MV52: N°43 - Deadman
Reseña: Nicolás Tapia
Lugar: 41 (empate con 10 puntos y dos votos)
Guión: Paul Jenkins
Dibujo: Bernard Chang
DC Universe Presents #01-05
DC Universe Presents ya se nos fue de las estanterías y de los sitios de descarga, cancelado en el #19; pero se lanzó al mundo con bombos y platillos, así que aún no deja nuestros corazones (o el mío por lo menos). Partiendo en la aún cuestionada iniciativa The New 52, su primer arco nos deslumbró con una nueva visión de la historia de origen del fantasma sarcástico favorito de los niños: Boston Brand; a.k.a. Deadman, a cargo de Paul Jenkins y Bernard Chang.
Paul Jenkins no es ningún extraño a reinventar personajes, en Marvel se ganó la América con eso; y no hay que mirar más allá de su Wolverine: Origin. Tampoco es un extraño a personajes con motivaciones distintas al medio de los superhéroes, ni si quiera es un extraño a lo sobrenatural (¿aló, Sentry? ¿Constantine?).
En el apartado gráfico, Bernard Chang se sacude todo lo 90’s que había sido su trabajo anterior y entrega líneas más simples y cuidadas, y no tanto achurado. El colorista, un tal Blond, más resta que suma, se ve muy digital y plástico, pero no al extremo de ser una molestia. Ryan Sook en las portadas se luce como siempre (mención especial al #2, una belleza).
En cuanto a la historia, es un retelling de los orígenes muy en la línea de los títulos Tierra Uno, acercando los cómics a una nueva generación de una manera muy respetuosa al original, pero con voz propia. Una vez más vemos a Boston contándonos cómo se convirtió en el salta-cuerpos que todos conocemos, pero esta vez a un ritmo más rápido. Continúan los trapecios, y el disparo desde el público y la caída que comenzó todo; pero lejos se van las escenas del funeral, los largos diálogos de sus compañeros de circo que plasmó Carmine Infantino. En reemplazo tenemos una conversación con Rama, escenas de las vidas que ha vivido en su camino de redención, una conversación con una antigua compañera de circo para explicar más su pasado y nos fuimos en su misión. El McGuffin ya no es quién fue su asesino, si no por qué Rama lo eligió, ¿por qué él entre todos?
La acción lo lleva al bajo mundo sobrenatural, a conversar con el primer ángel que rechazó el cielo, a desafiar dioses, y a cranear planes de destrucción pública para poder encontrar alguna respuesta que sea. Y todo controlando el cuerpo de un soldado que perdió sus piernas en Irak.
Si bien no es la historia típica de Deadman, y por el camino puede parecer pretenciosa, en una lectura detallada sus cualidades saltan a la luz, los diálogos son cuidados, la historia fluye bien en su propio ritmo, se apura o frena cuando lo necesita y no a tontas y locas (te estoy mirando a ti, Geoff Johns). En un panorama que no pinta bien para DC, esta historia brilla con mérito propio; es una buena experiencia para un personaje que no recibe todo lo que merece.