The Sandman y yo - Parte 1: I have a Dream!
Una de las obras más aclamadas del cómic y de la literatura fantástica. La favorita de muchos y poseedora de gran riqueza argumental y gráfica. No existe obra, hasta ahora, que haya sido capaz de explorar el universo a niveles metafísicos, históricos o folklóricos como lo ha hecho Neil Gaiman con The Sandman. Pero ¿cómo nació? ¿De quién es la idea original? ¿Quién es Gaiman y a quién le debe? Espero que lo que van a leer, aclare sus dudas.
Voy a tratar de ser lo menos autorreferencial en el presente escrito, no por un afán de ser objetivo, si no más bien por un tema de diversidad en la escritura. Como intuirán ya, esta es la primera de tres partes donde trataré de mirar la obra de Neil Gaiman de distintas maneras, donde una va a ser en modo de autorreferencia. Así, cada parte será distinta a la anterior y más ameno de leer. Hechas las aclaraciones, prosigamos.
-El Autor
Neil Gaiman nace en Portchester, Inglaterra, un 10 de noviembre de 1960. A pesar de nacer en Portchester, Gaiman y su familia se mudan a Sussex, donde pasó su infancia. De niño, desarrollo un interés en la escritura y la literatura, donde sus gustos eran tan variados, que iban desde libros firmados por G. K. Chesterton, C.S. Lewis o J.R.R. Tolkien, hasta cómic o historietas protagonizadas por héroes con capa. Aquí se marca lo que quizás sea la decisión más acertada en la vida del autor inglés: dedicarse a ser escritor de profesión. Así, abandona estudios y se pone a trabajar colaborando en diversas publicaciones como crítico, articulista o entrevistador. Una de esas entrevistas, con Alan Moore, le cambió la vida: despertó en él su antigua afición por los cómics y empezó a plantearse la posibilidad de escribir historias para este medio, instruido por Alan Moore.
Ahora, saltamos a otro lado del océano, en la Nueva Inglaterra (U.S.A.). A mediados de los ochentas, una nueva forma de escribir cómic se había puesto de moda. Autores como Frank Miller o el mencionado Moore le habían dado madurez a escritos donde personajes en mallas combatían el crimen. Así, tópicos mas adultos se podían hacer incluir en las historias, como la soledad, el existencialismo, las drogas o la sexualidad. De esta nueva forma de escribir había nacido una de las colecciones inspiradoras de Sandman: La Cosa del Pantano (Swamp Thing).
Cuando Alan Moore tomó al personaje, su colección estaba a punto de ser cerrada por bajas ventas, lo que significó un cheque en blanco para el autor (curiosamente, a Frank Miller le había pasado lo mismo con Daredevil). Con esta oportunidad de oro, Moore le da un nuevo giro a la colección. Ese giro adulto que menciono arriba. De aquí, salieron varios conceptos que fueron utilizados por Gaiman, como por ejemplo, la representación del cielo y el infierno o John Constantine, uno de los primeros invitados en Sandman.
Karen Berger, una de las mejores editoras que ha poseído DC Comics y con más visión de futuro que muchos hombres en el medio, vio que en la pluma del barbón ingles había un gran concepto. Concepto que ella planeaba repetir, trayendo a otro escritor ingles, para revitalizar a Sandman. El elegido: Neil Gaiman. Gaiman ya habia trabajado para DC Comics, en la miniserie Orquídea Negra (Black Orchid), donde el Sandman clásico había hecho una aparición esporádica.
Este Sandman era héroe de la escuela de Batman: sin poderes, armado de artilugios imposibles (una mascara de gas y una pistola con gas somnífero) y que ya había tenido un “revival” de la mano del mismo Jack Kirby, pero que no había terminado de cuajar. Gaiman quería hacer algo con el personaje, pero no encontraba la idea correcta para poder desarrollarla, por lo que desechó cualquier concepto conocido, salvo el nombre de la colección.
De esta forma, la aproximación de Gaiman al personaje sería de forma más personal, sin siquiera compartir el plano de existencia entre uno y otro. Con esta idea completamente nueva, se acerca a Karen Berger y, para su sorpresa, le dice que evaluaría la idea. Una semana después, Gaiman recibe una llamada de la misma Berger:
Queremos un nuevo Sandman. Mantén el nombre. Pero el resto es todo tuyo.
Gaiman, alrededor de una idea, desarrolló los 75 números de Sandman. Esa idea, según el autor, sería:
Un hombre joven, pálido y desnudo encerrado en una celda diminuta esperando a que sus captores mueran. Famélico, con largo pelo negro y unos ojos extraños
El aspecto del personaje fue desarrollado por Dave McKean, amigo de Gaiman desde la época de entrevistador, con el cual había trabajado en Casos Violentos y la mencionada Orquídea Negra. Así, McKean dota a Sandman de vestimentas del propio Gaiman (la típica chaqueta o gabardina negra) y algunos kimonos japoneses. Estos bocetos fueron enviados a Berger y de paso McKean recomienda a Sam Kieth para el dibujo de los interiores de la colección. Éste fue el primer miembro de un elenco al que se sumarían Mike Dringenberg en las tintas, Robbie Busch para el coloreado y McKean como portadista. El equipo creativo cambiaría pronto, en el tercer número, donde Kieth se va y es sustituido por Dringenberg. Conforme la colección avanza, otros estuvieron a cargo de los lápices interiores, nombres como Malcolm Jones III, Kelley Jones, Jill Thompson, Marc Hempel, Michael Zulli o Charles Vess interpretaron el concepto que Gaiman había desarrollado.
Al final de la serie, por el año 96, Gaiman logró un interesante acuerdo con DC Comics: el inglés dejaría cerrada la serie y DC se comprometería de no usar ni continuar al personaje principal en ningún otro cómic, siempre y cuando no lo escribiera el mismo Gaiman, claro. El prodigio autor justificaría años después este acuerdo:
¿Podría hacer otros cinco números de Sandman? Por supuesto. ¿Y podría mirarme al espejo felizmente? No. ¿Es la hora de parar porque haya alcanzado el final? Sí, y creo que refiero dejarlo cuando aún estoy enamorado
Seguramente, algo tiene que ver, las diferencias contractuales que había tenido Moore con DC por las regalías de Watchmen, dando como resultado el portazo de Moore al salir de las oficinas de DC y el juramento de nunca más escribir para la editorial.
Pero ¿y de qué trata The Sandman? ¿Quiénes con los personajes? ¿Por qué tanto fanatismo? Eso lo vamos a explorar en la segunda parte, en un onírico viaje hacia el reino de lo místico y la genialidad. Espero que estén ahí, con su boleto en la mano y su maleta bajo el brazo.