del villano, sin la dirección de este, se dirigía directamente a la tierra. Black Nova, en un clásico y emotivo momento de superhéroe, se dispuso a controlar la nave hasta que pudieran llegar a una zona segura en que pudieran escapar, a lo que él luego les seguiría con sus sky skates; la verdad era, lamentablemente, que estos estaban dañados, lo que le impidió escapar. La última acción de Black Nova salvó tanto a sus compañeros como a la Tierra, sacrificándose como todo verdadero héroe que se jacta de ello debería, siendo un ejemplo de valor y esperanza paa todos los demás.
Si bien el personaje no reinventó ni aportó mucho a la mitología creciente de héroes en esa época, tuvo cierto éxito entre las masas y gozó de un poco de exposición. A pesar de eso, no fue hasta siete años después, en 1976, y aprovechando su puesto de editor en Marvel, que Marv Wolfman le presentó a John Romita Sr. los antiguos modelos de Nova, lo que resultaría en la pareja dándole una pequeña actualización al diseño pero dándole todo un vuelco en su origen e historia. Años más tarde, en 1999, esta actualización y en conjunto con el contrato con que Wolfman se hallaba en Marvel, lo llevó a perder una demanda por los derechos del personaje, ya que se consideró que aún con las similitudes que pudiera haber entre ambos héroes, Wolfman aceptaba en su contrato que todo lo que creara bajo el sello de la Casa de las Ideas le pertenecía a ellos, cosa que el escritor no pudo probar en contrario, viéndose obligado a ceder su creación a la editorial. A futuro, Wolfman daría entrevistas en donde se muestra aún con resentimiento por la decisión, pero que si tuviera la oportunidad, volvería con gusto a escribir historias para su personaje.
Volviendo al momento en que John Romita Sr. y Wolman le daban los últimos toques al personaje para actualizarlo, el resultado final dio el visto bueno para que pudiera comenzar todo un volumen nuevo para su creación, y junto al dibujante John Buscema dieron vida a la primera saga del personaje, El Hombre Llamado Nova.
THE MAN CALLED NOVA
Guión: Marv Wolfman
Dibujo: John Buscema, Sal Buscema, Frank Giacoia, Carmine Infantino, otros
Entintador: Mike Esposito, Klaus Janson, otros
Colores: Michelle Wolfman, Marie Severin, Glynis Wein, Phil Rache, otros
Nova Vol.1 #01-25
¡Rayos Azules! ¡Él es asombroso!
Era septiembre de 1976, por lo tanto, eran otra época muy distinta en el mundo de los cómics. Si bien no podría decirse que estábamos aún en la Silver Age, la gente aún seguía comprando historietas como un simple método de entretención poco presuntuoso y nada de glamoroso. Historias que reescribirían el género y lo influencierían de una forma que nunca más podría dar vuelta atrás, como Watchmen, The Dark Knight Returns, Sandman o The Authority aún no eran más que posibles bosquejos o ideas en las mentes de sus creadores – e inclusive mucho menos que eso -, por lo que era normal encontrarnos con un material más inocente, donde la sangre no existía y los puñetazos no hacían más que enviar lejos a los héroes para que pudieran reponerse valerosamente y salvar al día ante todo pronóstico, y Nova no iba a ser la diferencia.
Marv Wolfman, un gran fanático de Spider-Man, aprovechó de remodelar por completo el origen de su personaje para convertirlo en un tributo menos extremo de Peter Parker, de lo que incluso se jacta en la leyenda de su primera entrega. La similitud con Peter Parker comienza y termina con el hecho de ser adolescentes (17 años tiene Rider), ser malo en los deportes, abusado por los matones de su colegio y el encontrarse establecidos en Nueva York – Peter se encuentra en Queens, mientras que Richard en Long Island -; ya a diferencia del trepamuros, Richard cuenta con una familia constituida por su padre Charles Rider, su madre Gloria Rider y su privilegiado hermano menor Robert Rider, el resto del panel de personajes también contaba con un interés amoroso correspondido en Ginger Jaye y un grupo de amigos conformado por Bernie Dillon y Roger "Caps (Gorras)" Cooper, además de que sus poderes provienen de fuentes completamente distintas, por lo que la vida de nuestro intergaláctico amigo es mucho más llevadera que la del pobre Peter.
