MV52: N°9 - Crisis de Identidad
Reseña: Felipe Aravena
Lugar: 9 (33 puntos, 6 votos, 1 favorito)
Guión: Brad Meltzer
Dibujo: Rags Morales
Identity Crisis #1-7
¿Todavía no has aprendido nada? Piensa en tu propia vida... Todo lo que has hecho para mantener tu secreto a salvo. No usas la máscara sólo por ti. Es por tu esposa... tus padres... incluso por –algún día– tus hijos. Hay animales ahí afuera. Y cuando se trata de la familia, no siempre podemos estar ahí para defenderlos. Pero la máscara sí.
Con estas palabras Green Arrow resume (en palabras de Brad Meltzer) de lo que se trata la serie Identity Crisis (IC). Publicada entre agosto del 2004 y febrero del 2005, IC fue una de las miniseries más exitosas de DC. Meltzer creó un argumento tan malditamente genial que al comprar el número 1, ya todos querían leer el número siguiente... y el siguiente... y el siguiente.
Identity Crisis es uno de mis cómics favoritos, así que probablemente esta reseña sea la más subjetiva que escriba, pero supongo que eso es mejor, si realmente me gusta este cómic puede que los convenza de leerlo con mayor facilidad, que es la idea de estas reseñas. Bueno, al grano... ¿qué pueden esperar de IC?
“Todo aquel que se pone un disfraz le pinta un blanco de tiro en el pecho a su familia”
Esta serie tiene de todo: drama, acción, intriga, suspenso, romance, incluso un poco de comedia... pero la “historia principal” es la historia de un asesinato. Alguien mató a alguien y ese crimen debe resolverse. Probablemente hayan leído o les hayan dicho quién es la víctima o de qué trata la serie (incluso, si tienen peor suerte, puede que les hayan contado quién es el/la/los asesino(s)); pero si no, básicamente: un familiar cercano de un héroe ha sido asesinado y la comunidad superheróica quiere atrapar al loco que lo hizo lo antes posible; además, pese a toda la seguridad que había en la casa de esta persona (tecnología thanagariana, kryptoniana, apokoloptiana, marciana y muchas “ianas”), no dejaron pistas. Pero no es importante a quién mataron, de hecho, ni siquiera es importante quién lo mató, lo importante es lo que pasa en el camino, cómo te llevan a averiguar quién lo hizo.
Lo realmente genial de los 7 números no es descubrir al asesino (o asesina/os), sino toda la intriga, el suspenso y excitación de los números anteriores al último. Lo que hace Meltzer con el guión es mágico... Creo que yo leí la serie en 2 días, no me pude aguantar, quería leerla de a poco, pero no funcionó. Me voló la cabeza... era como una droga.
¿Y por qué puse esa cita (que a todo esto la dice Elongated Man en el número 1) como título? Porque desde que lees eso empieza la acción, sabes que algo malo va a pasar, lo presientes y cuando pasa quieres saber “¿por qué?”.
Crisis de *Identidad*
Un detalle que encontré notable fue que Meltzer agregó unos cuadros de texto con las identidades de los personajes que iban apareciendo en la historia (además de la localización temporo-espacial), pero no sólo las “identidades secretas”, sino cuál es su relación con los otros personajes que los acompañan. Ejemplo: si mostraban a Superman con sus padres, no sólo decía “Clark, Jonathan y Martha Kent”, sino “Padres e hijos”. Y esto puede parecer muy trivial, pero es un detalle importantísimo, porque a lo largo de la serie las identidades mutan. Los acontecimientos cambian las identidades de los personajes y su relación con sus seres cercanos. Este detalle hace que números como el 1 o el 5 sean tan potentes. El tema de la identidad y de la máscara (y el miedo de lo que podría pasar sin esa protección) es el núcleo de Identity Crisis.
Una Liga dentro de la Liga
La historia la van narrando varios personajes, pero los que se “roban” casi todos los diálogos y la atención son algunos de los miembros de la “Liga del Satélite”, con Green Arrow a la cabeza. Todos saben que Superman, Batman y Wonder Woman son los 3 grandes y que casi siempre han estado en la JLA (sin contar al bueno de J’onn J’onzz, siempre presente), pero este grupo ha tenido varias formaciones a lo largo de los años (la Liga de la Justicia Internacional, la Liga de la Justicia Europa, la Liga de la Justicia de América, la Liga de la Justicia de Madagascar... bueno, no, pero se entiende...), una de ellas es la “Liga del Satélite” y algunos de los miembros de esta tienen un secreto que han mantenido oculto por mucho tiempo del resto de los héroes... hasta ahora.
