MV52: N°10 – Animal Man de Grant Morrison
Reseña: Oscar Cayul
Lugar: 10 (32 puntos, 4 votos, 2 favoritos)
Guión: Grant Morrison
Dibujo: Chaz Truog
Animal Man es un comic de superhéroes. Animal Man cambió mi modo de entender la creación, y también de la manera en que entendí a Dios. Animal Man es un comic sencillo, es un comic entretenido, tiene acción y números que hacen referencia al universo DC; finalmente, Animal Man es un comic de superhéroes, y ahí radica su genialidad.
Cuando Grant Morrison llegó a esta serie fue un buen momento para el comic británico, con DC Comics cazando talentos después de los buenos resultados con Alan Moore. La idea de DC era rescatar personajes perdidos y darles nuevos toques, y a Morrison se le ocurrió tomar a un perdido personaje genérico, un tipo con poderes animales, que se desmayaba cada vez que quería pedirle matrimonio al amor de su vida. El personaje sacaría unas cuantas apariciones en los setenta y, como varios, se ganó un par de páginas en la Crisis en las Tierras Infinitas (en parte porque salían todos los personajes de la DC). Cuando digo genérico es tal cual, traje feo, poderes simples (los que a un niño se le podría ocurrir si quisiera crear un superhéroe), y origen y motivaciones sencillas.
¿Qué hizo Grant Morrison con este personaje olvidado? Le dio un poco de toque Alan Moore-esco con un pequeño arco en donde Buddy Baker, Animal Man, está casado, con dos hijos y con una pequeña crisis vital de la treintena: su esposa tiene trabajo estable, él tiene añoranzas de triunfar en el medio superheroico y también interés de contactarse más con sus poderes animales. Cosas simpáticas, buenas actualizaciones a una nueva cultura superheroica.
Cuatro números después, bien cerraditos, el autor se queda sin ideas, hasta que surge una y de ahí el resto de los 23 números restantes se arman en virtud de un solo número, que lo invito a que lo lea, son solo 24 páginas: El Evangelio del Coyote. Una historia donde Animal Man es un secundario, donde las cosas suceden a pesar de él, arrojado en medio de una historia mayor. La historia lidia tanto con la violencia animal, como con el sufrimiento existencial digno del Job biblico, y de la creación y la redención, tanto de nuestra vida como de las creaciones literarias. Es el resumen de la historia más grande, es el reflejo de tantos otros evangelios.
A partir de ahí, Animal Man no para, entregando mes a mes un número que se puede leer por sí mismo generalmente, escrito hábilmente con cariño, humor y preocupación. Si siempre has sentido que el vegetarianismo es una pose y amas los asados, de pronto no te sientes tan cómodo con esa idea, te cuestionas y sin embargo no te sientes sermoneado porque Buddy es entusiasta, pero no es perfecto. Sus pequeñas peleas matrimoniales nos muestran que las decisiones de toda la vida son temas familiares, desde no comer carne hasta cómo instalar un transportador de la Liga de la Justicia.
La verdad es que Buddy Baker es un tipo bastante común, en un barrio común y cuya única diferencia es tener superpoderes. Es como si a cualquiera de nosotros nos pusieran en un comic a vivir y luego darnos poderes, y luego hacernos pasar por distintas y cada vez más extrañas situaciones. Podemos entender a Buddy, seguir sus razonamientos y sentir cariño por la ignorancia de los hechos que le acaecen... pero nosotros sabemos un poco más que él. De hecho, vamos viendo, al mismo tiempo que sus desventuras, una serie de otras apariciones curiosas: un ordenador con misteriosos escritos, un físico indio con interés en la teoría de cuerdas, un "cabo suelto" de la primera Crisis, y una extraña historia comic de un niño y un amigo imaginario, un zorro llamado Foxy que manda señales luminosas de una montaña a un niño con una linterna.
A medida que los números avanzan se van cerrando cada una de las aparentes escenas sin sentido, se van explicando cada una de las extrañas desapariciones y líos de continuidad y de pronto nos encontramos con importantes cuestionamientos, y no solo los referidos a los animales, sino a temas un poco más oscuros. ¿Si existe un Dios, por qué nos hace sufrir? ¿Es el universo algo conectado? ¿A dónde vamos cuando morimos, o somos solo seres olvidados de la memoria de la gente, revividos solo cuando alguien tiene una historia que contar? ¿Acaso un mono escribe esto y nada tiene mayor sentido que el azar? ¿He perdido la fe en creer y crear de cuando era un niño hasta ahora que incluso los más nobles superhéroes pierden terreno ante un realismo depresivo y cuestionante?
El comic de superhéroes interroga, te involucra y te hace parte de los sufrimientos de Buddy, y de pronto, de todas esas preguntas empiezan a surgir respuestas. No son respuestas fáciles, aunque de pronto puedo entender más a Buddy Baker, entender lo que es ser un héroe en un mundo cruel porque también entiendo cómo es ser una persona en un mundo cruel, y también entiendo lo que es la misericordia y que el deseo de un final feliz es algo a lo que se puede aspirar, no solo para nuestras creaciones sino también para nuestro mundo, acaso también una cosa siendo creada constantemente.
Animal Man tiene dibujos correctos, y un gran cariño por el universo DC. Se cruzan héroes y villanos de todas partes, de una continuidad y otra, y a todos saluda con cariño. De paso saluda al futuro, saluda al niño que crea mundos y personajes, y nos dice que aún está aquí, esos héroes siguen aquí incluso después de haberlos olvidado. Un comic de superhéroes, pero el más real que he leído, y me alegra verlo como una posibilidad. Cada vez que lo leo comparto las dudas, el dolor y la confusión de Buddy y los suyos, los revivo una y otra vez, porque para ellos es su primera vez, siempre su primera vez; y cada vez que llego al final de ese viaje entiendo todo una vez más, y me emociono, me alegro y me siento feliz por sus personajes. Buddy Baker me importa, Ellen y sus hijos me importan, como nadie me ha importado habitando un papel, y de paso, Morrison me importó de ahí en adelante.
Yo lo leí por primera vez en un cbr en unas horas... lo devoré. Ahora lo leo con cuidado y detención (incluso en un viejo blog lo fui viendo número por número, creo que llegué al #10), porque habla en distintas formas, y ciertamente son de las menos pedantes. Es un Morrison emocional más que cerebral, es la experiencia más que la teoría del universo creado de los comics, es cómo lo sienten ellos y cómo lo sentimos nosotros, y más que en ninguna otra obra que trate de lo mismo (Flex Mentallo o Final Crisis) queda más claro que aquí. Conozco el final, que va más allá del Deux ex Machina, y cada vez se me ponen los ojos llorosos... por ellos, por mí, por quien me está mirando a mí... y me hace feliz saber que... Aquí estoy, no te he olvidado, he vuelto a Ti.