MV52: N°28 - Daytripper
Reseña: Eduardo Alvarez Zapata
Lugar: 28 (14 puntos, 3 votos, 1 favorito)
Guión: Gabriel Bá
Dibujo: Fábio Moon
Daytripper #01-10
Continuando con nuestro ranking de los que para nosotros son algunos de los mejores cómics que pueden encontrarse por ahí, nos acercamos a la medianía de la tabla de posiciones. Esta vez corresponde hablar de Daytripper, una obra poco conocida, pero que sin duda merece toda la atención del mundo.
Nacido en las entrañas del sello Vertigo de DC Comics, es un título algo atípico para el tono onírico y fantástico de dicha línea, aunque está plagado de la otra magia, esa que es real y que vive a nuestro alrededor con solo abrir los ojos. Cuando se les pregunta a los autores de qué trata esta obra su respuesta es “de la vida misma”. Y la verdad, la descripción no puede ser más acertada.
Emocionante, cautivadora, emotiva y un largo etcétera, Daytripper es una maravillosa obra escrita y dibujada por Gabriel Bá y Fábio Moon, artistas brasileños de talento innegable, que han desembarcado de forma no muy abundante en el cómic estadounidense, pero que sí tienen a su haber obras exitosas en ventas y/o críticas, como The Umbrella Academy en el caso de Bá o Casanova, donde los hermanos se encargan de ilustrar los guiones de Matt Fraction. También han publicado un par de antologías a través de la editorial Dark Horse, así como algunas colaboraciones para el universo de Hellboy. Aunque no está claramente explicitado en los créditos, el guión fue trabajado por ambos autores, mientras que Moon fue el encargado principal del arte, excepto en las portadas y el #9, dibujado por Bá.
Esta obra fue publicada en Estados Unidos en forma de serie limitada de 10 números, entre febrero y noviembre de 2010. La edición en español corrió a cargo de Planeta De Agostini, en un lujoso tomo encuadernado en cartoné que incluye la serie completa. Ambientada en Brasil, su argumento gira alrededor de la vida de Brás de Oliva Domingos, un escritor en ciernes que ocupa su tiempo redactando notas necrológicas para un periódico, y que vive a la sombra de su padre, un novelista reputado y superventas. El hilo narrativo está estructurado en base a episodios autoconclusivos que relatan diferentes momentos en la vida del protagonista, desde su adolescencia a su adultez, y su relación con la familia, amigos y entorno. El curioso final de cada número, y el desorden cronológico en que están dispuestas las historias, es toda una declaración de intenciones de los autores, con la que plasman uno de los mensajes que quieren entregar con la obra: la vida está hecha de momentos, cada uno cuenta para la suma final, y se pueden atesorar por separado.
En el apartado de guiones, hay que puntualizar que logran una lectura ágil y liviana, pero muy significativa y emocionante sin necesidad de demasiada parafernalia farragosa ni densa. Te engancha de principio a fin, y logra transmitir el cúmulo de sensaciones que se supone siente el protagonista. Alegría, pena, angustia y esperanza son los ingredientes de este plato, que aunque es muy recomendable consumir a ritmo lento, al menos en la primera lectura te atrapa de la primera hasta la última página, y leerlo de un tirón se vuelve una necesidad.
Con respecto al factor gráfico, solo una palabra: perfecto. El dibujo es de trazo limpio pero potente y detallista, y la paleta de colores cálida se presta muy bien para la conexión emocional entre la obra y el lector. La ambientación es, por supuesto, en diferentes locaciones de Brasil, por lo que la obra se hace más cercana al devenir habitual nuestro. Una sencilla calle de barrio o el campo donde juega Brás cuando niño son lugares perfectamente reconocibles por nosotros, lo que beneficia el flujo de sensaciones.
Cada viñeta está diseñada al milímetro, y todos sus elementos, desde la expresión de los rostros hasta los artículos decorativos, juegan un papel fundamental en la transmisión de emociones y nos transportan a diferentes lugares y situaciones. Bá y Moon manejan muy bien los ritmos narrativos, y en varios pasajes los diálogos y cuadros de texto son inexistentes, y el mensaje solo nos llega a través de las imágenes que, a riesgo de sonar redundante, destilan belleza y elegancia. Sobresaliente es el trabajo del colorista Dave Stewart, siempre con el tono ideal a la hora de plasmar la emoción de turno. Soledad, calidez, frío o alegría, todo está ahí al pasar las páginas.
Es necesario mencionar que esta obra tienes 3 prestigiosos premios a su haber, todos ellos conseguidos el año 2011: Premio Eisner a la Mejor Serie Limtada, Premio Harvey al Mejor Número Único o Historia Autoconclusiva y Premio Eagle al Cómic Nuevo Favorito del Público. En resumen, estamos frente a una joya que debiese estar en la estantería de cualquier aficionado al cómic y la lectura y, en definitiva, al arte. Un ensamble perfecto entre guión, dibujo y color.
Un cúmulo de emociones hecho cómic, que a pesar de su aire tristón y melancólico, deja un mensaje esperanzador: la vida es bella, y la maravilla está a la vuelta la esquina... o de la página.