Green Arrow, Black Canary, Hawkman, Atom, Zatanna, Green Lantern (Hal Jordan) y Flash (Barry Allen) hicieron algo hace años, en el satélite, que no le contaron a nadie más. Son una Liga dentro de la Liga, y al revelarse los secretos, la confianza entre los miembros se verá muy deteriorada, llegando a su punto máximo en (la no tan buena) Crisis de Consciencia de Geoff Johns y Allan Heinberg. Uno de los afectados directos por este secreto será Batman, pero no detallaré nada acá, lo único que diré es que por esto la paranoia de Bruce seguirá en aumento hasta Crisis Infinita (también escrita por Johns).
Lo interesante de esto de los secretos, es que uno se empieza a cuestionar si estos “super-héroes” siguen siéndolo, estas decisiones los humanizan, los vuelven menos dioses y los hacen más identificables para nosotros. Al fin y al cabo son humanos (salvo algunas obvias excepciones), pueden tomar buenas y malas decisiones, pueden fallar y tener miedo. IC toca la fibra humana de los super-héroes, su relación con sus padres, esposos, esposas, hijos y amigos.
Es curioso que además de ver a los héroes en esta faceta más humanizada y cercana, vemos también a los villanos. ¿Cómo se relacionan entre ellos?, ¿quiénes son amigos?, ¿cómo trabajan? Yo encontré genial el ambiente relajado que se ve en las reuniones que tienen Merlyn y los otros. Es como cuando sales a tomar con amigos después de asesinar abuelitas ¿quién no lo ha hecho?
Aspectos técnicos
El excelente guión lo realiza el novelista Brad Meltzer, que escribió anteriormente Green Arrow y luego Justice League of America. La tensión la mantiene en cada número, con momentos excelentemente creados como el “¿Quién se beneficia?” de Batman en el número 4 o el diálogo que abre mi reseña. La revelación del asesino puede que no deje a todos satisfechos, pero como dije más arriba el quién no es lo más importante. La historia deja una sensación de “continuará” que DC supo aprovechar en posteriores cómics con mayor o menor éxito.
Las portadas las realizan el fallecido Michael Turner y Peter Steigerwald, para mi gusto, las mejores son la 3ra, la 4ta y la 7ma, pero no es que destaquen mucho de todas formas.
El arte interior está a cargo de un increíble Rags Morales, entintado por Mike Bair y coloreado por Alex Sinclair. Los 3 se mandan momentos dignos de transformarlos en pósters. Se llevan un punto la intensidad y el detalle que ponen en los ojos de los personajes, creo que nunca he visto ojos mejor dibujados, por esto, su versión de Hawkman es mi favorita.
Merecedoras de una mención aparte son las detalladas 2 páginas del funeral en el número 1... ¡Casi todos los personajes de DC están ahí! Además de los típicos: Clark, Diana, Arthur, J’onn, los Flash, los Green Lanterns, los Titans, los halcones, la familia Marvel y los sidekicks de cada héroe, también podemos ver a otros no tan conocidos como Oberon, Big Barda y Mister Miracle, Vixen, Black Condor, Tasmanian Devil, Gypsy, Adam Strange, incluso está Maxwell Lord susurrándole a Booster Gold en el oído (que está al lado de Blue Beetle, obvio) y en un rincón vemos a Jim Gordon. No me acuerdo de haber visto tantos personajes reunidos en sólo 2 páginas. Otra mención aparte: la increíble pelea al inicio del número 3, es memorable... Rags Morales desatado.
De la edición
Yo tengo la edición de Sticker Design, que publicaron en noviembre de 2005; sé que Planeta DeAgostini editó un tomo en tapa dura (y en grapas) y que Unlimited sacó a los kioskos una polémica edición, pero no tengo mucha información respecto a eso, así que sólo hablaré de la versión de SD.
Se publicó en 7 grapas, con un formato un poco más pequeño que el de una grapa normal, de forma mensual. A partir del número 2 se agrega un correo contestado por el editor (Rafael de la Iglesia) y en el último número el correo se reemplaza por un artículo de despedida. La calidad de las grapas es decente, utilizan papel couché opaco. La traducción es en español neutro, con algunos “argentinismos” de vez en cuando (casi imperdonable la traducción de cierto chiste en el número 7), pero nada que moleste mucho (no hay “che” ni “vos”, gracias a Metron). Eso sí, hay algo muy raro... los nombres de los héroes y villanos los colocan en inglés, pero en una nota al pie de página los traducen, nunca lo entendí... En resumen es una buena edición, errores bastante pequeños en relación al producto final.
¡Y eso es todo! Espero no haberlos aburrido mucho, pero le tengo bastante cariño a este cómic, probablemente hubiera escrito unos cuantos párrafos más (¡eso que no tiré ningún spoiler!), pero no creo que sea la idea. Lo importante es que ojalá les haya gustado la reseña y que haya tentado a los que no han leído aún esta increíble miniserie (los que ya la leyeron se pueden repetir el plato). Cualquier duda escríbanla acá abajo en los comentarios e intentaré responderla cuando pueda (también las críticas, puteadas y amenazas de muerte). ¡Disfruten la lectura!