MV52: Nº44 - El Eternauta
Reseña: Felipe Aravena
Lugar: 44 (9 puntos, 3 votos)
Guión: Héctor Germán Oesterheld
Dibujo: Francisco Solano López
Revista Hora Cero, suplemento semanal, 1957–1959
Nada más exacto que aquella comparación. Éramos Robinsones en nuestra propia casa. Sólo que el mar que nos rodeaba era un mar de muerte. Y que el auxilio con que Favalli contaba no llegaría jamás…
El Eternauta es considerado por muchos como la más grande historieta argentina y una de las mejores de América Latina. En sus más de 300 páginas, narra la aventura de Juan Salvo, un hombre común y corriente que vive en un modesto chalet del barrio Vicente López, en Buenos Aires, junto a su esposa Elena y su hija Martita. Aficionado al aeromodelismo, vive de su pequeña fábrica de transformadores, y tiene en su casa una buhardilla diseñada para satisfacer todos los hobbies de él y de sus amigos: Favalli, un culto profesor de física de la facultad, interesado por la electrónica; Lucas Herbert, empleado de banco aficionado a la radioactividad; y Polsky, un jubilado que ocupa la buhardilla para construir violines.
El cómic empieza con la súbita aparición de Juan Salvo en el cuarto de trabajo de un sorprendido guionista de historietas (una especie de Oesterheld), Salvo se presenta ante este como El Eternauta, un navegante del tiempo, un “viajero de la eternidad”, le pide alojo para descansar un momento de su viaje y - mientras tanto - contarle su historia.
Así comienza, con un enorme racconto, una de las mejores historias de ciencia ficción que he leído. Oesterheld escribe un guión sólido, atrapante y angustiante, con un lenguaje neutral y simple, con bastante texto, pero sin descripciones tediosas y fácil de leer. H.G.O. define muy bien a sus personajes y el entorno en que se desarrollan, hace sentir a uno como si estuviera caminando por las calles y los lugares que se mencionan en la historia (el barrio en el que vive Salvo y su familia, el Estadio de River Plate, el centro de Buenos Aires, etc.). El trazo de Solano López se adecua perfectamente al cómic, con un dibujo bastante realista, que se desempeña muy bien en escenas bélicas, cotidianas y en ambientes con elementos de ciencia ficción. Logra expresiones convincentes y escenarios creíbles, que lo transportan a uno justo donde se desenvuelve el relato.
La epopeya de Juan Salvo y de sus amigos es una historia de lucha, de coraje y de ingenio, con un peligro constante y en aumento. Al principio, es una especie de homenaje a Robinson Crusoe, y luego, ya con voz propia, se transforma en algo más grande. Es una historieta realizada hace más de 50 años, pero con un mensaje que puede adecuarse perfectamente a nuestros tiempos; como dice uno de los personajes casi al final del cómic: “¿Qué importa la destrucción de todo un planeta, el aniquilamiento de toda una especie inteligente? Lo que importa es la supervivencia del espíritu...”
El Eternauta fue publicado en la revista Hora Cero Semanal de la Editorial Frontera, entre 1957 y 1959. En 1969 Oesterheld escribe, con Alberto Breccia en la parte gráfica, otra versión de El Eternauta para la revista Gente, versión que en los últimos capítulos tuvo que ser resumida, porque fue cancelada antes de su finalización. Años después, en 1976 -a raíz de la reedición de El Eternauta original por Ediciones Record en el 75-, se publica El Eternauta II, nuevamente con dibujos de Solano López y guión de Oesterheld, con un contenido político mucho menos camuflado y más directo que la primera parte.
La edición que yo leí, y que recomiendo totalmente, fue publicada por Doedytores en abril de 2012, conserva el formato apaisado original y – como es una edición especial para estudiantes – en la última página trae unas actividades para desarrollar con alumnos.
Para terminar, recomiendo 100% esta historieta, van a pasar un muy buen rato y probablemente no dejarán de leer hasta que la terminen. Los que ya la leyeron, háganlo de nuevo, se pierde un poco la sorpresa de la primera lectura, pero se mantiene la tensión y entretención... No olviden salir con su traje hermético y bien armados, la nevada no es ni lo peor allá afuera.