MV52: N°25 - Batman: Knightfall
Reseña: Víctor Gutiérrez
Lugar: 25 (16 puntos, 2 votos, 1 favorito)
Guión: Chuck Dixon, Doug Moench, Alan Grant
Dibujo: Jim Aparo, Norm Breyfogle, Graham Nolan, Jim Balent, Bret Blevins, Klaus Janson, Mike Manley
Para poder comprender de manera cabal el peso de esta saga hay que situarse mentalmente en los ’90. Los cómics de superhéroes más exitosos vendían cientos de miles (incluso millones) de copias, impulsados más que nada por un afán de “inversión” por parte de algunos coleccionistas que creían poder enriquecer de la noche a la mañana gastando apenas un par de dólares. Las distintas “familias” de revistas publicaban gran cantidad de títulos mensuales: los X-Men sumaban ocho revistas, Superman cuatro (y una quinta trimestral), y Batman otras tantas. Con tanta revista relacionada en la calle, sólo había dos opciones para los editores: desorden absoluto, o macrosagas involucrando cambios en el status quo y relacionando los distintos personajes involucrados.
La primera de estas grandes sagas fue la ya conocida y popular Death of Superman, publicada en 1992. Muerto el azuloso, a DC le quedaba sólo un prócer del cual disponer: el orejotas. Y dado que matarlo estaba más allá de cualquier posibilidad real (por el momento), la única alternativa viable era sacarlo de circulación por un tiempo.
La idea básica –era que no- venía desde Frank Miller, quien en su majestuoso Dark Knight Returns se mandó a modo de comentario dos aportes significativos a los mitos de Batman: la muerte de Robin, y el detective “quebrado”.
Así las cosas, la idea base ya estaba clara: Bruce Wayne tenía que romperse, salir de circulación un tiempo, dando paso a un nuevo Batman. Para la fanaticada el reemplazo estaba claro: Dick Grayson, el primer Robin, se había entrenado desde su más tierna infancia para llevar algún día el manto del murciélago. Sin embargo, los grandes cerebros de DC tenían otro plan en mente: Jean Paul Valley, un nombre completamente desconocido, presentado a los lectores en la miniserie Sword of Azrael (4 números que se vendieron como pan caliente), sería el llamado a ocupar el manto de Batman llegado el momento.
¿Y quién se llevaría el –discutible- honor de quebrar a Batman? El detective tiene, con ventaja, el mejor panteón de villanos del mundo comiqueril, y varios podrían haberse hecho cargo de la tarea. El Joker y Ra’s Al Ghul fácilmente podrían haber cumplido la misión. Pero el poder de los números 1 pudo más, y se inventó un nuevo villano, Bane, quien debutó en un especial llamado Vengeance of Bane, que sirve de prólogo para KnightFall.
A esas alturas, la incipiente internet y las revistas del medio (principalmente Wizard) estaban llenas de rumores y noticias del evento que se venía. Identificados los actores, tenía que comenzar la obra. Una en 18 partes, que se extendería por cuatro títulos y nueve meses, a cargo del bati-equipo que llevaba las distintas bati-revistas en ese entonces: los guiones corrieron por cuenta de Chuck Dixon, Alan Grant, y Doug Moench (con la inefable mano de Dennis O’Neil, editor en jefe); los lápices fueron de Jim Aparo, Norm Breyfogle, Graham Nolan, Jim Balent, Bret Blevins, Klaus Janson y Mike Manley; y las tintas fueron cortesía de Scott Hanna, Norm Breyfogle, Jim Aparo, Tom Mandrake, Bob Wiaceck, Josef Rubinstein, Dick Giordano, Mike Manley, Bret Blevins, Steve George, Terry Austin y Rick Burchett. Finalmente, las portadas las firmó Kelley Jones, en ese entonces un gran nombre.
