MV52: N°12 - Sandman: Estación de Nieblas
Reseña: Felinardo
Lugar: 12 (30 puntos, 4 votos, 1 favorito)
Guión: Neil Gaiman
Dibujo: Kelley Jones, Mike Dringenberg, Malcom Jones III, Matt Wagner, George Pratt y P. Craig Russel
The Sandman #21-28
Desde Octubre del año pasado The Sandman ha vuelto estar en boca de todos, el lanzamiento de una nueva miniserie de Neil Gaiman dibujada por J.H. Williams III ha revivido la nostalgia noventera en muchos de nosotros, especialmente en este momento aciago con DC Comics hundida en Batman y escándalos editoriales. Overture parece ser una luz de esperanza para los viudos de la vieja Vertigo de Karen Berger, pues incluso la dirección actual -con series interesantes, no lo neguemos- no ha sido capaz de hacerle frente a esa Image arrasadora que le quitó el título de ser LA editorial de cómics para adultos.
Por supuesto, las preguntas más recurrentes hoy vienen de nuevos lectores quienes sienten demasiado inabarcable el universo de los Endless ("¿puedo leer esta mini sin conocer Sandman?"; "¿Cómo me introduzco?"; "¿Qué edición es buena?"). No los culpo, de hecho el actual equipo creativo es de otro mundo, pero pese a su excelencia Overture está muy lejos de ser una precuela amigable para esta década. No obstante, si tuviera que recomendar una novela gráfica ideal para adentrarse no solo en esta saga sino en toda la literatura Gaimaniana, definitivamente esa sería Season of Mists (traducida al español como Estación de Nieblas).
Season of Mists es el cuarto tomo recopilatorio de la saga, fue publicado entre 1990 y 1991 contando con Mike Dringenberg y Kelley Jones como dibujantes principales. En esta obra no solo hay frescura, sino también liberación y una trama que logra presentar de forma desatada el dominio total del género fantástico que posee Neil Gaiman hasta hoy. Pero, ¿por qué este volumen sería más introductorio para los fans? Simple descarte. Cada arco de esta saga es excelente, sin embargo, los primeros tres tomos no nos presentan el mythos gaimaniano en su totalidad.
Permítanme explicarme: Preludes and Nocturnes fue un excelente inicio, pero aún estaba muy atado al universo DC Clásico (incluso la Liga de la Justicia aparece nombrada una vez); The Doll's House tiene un magnífico contenido de terror, pero no termina de presentar el mythos de los Endless. Asímismo, Dream Country es un excelente conjunto de relatos breves pero nos introduce al tono y no a la historia de Dream propiamente tal. Season of Mist en cambio posee un carácter epopéyico, bildungsroman, romance, duelo mitológico/teológico/ético, terror e incluso literatura infantil. Pronto me extenderé en las razones, pero todos estos géneros explorados con fuerza en la posterior prosa novelesca de Gaiman me hacen pensar en este episodio como un minuto clave en su desarrollo como escritor.
La trama principal girará en torno a un complicado Dream, señor de los sueños, quien tras una desagradable cena familiar partió a los infiernos a enfrentarse con el mismísimo Diablo en busca de "algo" que permanecía en su poder. Suponiendo su muerte a manos del ángel caído debido a una ofensa previa, el protagonista parte armado para la batalla sólo para encontrarse el peor escenario posible: Lucifer ha renunciado, dejándole a él las llaves del Inframundo para que haga como desee. El peso de esta decisión comienza a acrecentarse cuando dioses de mitologías antiguas aparezcan en la puerta de su reino para exigirle el terreno abandonado, pues las creencias modernas los han dejado a ellos mismos sin un lugar donde habitar. Ponderar quién merece el Tártaro parece difícil, en especial si su clausura también traerá consecuencias.
Todo esto está narrado de forma excelente, Neil Gaiman y los dibujantes se esmeraron increíblemente en entregarnos una visión intimidante y cercana a cada mitología representada. Por lo demás, el acierto general de Sandman es crear su propio pathos e incluirlo herméticamente en la consciencia histórica y mítica universal. Dream, Death y sus hermanos no se perciben como nuevos dioses, sino fuerzas imperantes del universo que siempre han estado ahí sirviendo mientras se baten en conflictos propios. Aquí se presenta también el principal topos literario del autor: ¿qué ocurre con los mitos cuando sus creyentes han dejado de tener fe en ellos? Neil Gaiman es críticamente melancólico en su respuesta: el pensamiento moderno hiere la fantasía convirtiéndola en algo marginal, debilitando a sus regentes y transformándolos en seres huérfanos de los reinos que sus propios creadores les habían entregado.
Este conflicto sería rescatado diez años después por el autor en su libro American Gods, donde dioses errantes se camuflan en el norte de América entre los inmigrantes que los trajeron a una tierra con religiones tecnológicas y económicas. El intersticio fantástico y el hombre común perdido repentinamente en el mundo maravilloso son dos temas aquí tratados que también podemos reconocer en obras futuras, tales como The Sandman: A Game of You (1993) o en la novela/radioteatro Neverwhere (1996). Asimismo, los dos muchachos perdidos en un colegio lleno de fantasmas nos remiten a la preocupación que Gaiman ha sentido siempre por la literatura infantil, además de esbozarnos cómo trabajaría actualmente ese estilo en obras como Coraline (2002), The Graveyard Book (2008) y The Ocean at the End of the Lane (2013). Basta saber que incluso parte del episodio Doctor Who: Nightmare in Silver (2013) estuvo también escrito en aquel formato de cuento.
Esto no implica que Season of Mist sea el máximo exponente de la literatura universal, pero visto en retrospectiva nos ayuda a entender cómo ha pensado Gaiman su prosa en los años posteriores a la publicación original de este arco (además, The Sandman ha de ser visto siempre como un todo, nunca en forma fragmentaria). Aquí, más que nunca, alguno de sus personajes y características más propias parecen definidas y no solo esbozadas como en sus trabajos heroicos previos. Por ejemplo, Death es aquí un poco más que la muerte sensible, también el molde de la mujer fuerte y guía a través de lo fantástico que tendrían personajes actuales como Lettie Hempstock, Idris o Mrs. Door (esta última en una visión más cruel y vengativa, por supuesto).
Debo hacer notar que esta es solo una de las tantas interpretaciones que ofrece esta obra, pero muchas más posibilidades radican en torno a cómo concebimos hoy nuestros mitos (la decisión final de Dream sobre el dueño del infierno puede ser fatal para un creyente). La dejo ampliamente recomendada para nuevos lectores que no sienta deseos de leer diez tomos completos antes de siquiera comenzar con las únicas dos revistas publicadas de Overture, pero no olviden darle un ojo a lo demás pues ninguna historia de Gaiman es tiempo perdido. Al final todos sus trabajos se interconectan literal o metafóricamente.