El Centurión Nova Prime, Rhomann Dey, a bordo de su nave, la Nova Prime, está consciente de que le queda muy poco tiempo de vida. Angustiado por la destrucción de su planeta a manos de Zorr, un villano espacial, Rhomann ha viajado incontable tiempo para detenerlo en su viciosa tarea de continuar destruyendo planetas, pero cuando consigue enfrentarlo, no logra vencerlo, quedando herido de muerte en el proceso. En sus últimos momentos, el viajero descubre que Zorr tiene un nuevo objetivo a la vista, el planeta Tierra, a lo que Rhomann toma una desesperada última acción: traspasar todo su Nova Power-Force a un digno sucesor de la Tierra, para que este pueda encargarse del vil destructor. El elegido no resulta ser otro que nuestro bonachón Richard - ¿Por qué? No lo sé, nunca lo explican –, quien como todo buen héroe iniciado, no se sorprende más de lo necesario por sus nuevos poderes obtenidos.
Marv Wolfman, no siendo necesariamente un aventajado a su época, sí se le debe considerar un escritor que le dedica tiempo y cariño a los personajes que escribe, además de ser uno de los mejores en escribir adolescentes en sus tiempos – es cosa de ver que en 1980 se cambiaría a DC para escribir lo que muchos, incluido yo, consideran la mejor época de los Teen Titans jamás escrita -, y aquí también se dedica a darle su pequeña evolución al joven Richard Rider. A pesar de no escaparse de la conformidad que las historietas entregaban en esos tiempos, resguardándose en todos los trucos que funcionaban para ese entonces, como que los villanos se convirtieran en estos por accidentes que en la vida real los mataría, que los combates no dejen ninguna marca o hueso roto en nadie, que cualquier idea podía funcionar si se seguía el esquema correcto o que las situaciones más convenientes se dieran en el momento exacto, Wolfman consigue convertir a Richie en un verdadero deleite con el tiempo.
Richie, a pesar de tener poderes inigualables – los que se verían mucho más expandidos con la maestría de otros escritores, ya que Wolfman no se escaparía mucho más de la temática de poder volar, la superfuerza y la gran durabilidad -, sigue sintiéndose como un perdedor, un bueno para nada, constantemente fallando en atrapar villanos y recibiendo más palizas de las que daba. Pero a pesar de ello, nuestro héroe no se rendía, dando lo mejor de sí a pesar de los resultados, y entendiendo, aún a su joven edad, que los poderes que ha recibido deben ser usados para el bien y no para métodos egoístas. Richard, volviendo a calcar a su inspiración en Spider-Man, estaba dispuesto a soltar golpes con una coletilla graciosa, la que en muchas ocasiones – especialmente BLUE BLAZES (Rayos azules), su frase característica -, son de bajo calibre pero efectivas, dándole un toque de humor necesario y ligero que aporta a la revista. La mayoría de estas historias se desarrollaban en un mismo hilo argumental: villano nuevo aparece, Richard debe combatirlo, falla al comienzo, vuelve a intentarlo y lo consigue - y alguna que otra vez no -; nada nuevo para el mundo comiquero, pero sí una fórmula que funcionaba y dejaba satisfecho.
Lo más curioso de todo este primer volumen es que el desarrollo del personaje en materia intergaláctica es casi nulo, situando principalmente sus aventuras no solamente en la Tierra, sino que limitándose a la misma ciudad de este. La galería de villanos con los que Nova hacía cara iba de lo más variopinto, pero que sufren de mal envejecimiento, tanto en diseño como en sustancia. Sujetos como Condor, Diamondhead, Powerhouse, Corruptor o Megaman (no, no ese Megaman) no eran más que funcionales para unas revistas y luego pasar fácilmente al olvido; pero si uno de ellos se salvaba claramente de este trato es Sphynx, gran némesis de Nova en toda esta corrida, y que contaba con un transfondo y carisma que sobresalía, a veces, incluso sobre el buen Nova. Fuera de los personajes, y más curioso todavía, es que no solo estas historias se alejaban de la temática espacial, si no que variaban tanto en calidad como complejidad. En la mayoría de las entregas, Nova protagonizaba una típica saga enfrentándose a un villano convertido por un experimento fallido o accidente de laboratorio, a otras más caricaturescas donde compartía escena con sus mismos creadores - con cameo de Stan Lee incluido -, quienes le ofrecían su propio cómic en Marvel, a otras sagas mucho más complejas, como la de Megaman, donde Richard Rider combatía al tío de su amigo “Gorras”, quien al haber caído en un pozo mágico, viajaba al futuro para encontrarse en un mundo apocalíptico donde el único ser, un átomo gigante y hembra, se enamoraba de él y lo cuidaba. De verdad uno se sorprende con la imaginación y la poca consistencia de las historias, pero suponiendo la época, podemos decir que todo se vale aún.