Repasemos: el superhéroe más popular se enfrentará a su desafío más grande, en una crónica de una casi-muerte anunciada. Tenemos al villano, al nuevo héroe, a los artistas. Más que por sí misma, esta historia tiene un peso específico por lo que representa. Haciendo una analogía simple: si es un partido de la copa del mundo y estás en el estadio, vas a pasarlo bien más allá de si el partido es bueno o malo. Los goles quizás los recuerdes, pero lo que sentiste ese día no lo olvidarás jamás.
En todo caso, este partido no fue malo. No es la mejor de las historias de Batman, y tiene bastantes fallos, pero dentro de todo, cumplió. Y ha soportado bien el paso del tiempo. Y aportó nuevos personajes a los mitos de Batman (incluso uno que apareció en el cine... dos veces).
El guión es básico: en la primera parte, Broken Bat, Bane odia a Batman. Lo odia... porque es malo. Y punto. Y se mentaliza para destruirlo. Bane llega a Gotham City, evalúa en terreno a Batman, y comienza a desgastarlo con una historia sacada del Batman Vol.1 #400: liberando a todos y cada uno de los internos de Arkham, y dándoles armas. Durante cinco meses (diez revistas), el encapotado fue persiguiendo y recapturando uno por uno a sus enemigos, pero desgastándose irreversiblemente en el proceso. Hasta llegar al final de su camino, en el número #497 de Batman, en que se produce la “batalla” entre Bane y Batman, con la inevitable victoria del primero y la aún más inevitable fractura de columna vertebral (!) del segundo.
En la segunda parte, Who Rules The Night, ante la incapacidad de Bruce Wayne, la superioridad y ferocidad de Bane, y la necesidad de que Gotham City mantenga de turno a su protector, al pobre de Bruce no le queda otra que cederle sus zapatos a Jean Paul Valley. Ahora bien: como el fondo de todo esto es el marketing, la venta de revistas, juguetes y similares, el nuevo titular del puesto comienza a introducir cambios en el atuendo del detective. Primero aparecen unos guantes/garras, y luego un nuevo traje/armadura potenciado, que permiten que al final de ocho números se produzca la esperada revancha con el triunfo absoluto de Batman y la derrota inapelable de Bane.
Esta historia, en todo caso, se extendería más allá con KnightQuest, con dos arcos paralelos. En The Crusade (26 números), Jean Paul Valley se convertiría cada vez más en un Batman oscuro y demente; mientras que en The Search (9 números) Bruce Wayne buscaría la sanación de su espalda. Sanado Bruce, demente Jean Paul, la ciudad no podía tener dos Batman, por lo que todo se resolvió en KnightsEnd (13 números), volviendo todo a fojas cero. A modo de epílogo, y habiendo quedado demostrado que Batman existe más allá de Bruce Wayne, Dick Grayson reemplazó a su tutor por 13 números en la saga Prodigal.
La pregunta del millón es: ¿era necesario esto? Probablemente no... pero por otro lado, la idea de los cómics, como medio, es el poder contar historias entretenidas. Esta, la historia de la caída de Batman, es una historia que se podía contar solamente una vez (tal como la muerte de Superman), y como tal, cumple. No es el mejor cómic de Batman en absoluto. No entra, tampoco, dentro de sus mejores diez historias. Pero es parte del canon pre-New52, y es una saga que todo aquél que se considere seguidor del orejotas tiene que leer al menos una vez.
A nivel de crítica, el guión tiene algunos agujeros, y el arte es demasiado disparejo (cosa que no sorprende dada la cantidad de personas envueltas). Y, ya lo dije, no es una “gran” historia. Sin embargo, es una buena historia, con momentos emotivos, y de la cual -casi dos décadas después- se tomaron elementos para cerrar la última trilogía cinematográfica de Batman (claro que el Bane de Dark Knight Rises era un chiste al lado del Bane de los cómics).
En resumen, y para cerrar: léala al menos una vez. No deje que se la cuenten. Experiméntela usted mismo. Y opine. Adelante estudios.