Nova tampoco se escapó de otras técnicas muy recurrentes en eso momentos: las visitas de otros héroes en su tebeo o los crossovers entre revistas que comenzaban la historia en una y terminaban en otra. Entre los invitados que aparecieron en las mismas páginas de Nova, se pudo ver desfilar a Thor (Nova #04) o Nick Fury (Nova #15-18), mientras que su primera aparición fuera de su propio tebeo se dio en Daredevil #142, también escrito por Marv Wolfman, donde Richard ayudaba al hombre sin miedo a escapar de una trampa de su eterno enemigo Bullseye. Su primeria historia crossover como tal, se dio entre Nova #12 y Spider-Man #171, esta vez escrito por Len Wein, donde Nova y Spider-Man deben descubrir quién es el asesino del tío de Richard. Otros cameos pequeños se dieron en Thor #271 y The Defenders #62-64, además de una historia completa protagonizada junto a The Thing en Marvel Two-in-One Annual #03, escrito completamente por Wolfman.
El equipo dibujante iba variando con frecuencia, pero la cabecera era normalmente dominada por los hermanos John y Sal Buscema. A pesar de la gran variedad de artistas que se rotaban para este volumen, es muy difícil notar una diferencia en todos ellos, ya que el estilo “cómic” era el dominante en esos tiempos, y pareciera simplemente que todos trataban de imitarse entre sí. Todos ellos tenían el mismo juego de ángulos y viñetas para contar las historias, bien fluidos y con gran desarrollo argumental, permitiendo sentir el peso de cada golpe o la fuerza de las caídas que sufrían los personajes, haciendo especial énfasis en el dinamismo de Nova al momento de agarrar vuelo. Al mismo tiempo, y muy propio también de ese período, los fondos eran prácticamente inexistentes, adornados con una explosión de colores que permitían resaltar los dibujos y colores claros que dominaban normalmente en la revista. Otro truco más bien barato, pero que servía.
A pesar de los grandes esfuerzos de Wolfman, Marvel nunca le dio demasiada exposición al personaje, siendo prematuramente cancelado a sus 25 entregas en el año 1979, solo tres años luego de comenzar a publicarse, una verdadera falta de respeto para el autor, quien vio su último arco - en el que finalmente comenzaba a insertar a Nova en ámbitos intergalácticos - cortado en medio desarrollo, viéndose obligado a terminar el mismo en Fantastic Four #204-214, una saga de grandes proporciones que veía a la primera familia aliarse con Nova - donde además se sembraban las primeras ideas del Nova Corps - y sus New Champions enfrentar a la amenaza Skrull, que comenzaba a ganar algo más de respeto en el Universo Marvel. A pesar de haber conseguido terminar la historia que pensaba en esos números, el final espiritual del primer volumen de Nova se dio en ROM #24 de 1981, situada un año luego de los eventos ocurridos en Fantastic Four #214, y que le daban una conclusión final a Nova, devolviéndolo a la Tierra sin sus poderes y convirtiéndolo nuevamente solo en Richard Rider, un adolescente más maduro y comprometido que el que conociéramos 5 años en el pasado.
Esta medida devolvió al personaje a la oscuridad y lo distancio completamente del interés de las masas, pero no de la mente de los próximos creadores, ya que en 1990, un novato escritor llamado Fabian Nicieza, de nacionalidad argentino, y otro más experimentado llamado Tom DeFalco, tendrían grandes planes para nuestro cabeza de cubo, pero eso es otra historia que se contará después, en una próxima entrega.
¿Qué se puede decir de esta primera colección de Nova? Pues déjenme decirles que a pesar de la irregularidad que ésta entregaba en sus historias, que no le pudieron dar un toque único al bueno de Richard Rider, la intención sí estaba ahí. Marv Wolfman comenzó su superhéroe como un tributo a otros que admiraba y amaba, pero logró encariñarnos con Nova, ese personaje optimista pero honesto con el que te puedes identificar fácilmente. Si bien le puedo criticar que no hurgó más en todo el potencial que tenía y otros autores sí lograron sacarle a Nova, pudo establecer una base rica en posibilidades que permitió que a futuro se pudiera seguir avanzando argumentalmente con él, una tarea que tardará, pero que dará sus frutos al fin y al cabo. ¡Rayos Azules por eso!
Fuente: http://novaprimepage.com